En
una finca de Antioquia, investigadores exploran una nueva forma de reducir la
emisión de gas metano que generan los semovientes. Le apuestan al consumo de
una planta que tiene menos fibra y más proteína.
El
botón de oro o hierba belida crece en regiones templadas y húmedas de
montaña. Miden entre 30 y 70 centímetros de altura.
La
ganadería es la responsable del 14,5% de las emisiones de gases efecto
invernadero en el mundo, según la ONG ambientalista Greenpeace.
De acuerdo con el más reciente Inventario Departamental
de Gases de Efecto Invernadero (GEI), que fue dado a conocer en septiembre de
2019, en Colombia, las
actividades en tierras forestales, incluida la deforestación, representan el
33% de la generación.
La
agricultura, con un 22%, se ubicó en el segundo lugar, seguido por la minería y
la energía, con un 14%. En la cuarta y quinta posición, con 12% cada
una, se ubicaron las actividades relacionadas con el transporte y la industria manufacturera. El
mismo inventario calculó que 22,8
mega toneladas de CO2 equivalente fue producido por la ganadería nacional,
según la desagregación asociada a los diferentes grupos de animales por
vocación.
Colombia
emite, en promedio, 237 millones de toneladas de gas carbónico a la atmósfera.
En otro estudio, el Fondo Mundial para la Naturaleza
(WWF, por sus siglas en inglés), dio cuenta que una de las principales causas de la deforestación de
la selva amazónica es el cambio de uso del suelo para la ganadería extensiva,
dato que corroboró el informe Perspectivas Agrícolas 2019-2028 realizado por la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que señaló que Colombia ocupa el
tercer puesto en emisión de gases de efecto invernadero provenientes de la
ganadería, después de Uruguay y Argentina.
La
deforestación para el cambio de uso del suelo para la ganadería extensiva, es
uno de los principales problemas ambientales que tiene Colombia.
Ante ese panorama, en el país han surgido varias iniciativas para reducir
los efectos de la ganadería sobre el medioambiente. Uno de estos
proyectos es que se viene liderando
en la finca Cien Años de Soledad, ubicada en Antioquia y en la cual se
le rinde tributo a Gabriel García Márquez.
En ese lugar le apostaron al cambio de dieta de las vacas como alternativa para
mitigar los gases efecto invernadero que produce este sector. Optaron
por darle de comer una planta llamada botón de oro (Ranunculus acris), que,
según un artículo publicado por el periódico El País de España, permite, palabras más, palabras
menos, que las vacas expelan menos flatulencias y gas metano por cada litro de
leche o por kilo de carne producido.
"El rumen (panza de la vaca) aloja una enorme
cantidad y diversidad de microorganismos que participan en el proceso digestivo de las fibras
vegetales y producen metano. Cuanto más fibrosa sea la dieta de las vacas, más metano se libera en
el proceso digestivo y, por lo tanto, mayor es la contribución de los
rumiantes al efecto de invernadero”, señaló Zoraida Calle, una de las
propietarias de la finca e investigadora del Centro para la Investigación en
Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria (Cipav) al diario El País.
Según
la experta, el botón de oro, tiene menos fibra, razón por la cual cuando las
vacas la consumen producen mejor leche. “El pasto tiene entre 13% y 19%
de proteína por cada kilo de biomasa, mientras que el botón tiene de 25% a 29%. Eso hace
que no tengamos que darles
tantos suplementos o concentrados al ganado”, comentó Calle frente a las
ventajas de esta planta de flor amarilla, que crece en territorios situados
desde el nivel del mar hasta por encima de los 2.000 metros.
Sin embargo, existen otras plantas cuyas propiedades menos fibrosas también
contribuyen a la reducción de emisión de gases como, por ejemplo, la leucaena, el orejero y el matarratón.
Pero Cien Años de Soledad no es la única es la única
finca en Colombia donde se nutre a las vacas con el botón de oro, indica el
informe de El País. En la
actualidad cerca de 4.000 productores participan del programa de sistemas
silvopastoriles, que hace parte del proyecto Ganadería Colombiana Sostenible
de la Fundación Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de
Producción Agropecuaria (Cipav), a través del cual se incorporan árboles
frutales, maderables y forrajeros de los que se aliemnta el ganado.
“Hasta ahora hemos logrado la
protección de 45.000 hectáreas de sistemas sostenibles de producción ganadera y
se han protegido 15.000 hectáreas de bosque que ya estaban ahí”, explicó
Julián Chará, coordinador de investigaciones del proyecto Ganadería Colombiana
Sostenible, quien sostuvo que a la dieta del ganado que reduce los gases de
efecto invernadero, se la ha sumado la siembra de árboles y el incremento de
materia orgánica en el suelo, que
permiten la captura y almacenamiento de CO2.
Para
Chará otro aporte importante con esta iniciativa ha sido la reducción de
emisiones con la eliminación de las quemas y la deforestación en las fincas.
“Así, en vez de entregar CO2 a la atmosfera, éste es absorbido por el suelo y
las plantas. Esto nos cambia la ecuación de lo que significa la ganadería para
el cambio climático”, expuso Zoraida Calle.
La meta
del programa es convencer a los ganaderos de que, además de ser más económico
para ellos, incorporar este tipo de plantas también ayuda a controlar la erosión
de las tierras, a cuidar el agua y, lo más importante, a ser más amigables con
el planeta. El reto es grande ya que en Colombia existen
600.000 productores de ganado, lo que significa que aún queda mucho camino por
recorrer.
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