Eso
depende de cuán agresivamente actuemos para abordar el cambio climático. Si
continuamos como si nada estuviera ocurriendo, para finales de siglo el calor
será tan fuerte durante las olas de calor en el Medio Oriente y el sur de Asia,
que no se podrá salir. Las sequías se apoderarán de Centroamérica, el
Mediterráneo y el sur de África.
Muchas
naciones insulares y áreas bajas, desde Texas hasta Bangladés, serán rebasadas
por el aumento del nivel del mar. Por otro lado, el cambio climático
podría traer un apreciado calentamiento y temporadas de cultivo extendidas a la
parte superior del medio oeste estadounidense, Canadá, los países nórdicos y
Rusia. No obstante, más al norte, la pérdida de nieve, hielo y permafrost
trastocará las tradiciones de los pueblos indígenas y amenazará la
infraestructura.
Es complicado, pero el mensaje subyacente es simple: el cambio climático sin control
muy probablemente agudizará las desigualdades existentes. A un nivel
nacional, los países más pobres serán los más afectados, a pesar de que
históricamente hayan emitido solo una fracción de los gases de efecto
invernadero que causan el calentamiento.
Esto
se debe a que muchos países menos desarrollados tienden a estar en regiones
tropicales donde el calentamiento adicional hará que el clima sea cada vez más
intolerable para los humanos y los cultivos.
Estas
naciones también suelen tener mayores vulnerabilidades, como grandes
poblaciones costeras y personas que habitan viviendas improvisadas que se dañan
con facilidad con las tormentas. Además, tienen menos recursos para adaptarse, lo que requeriría de medidas
costosas como reestructurar ciudades, diseñar costas y cambiar la forma en que
las personas cultivan alimentos.
Entre
1961 y 2000, el cambio climático parece haber perjudicado a las economías de
los países más pobres, al tiempo que ha impulsado las fortunas de las naciones
más ricas, que son las que más han contribuido al problema, haciendo que
la brecha de la riqueza mundial sea un 25 por ciento mayor de lo que hubiera
sido. Del mismo modo, el Índice de Riesgo Climático Global descubrió que los países de
menores ingresos —como Birmania, Haití y Nepal— ocupan los primeros puestos en
la lista de naciones más afectadas por el clima extremo entre 1999 y
2018. El cambio climático también ha contribuido a aumentar la migración
humana, que se prevé que aumente considerablemente.
Incluso dentro de los países ricos, los pobres y
marginados serán los que más sufran. Las personas con más recursos disponen de mayores amortiguadores, como
aires acondicionados para mantener sus casas frescas durante las peligrosas
olas de calor, y de los medios para pagar las consiguientes facturas de
energía. También les resulta más fácil evacuar sus casas antes de las
catástrofes y recuperarse después. Las personas con menos ingresos tienen menos
de estas ventajas, y también
es más probable que vivan en barrios más calurosos y trabajen al aire libre,
donde se enfrentan a lo peor del cambio climático.
Estas desigualdades se manifestarán a nivel individual,
comunitario y regional. Un análisis de 2017 sobre Estados Unidos encontró que, si todo
sigue igual, el tercio más pobre de los condados, que se concentra en el sur,
experimentará daños que sumarán hasta el 20 por ciento del producto interno
bruto, mientras que otros, en su mayoría en el norte del país, verán
ganancias económicas modestas. Solomon Hsiang, economista de la Universidad de
California en Berkeley y autor principal del estudio, ha dicho que el cambio
climático “puede dar lugar
a la mayor transferencia de riqueza de los pobres a los ricos en la historia
del país”.
Sin
embargo, incluso los “ganadores” climáticos no serán inmunes a todos los
impactos climáticos. Los lugares beneficiados se enfrentarán a una
afluencia de migrantes. Y como ha demostrado la pandemia del coronavirus, los desastres en un lugar no
tardan en propagarse a través de nuestra economía globalizada. Por ejemplo, los
científicos esperan que el cambio climático aumente las posibilidades de que se
produzcan múltiples malas cosechas al mismo tiempo en diferentes
lugares, lo que generaría una crisis alimentaria mundial.
Además, el tiempo más cálido ayuda a la propagación de
enfermedades infecciosas y a los vectores que las transmiten, como garrapatas y mosquitos.
Algunas investigaciones también han identificado correlaciones preocupantes entre el aumento de las
temperaturas y el incremento de la violencia interpersonal, y el cambio
climático es ampliamente reconocido como un “multiplicador de amenazas”
que eleva las probabilidades de conflictos mayores entre países y dentro de
ellos. En otras palabras, el cambio climático generará muchas alteraciones que
ninguna cantidad de dinero podrá detener. Lo que podría ayudar es tomar medidas para limitar el
calentamiento.
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