La fuerte advertencia de un experto en
química ambiental: “la covid-19 también se puede
transmitir a través de los sistemas de ventilación
”José
Luis Jiménez es profesor de Química, miembro del Instituto Cooperativo de
Investigación en Ciencias Ambientales de la Universidad de Colorado-Boulder en
los Estados Unidos y especialista
en contaminación del aire. Por qué sostiene que “estar al aire libre es 20 veces más seguro que
estar en el interior”
La COVID-19 se transmite a través de
aerosoles según un
prestigioso profesor de química experto en Ciencias Ambientales, quien advirtió sobre la
permanencia en espacios cerrados con sistemas de ventilación sin los adecuados
filtros
Meses después
de aparecer en el escenario global, el nuevo coronavirus COVID-19 todavía se está propagando sin control en
todo el planeta.
En
este sentido y desde los Estados Unidos, el prestigioso profesor de Química José
Luis Jiménez, miembro del Instituto Cooperativo de Investigación en Ciencias
Ambientales de la Universidad de Colorado-Boulder, quien es un investigador muy citado en la
literatura científica y pertenece a la Asociación Estadounidense para la
Investigación de Aerosoles y la Unión Geofísica Estadounidense, advirtió
a la revista TIME que “la COVID-19 se transmite a través de aerosoles
(micropartículas suspendidas en el aire), sistemas de ventilación que no cuenten con los filtros
adecuados, y que estar al aire libre es 20 veces más seguro que estar en
espacios cerrados”.
Para
las autoridades de salud pública de los EEUU, incluidos los Centros para el
Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Organización Mundial de la
Salud (OMS), es importante
que las personas se mantengan separadas entre sí, que se refuerce el lavado de
manos, se
desinfecten las superficies que se tocan con frecuencia y se use mascarillas,
barbijos o tapabocas correctamente. Pero estas medidas, especialmente las
máscaras, han sido blanco de críticas, se las ha recomendado y al mismo tiempo
desaconsejado, y a diario
se escuchan casos en los que las personas no saben cómo se infectaron.
Según
Jiménez, escuchamos sobre
eventos de superpropagación, en donde una persona infecta a muchos, que ocurren
en bares abarrotados y reuniones familiares, pero no en manifestaciones
al aire libre. Esto sucede en un contexto en el que playas en ciudades como
Chicago están cerradas, pero los gimnasios y los restaurantes que brindan sus
servicios en espacios cerrados han reabierto. No es de extrañar que el público esté confundido.
Esto sucede también en la Argentina, cuando por un lado reabren ciertas
actividades al aire libre, y muchos rubros esperan la confirmación oficial de
los protocolos para poder volver a abrir sus puertas.
“Es
fundamental tener una descripción física clara de las formas en que se
transmite la COVID-19, de modo que las personas y las instituciones puedan visualizarlo y comprender
cómo protegerse”, apuntó Jiménez, quien detalló que la comunidad
científica distingue tres formas de transmisión: a través de las superficies, las microgotículas que
despiden las personas a la hora de toser y/o estornudar, y a partir de
aerosoles, que son micropartículas virales deshidratadas que pueden permanecer
en el aire suspendidas por un tiempo, por ejemplo en sistemas de ventilación, y
sobre todo en espacios cerrados.
“Junto
con muchos otros científicos, creemos que una parte sustancial de los casos de COVID-19 son el
resultado de la transmisión a través de aerosoles, y la evidencia a
favor de los aerosoles es más fuerte que la de cualquier otra vía”, señaló el
profesor de Química e investigador, quien recibió un galardón en 2014 por ser
el quinto científico más citado a nivel mundial en geociencias durante los
últimos 10 años. En este sentido insistió: “Los funcionarios deben ser más agresivos al expresar
esta realidad si queremos controlar la pandemia”.
La
transmisión por "aerosol" -a veces denominada
"aerotransportada"-es
similar a la transmisión por gotitas, excepto que los fragmentos de líquido son
tan pequeños que pueden permanecer en el aire durante minutos u horas
De
acuerdo con lo estudiado por Jiménez, hay tres formas posibles de transmisión del virus,
dos de las cuales han sido enfatizadas por la OMS y los CDC. La primera es a través de
fómites, es decir, objetos o sustancias que están contaminados con el virus
o con cualquier patógeno, entre los cuales se podría incluir la piel de otra
persona.
