Según
un nuevo estudio los fosfatos que dan energía a las células vivas se formaron
en nubes moleculares del espacio interestelar.
Todos los seres vivos que conocemos están hechos de
células, y esas células
necesitan energía para replicarse.
Sin células y energía, los organismos no serían capaces
de reproducirse y, sencillamente, no existirían.
Para que todo funcione hacen falta elementos como los
fosfatos de cuyos orígenes, sin embargo, sabemos aún muy poco.
Investigadores de la Universidad de Hawái y de Francia y
Taiwán, han conseguido recopilar nuevas y convincentes evidencias.
Muestran
que los fosfatos llegaron del espacio exterior en los primeros mil millones de
años de existencia en cometas o meteoritos.
Se incorporaron en forma de biomoléculas, a las células
de todos los seres vivos que pueblan nuestro planeta.
Son
los principales constituyentes de los cromosomas, los portadores de
información genética en los que se encuentra el ADN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios aqui: