Con
115.85 metros de altura, Hyperion es el árbol más alto del mundo del que se
tiene registro; sin embargo, su ubicación exacta sigue siendo un secreto para
evitar que sufra algún daño.
El hogar del árbol más grande del mundo es un secreto sólo al alcance de
unos cuantos biólogos y guardabosques que conocen el camino exacto para
llegar a él.
A
diferencia del General Sherman, una secuoya gigante de 83.8 metros de altura y
2 mil toneladas de peso que funge como la principal atracción del Parque
Nacional de las Secuoyas, el paradero de Hyperion es más bien discreto.
El
gigante de 115.85 metros de altura no tiene una ficha informativa a sus
pies, ni siquiera letreros y señalizaciones que lo hagan fácilmente
identificable.
Tampoco
existe sendero alguno para llegar a su tronco, de unos 5 metros de
diámetro, en los 540
kilómetros del complejo del Parque Nacional Redwood, ubicado 500 kilómetros al
norte de San Francisco.
Hyperion
es una secuoya roja (Sequoia sempervirens), la conífera más grande del
mundo que se distribuye naturalmente en una franja de aproximadamente 724
kilómetros que va del sur de Oregon a California, en la costa oeste de los
Estados Unidos. Fue
descubierto en 2006 y después de un par de mediciones, le arrebató el título a
Stratosphere Giant –un ejemplar de la misma especie que se levanta a una altura
de 113.11 metros– como el árbol más alto del planeta por casi tres
metros.
Tiene
una edad aproximada de 600 años, más de 2 millones de hojas y gracias a
las condiciones del Parque
Nacional Redwood y la intensa competencia con otros ejemplares, su tamaño casi triplica al Ángel
de la Independencia de la Ciudad de México.
La
monumentalidad de Hyperion es tal, que la perspectiva humana es insuficiente
para caer en cuenta de su colosal tamaño: el espeso bosque se torna
oscuro conforme las secuoyas alcanzan decenas de metros de altura, de modo que resulta imposible
dimensionarlos a simple vista.
A pesar de su tamaño, Hyperion no está solo: cerca de él se levantan Helios e
Hicarus, otro par de secuoyas rojas que alcanzan 114 y 113 metros,
respectivamente, además de otros cientos de árboles que rozan el centenar de
metros de altura, de modo que el ser vivo más alto del planeta garantiza su protección camuflado entre la
niebla y una multitud de su especie.
Uno de los descubrimientos más recientes sobre las
secuoyas es su
extraordinaria capacidad de crecimiento. Aún con seis siglos a cuestas,
Hyperion y los demás árboles de su especie siguen creciendo durante la vejez, acumulando más
madera año con año que engrosa su tronco y fortalece sus ramas.
Y aunque existen decenas de guías que anuncian sus
servicios para conocer personalmente a Hyperion y algunas ubicaciones
establecidas en Google Maps, lo
cierto es que pasar de largo frente al árbol más alto del mundo es la mejor
forma de preservar a los gigantes casi milenarios que habitan el Parque
Nacional Redwood.
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