Al
comienzo de la pandemia, la preocupación por la transmisión de fómites llevó a
algunas personas, por
ejemplo, a rociar con alcohol al 70% alimentos y paquetes. Los CDC ahora
dicen que los fómites son un posible medio de transmisión, pero probablemente no uno que
sea importante.
Por
ejemplo, un programa intensivo de lavado de manos en el Reino Unido produjo
solo una reducción del 16% en la transmisión del virus. De manera
significativa, otros virus que, como el SARS-CoV-2 -el que causa el COVID-19-,
tienen una envoltura lipídica, por lo cual no sobreviven mucho tiempo en manos humanas. Eso
significa que alguien necesitaría tocarse los ojos, las fosas nasales o la boca
inmediatamente o poco tiempo después
de tocar una superficie contaminada para contraer el nuevo coronavirus.
La segunda posibilidad de cómo se
propaga la COVID-19 es a través de gotitas, pequeñas partículas de saliva o
líquido respiratorio que expulsan las personas infectadas cuando tosen, estornudan o hablan. Estas gotas,
que según la OMS y los CDC son el medio principal de transmisión de COVID-19,
se impulsan a través del aire, pero caen al suelo después de viajar de 1 a 2 metros. Sin
embargo, la investigación publicada, que se ha replicado, muestra que las gotitas
solo son importantes y cuentan
con la suficiente carga viral al toser y estornudar.
Pero
cuando se trata de hablar de cerca, lo que parece jugar un papel importante en
la transmisión de COVID-19, las gotas son menos importantes que la tercera vía potencial:
los aerosoles. Muchas enfermedades, incluido el COVID-19, infectan con
mayor eficacia cuando están cerca. Dado que las gotas son visibles y caen al
suelo hasta a dos metros, podemos ver y comprender fácilmente esta ruta de
infección. De hecho, durante décadas se pensó que la tuberculosis se transmitía
por gotitas y fómites, basándose en la facilidad de infección en las
proximidades, pero la investigación de la ciencia finalmente demostró que la tuberculosis solo se puede
transmitir a través de aerosoles. “Creo que hemos cometido un error
similar con COVID-19”, manifestó el profesor de la Universidad de Colorado José
Luis Jiménez.
Según el químico, “la transmisión por
‘aerosol’. a veces también denominada ‘aerotransportada’, es similar a la transmisión
por gotitas, excepto que los trozos de líquido son tan pequeños que pueden
permanecer en el aire durante minutos u horas. Para comprender la escala de los aerosoles, el
diámetro de un cabello humano es de aproximadamente 80 micrones, y los aerosoles de menos de
aproximadamente 50 micrones pueden flotar en el aire el tiempo suficiente para ser inhalados.
El SARS-CoV-2 tiene solo 0,1 micrones de diámetro, por lo que hay espacio para
muchos virus en aerosoles.
Los
fómites y las gotas han dominado nuestra comprensión diaria de la transmisión
de COVID-19. “Si bien la OMS y los CDC afirman que los aerosoles podrían provocar la transmisión
en situaciones muy específicas, ambas organizaciones sostienen que son
menos importantes”, lamentó Jiménez y añadió: “Creo que se trata de un error
importante y el 6 de julio, junto con 239 científicos, pedí a la OMS que
reevaluara su postura. La OMS actualizó su posición en respuesta, pero el
lenguaje de la agencia continúa expresando escepticismo sobre la importancia de
esta vía”.
Una vía de contagio es a través de las
superficies, pero los investigadores apuntan a que en menor proporción que a
través de las gotículas de fush o aerosoles
“Dada
esta profunda incredulidad sobre la transmisión por aerosoles, se ha aceptado
que solo unas pocas
enfermedades, como el sarampión y la varicela , se transmiten a través de
aerosoles, y solo porque son tan transmisibles que la comunidad médica
no puede ignorar las pruebas. Algunas enfermedades respiratorias menos
contagiosas, como la
influenza, se describieron como debidas a la transmisión por gotitas y fómites,
incluso cuando claramente tenían un componente de aerosol”, espetó. Para
Jiménez, esa postura, a lo largo de los años, ha creado una percepción
infundada en la atención médica de que cualquier enfermedad que se transmita a
través de aerosoles tiene que ser extremadamente contagiosa, “pero 110 años después, los
matices y la importancia de la transmisión de enfermedades respiratorias por
aerosoles finalmente se están generalizando”.
