Un
niño en Colombia debe esperar en promedio 330 años para salir de la pobreza.
"Los pies descalzos de Nigua, de 9 años, lo llevan a
toda velocidad por las tambaleantes tablas de madera del San Vicente, uno de los barrios más pobres de
la ciudad capital más pobre de Colombia: Quibdó. Dos metros abajo está el
agua del río Atrato, que en la noche se creció. Las tablas, sostenidas por pilotes, son lo único que se
conserva medio seco después de horas y horas de lluvia".
Así comienza un texto del periodista Yeison Gualdrón que
retrata la vida de los colombianos que apenas tienen para comer.
Lo que seguramente Nigua no sabe es que si no pasa algo extraordinario
tendrá que esperar 330 años para salir de la pobreza, el equivalente a 11
generaciones, según un informe de la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económico (OCDE).
El estudio, que se extendió por cuatro años e incluyó a
más de 20 países en distintas partes del mundo, señala que la movilidad social se estancó y la
desigualdad aumentó en la última década.
Entre sus conclusiones, el informe establece que para
salir de la pobreza un
niño tendrá que esperar 2 generaciones en Dinamarca, 3 en Finlandia y 5 en
Estados Unidos.
En América Latina, deberá esperar 6 generaciones en Chile
y 9 en Argentina. En
Brasil serán 9 y 11 en Colombia. "Esto es decepcionante ",
dice la directora general de la OCDE.
"El
problema es que ha habido un crecimiento excepcional de la riqueza, pero
vemos al mismo tiempo cómo
hay familias que siguen atrapadas en la pobreza o en trabajos informales
de mala calidad".
"El
país más desigual de América Latina"
Según Ramos, Colombia es el país más desigual de América Latina por su alta
concentración de ingresos. Y no se trata de la medición que
habitualmente se hace utilizando el Coeficiente de Gini.
En el estudio de la OCDE "¿Un elevador social
descompuesto? Cómo
promover la movilidad social", los investigadores analizaron el
ingreso de los hogares del 40% de la población con menos recursos económicos y
del 10% más rico.
Fue
ahí cuando observaron las brechas en la distribución del ingreso, pero les
llamó especialmente la atención las diferencias regionales del país y la
baja calidad en el acceso a trabajos de buena calidad.
¿Qué
países de América Latina se volvieron más ricos y pobres en 2017?
Una gran parte de la población se mueve en el mundo del
empleo informal, sin posibilidades reales de progresión.
"No
tienen cobertura médica, ni pensiones, ni servicios básicos. Entonces
las dificultades se reproducen porque el impacto redistributivo del sistema de
impuestos y de la seguridad social no le llega a los más pobres".
Salir
y volver a caer
En varios países de la región hay familias que logran
salir de la pobreza, pero que en un pestañear de ojos vuelven a caer, algo que algunos analistas suelen llamar
como una clase media vulnerable que regresa a su situación original ante
cualquier imprevisto.
Basta
con que un miembro de la familia se enferme, por ejemplo, para que el círculo
vuelva a repetirse. Es que así como se hereda la riqueza, también se hereda la
pobreza.
En Chile hay mayor movilidad social que en otros países
latinoamericanos.
Varios gobiernos han realizado transferencias monetarias para reducir la
pobreza, pero ese tipo de políticas no cambian el problema de fondo de
la desigualdad.
Y en el caso de Colombia, la situación es más aguda. Además, el país tiene
resultados deficientes en las pruebas internacionales que miden la calidad de la educación, un factor
esencial para la movilidad social.
"En Colombia apenas hay un 11% de estudiantes
resilientes, que son
aquellos que obtienen calificaciones más altas de lo que podría predecir su
estatus socioeconómico".
"En Chile hay menos trabajo informal"
Chile tiene más movilidad social, pero es muy volátil.
"Tiene un nivel de empleo informal más bajo que
Colombia, Brasil o México", comenta. "Aparentemente el impacto del
gasto público ha sido mucho más importante en Chile que en otros países".
El
30% de las familias más pobres de ese país ha tenido la posibilidad de moverse
hacia arriba, pero en paralelo, cerca de la mitad de los que mejoran vuelve a
su condición previa, lo que genera una alta volatilidad.
El
otro factor es el crecimiento económico , que en Chile se ha mantenido
estable y ha permitido reducir la brecha, además de los efectos de programas
sociales y beneficios para que las empresas puedan invertir en la educación de
los trabajadores.
"Aunque todos sabemos el gran esfuerzo que tienen
que hacer los padres en Chile para que sus hijos estén en las mejores escuelas
privadas. Es un gran
esfuerzo familiar", dice la investigadora.
Movilidad estancada
En este contexto, Ramos plantea que el papel del Estado es nivelar
las desventajas que se producen en el mercado, pero su análisis arroja
que en países como México y Colombia, las políticas no han sido exitosas en este terreno.
Por el contrario, varios países de la región no han terminado de construir
sus sistemas de protección social y se han enfocado más bien en paliar
los efectos de la pobreza.
América Latina la movilidad social se estancó, dice la
OCDE.
Tanto
esta investigación como otras, insisten en la necesidad de asignar recursos a
la educación preescolar .
Lo que se ha visto con el paso de los años es que ha
aumentado la cobertura educacional, pero la calidad sigue pendiente.
México
y Brasil , por ejemplo, han mejorado sus resultados en Matemáticas y Lenguaje,
pero aún siguen muy por debajo del lugar que deberían tener al considerar el
ingreso per cápita.
"La
educación de baja calidad genera empleos de mala calidad y así se
reproduce el ciclo de desventajas", dice Ramos.
Desventajas que persiguen a la región desde hace décadas
y que en algunos casos se niegan a desaparecer.