Volviendo
a la enfermedad COVID-19, la evidencia respalda de manera abrumadora la transmisión de
aerosoles, y no hay argumentos sólidos en su contra, afirma el químico.
“El rastreo de contactos cercanos ha encontrado que gran parte de la transmisión
de COVID-19 ocurre en las proximidades, pero que muchas personas que comparten el mismo hogar con una
persona infectada no contraen la enfermedad y para entender por qué, es útil
usar humo de cigarrillo o vapeo -que también es un aerosol- como análogo”.
“Imagínese
compartir una casa con un fumador: si estuviera cerca del fumador mientras
habla, inhalaría una gran cantidad de humo. Ahora reemplace el humo con aerosoles que contengan virus,
que se comportan de manera muy similar, y el impacto es similar: cuanto más
cerca esté de alguien que
libere aerosoles portadores de virus, más probabilidades tendrá de
inhalar cantidades mayores de virus. Sabemos por estudios rigurosos y
detallados que cuando las personas hablan cerca, los aerosoles dominan la transmisión
y las gotas son casi insignificantes”, explicó y comparó.
Los
expertos coinciden en que es mejor evitar los espacios cerrados y más si se
permancerá durante mucho tiempo en ellos
“Si se está de pie del otro lado de la
habitación, inhalará mucho menos humo, pero en una habitación mal ventilada, el
humo se acumulará y las personas en la habitación pueden terminar inhalando
mucho humo con el tiempo”,
especificó y agregó: “Hablar, y especialmente cantar y gritar aumentan la exhalación del aerosol en factores
de 10 y 50, respectivamente”. Para el investigador, se está descubriendo
que los brotes a menudo
ocurren cuando las personas se reúnen en espacios interiores abarrotados y con
ventilación insuficiente, como en los eventos de canto en fiestas de karaoke y/o celebraciones religiosas,
personas que animan en
clubes, al conversar
en bares y al hacer
ejercicio en gimnasios.
Estos
son eventos de
superpropagación, donde una persona infecta a muchas, y todas tienen en
común que ocurren casi exclusivamente en lugares cerrados y están provocando la pandemia.
Estas observaciones se explican fácilmente por aerosoles y son muy difíciles o imposibles de
explicar por gotitas o fómites.
Además,
“las gotas se mueven balísticamente”, precisó Jiménez. Y esto es porque vuelan como una bala de cañón
desde la boca de alguien y luego viajan por el aire hasta que golpean algo
(en el peor de los casos, los ojos, la boca o las fosas nasales de otra
persona) o caen al suelo. Los
aerosoles, en cambio, actúan como humo: después de ser expulsados, no caen al
suelo, sino que se dispersan por el aire, diluyéndose por las corrientes
de aire y siendo inhalados por otros presentes en el mismo espacio. “El rastreo de contactos cercanos
o estrechos muestra que, cuando se trata de COVID-19, estar al aire libre es 20
veces más seguro que estar en el interior, que sostiene que la
transmisión por aerosoles es mucho más importante que las gotas; al aire libre,
hay mucho aire en el que
los aerosoles pueden diluirse; no tan en el interior. Además, los
investigadores han demostrado la transmisión por aerosol de este virus en
hurones y hámsters”, sentenció.
Asi mismo
Jiménez recomendó que debemos
seguir haciendo lo que ya se nos ha recomendado: lavarnos las manos, mantener
una distancia de dos metros entre las personas, etc. Pero esto no es
suficiente. “Debe surgir un conjunto de recomendaciones nuevo, coherente y
lógico para reducir la transmisión de aerosoles”, opinó.
“Propongo la siguiente: evitar
multitudes, espacios cerrados, los lugares con poca ventilación, mantener
distancia con otros, quedarse mucho tiempo estático en espacios reducidos, usar
mascarilla y no hablar, cantar o gritar sin barbijo.
Sostuvo
que “las mascarillas son esenciales, incluso cuando somos capaces de mantener
la distancia social. También debemos prestar atención a que las máscaras se
ajusten bien, ya que no son solo un parapeto contra las gotas balísticas, sino
también un medio para evitar que el “humo” se filtre a través de los huecos. No debemos quitarnos las máscaras
para hablar, ni permitir que alguien que no lleva máscara nos hable, porque
exhalamos aerosoles 10 veces más cuando hablamos que cuando respiramos.
Todos deben tener cuidado de no pararse detrás de alguien con una máscara que
no le queda bien, ya que la curvatura de una máscara que no le queda bien puede
hacer que los aerosoles viajen detrás de la persona que la usa”.
De
acuerdo con el investigador: “Es
importante pensar en la ventilación y la limpieza del aire. Damos por
sentado las ventanas operables y los sistemas HVAC (heating, ventilation and
air conditioning en inglés), y rara vez prestamos atención a cómo funcionan. Los tiempos son diferentes ahora
y debemos aprender a utilizar mejor estos sistemas para reducir el riesgo.
José
Luis Jiménez advierte que los
sistemas de ventilación deben adaptarse para poder filtrar el aire de los
espacios de manera constante. Si esto no es posible es recomendable
evitar estos espacios
“Necesitamos mejores filtros instalados en muchos sistemas de ventilación que recirculan parte del aire. Estas intervenciones pueden resultar costosas, por lo que es muy importante pensar detenidamente y priorizar de manera objetiva; podemos, por ejemplo, utilizar mediciones de CO2 asequibles. Identificar los espacios públicos más peligrosos, infraventilados frecuentemente ocupados y priorizarlos”, aconsejó.
Los limpiadores de aire HEPA -filtro
especial- portátiles funcionan bien para eliminar aerosoles cargados de virus,
pero desafortunadamente son costosos. Los limpiadores de filtro de ventilador improvisados se pueden
fabricar por menos de USD 50, se ha demostrado que funcionan en múltiples
pruebas, incluidos documentos revisados por pares, y se han utilizado durante años en China para
reducir el impacto de la contaminación en los hogares. Pueden ser
ruidosos y no son una solución a largo plazo, pero pueden ayudarnos a pasar los
próximos meses y evitar
los eventos supercontagiadores, de acuerdo con lo sugerido por Jiménez.
La evidencia científica sostiene que
los sistemas de UV germicidas pueden ayudar en algunas situaciones, pero solo
si la ventilación y el filtrado no pueden hacer el trabajo. “Debemos recordar que la limpieza del aire no es una
solución milagrosa: si simulamos el estallido del coro Skagit con una
gran cantidad adicional de limpieza del aire, la tasa de infección solo se reduce a la mitad.
Pasar el mayor tiempo posible al aire libre, usar máscaras y reducir la densidad
seguirá siendo fundamental, sin importar qué tan bien ventilemos y limpiemos el
aire”, precisó.
Finalmente,
en otro pasaje del escrito, sintetizó: “En una pandemia viral de rápido movimiento, la
comprensión científica cambiará inevitablemente a medida que la investigación
se ponga al día con la velocidad a la que se propaga el virus. Sin
embargo, parece claro que los aerosoles son más importantes cuando se trata de
transmitir COVID-19 de lo que pensábamos hace seis meses, y ciertamente más
importantes de lo que los funcionarios de salud pública actualmente lo den a
entender”. “La OMS y los CDC, entre otros, deben comenzar a comunicar la ciencia que sugiere la
propagación de la COVID-19 en aerosol, y las estrategias de reducción de
riesgos necesarias como resultado. De lo contrario, se obstaculiza
nuestra capacidad para contrarrestar las crecientes consecuencias para la salud
y el aumento del número de muertes por COVID-19”, concluyó.
“Necesitamos mejores filtros instalados en muchos sistemas de ventilación que recirculan parte del aire. Estas intervenciones pueden resultar costosas, por lo que es muy importante pensar detenidamente y priorizar de manera objetiva; podemos, por ejemplo, utilizar mediciones de CO2 asequibles. Identificar los espacios públicos más peligrosos, infraventilados frecuentemente ocupados y priorizarlos”, aconsejó.
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