Mucha
gente, a pesar de que sueña con tener su propio negocio, lo sigue tratando como
un hobby, un pasatiempo al que se le dedica tiempo únicamente cuando haya.
Cuando empezamos un emprendimiento, por más modesto que
sea y no esté donde nosotros queramos, tenemos que verlo como lo que es: un
negocio y no únicamente algo que hacemos en nuestro tiempo libre. En el momento en el que
empezamos a hablar de nuestro sueño como una empresa formal y no únicamente una
aspiración, empezaremos a crear algo más tangible que nos permitirá adentrarnos
en ese mundo del emprendedurismo que seduce a tanta gente.
Estos
son algunos tips para ayudarte a despegar tu negocio:
Escribí
un plan de negocio: como todo en la vida, tener un norte, un camino a
seguir, ayudará desde el principio a establecer hacia dónde va la empresa. Un
plan de negocios es una guía clara a la que volveremos cada vez que tengamos
dudas acerca de qué camino tomar o cuál decisión es la correcta.
Establecer
prioridades: Las metas pueden ser nuestro mejor amigo o peor enemigo. Es
importante proponerse metas realizables y alcanzables. Conforme el negocio
avance, ¡también lo hará las metas!
Establecer
un área de trabajo: es importante separar el área de trabajo del resto
de áreas donde pasamos nuestro tiempo. Aunque no se tenga los recursos para una
oficina o trabajemos desde nuestra casa, tener un espacio exclusivo para
asuntos laborales nos puede convertir en personas más efectivas.
Establecer
un horario de trabajo: Tener un horario es importante ya que te ayudará
a planear tus metas de acuerdo con el tiempo al que estás dispuesto a dedicarle
a tu emprendimiento. Además, tener un horario nos ayudará a evitar convertirnos
en esclavos de nuestro trabajo.
Separar
cuentas bancarias: Cualquier negocio que comencemos debe manejar su
propio dinero. Es fundamental no caer en la práctica de fusionar, enredar o
manejar dinero personal con el dinero de la empresa. Además de ayudar a
mantener una contabilidad clara, tener cuentas empresariales facilita cumplir
con deberes como el pago de impuestos.
Mantener
una contabilidad ordenada: Por fácil que parezca, mantener un control de
ingresos y egresos puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Tener
un slogan o frase: No importa el proceso en el que se encuentre tu
empresa, si es grande o pequeña, virtual o física, diferenciarse de la
competencia es fundamental. En este sentido, tener un slogan te dará un
posicionamiento de marca y hará que tu público reconozca tu producto o servicio
más fácilmente.
Hablar
de tu negocio: aprovecha cada oportunidad que se te presente para
comentarle a los demás qué hace y cómo se diferencia tu producto o servicio del
reto del mercado. Evita ser oportunista, pero tampoco te mantengas en el
anonimato. Al final, ¡esto es algo de lo que hay que sentirse muy orgullosos!
Planea
tu contenido: tanto tus estrategias de negocio y ventas como el
contenido de redes sociales debe ser pensado y calendarizado al inicio de cada
semestre, mes o semana. Este último punto se ha vuelto crucial si tu negocio se
encuentra en plataformas como Facebook e Instragram (¡lugares donde deberías
tener presencia!) Estas plataformas de contenido mayoritariamente visual requieren
una presencia constante para ser exitosas. Aplicaciones como Later app o
Planoly pueden ser de gran ayuda.
Pedí
ayuda: si es necesario, ¡hacelo! No pensés que pedir ayuda te hará verte
débil. Al contrario, pedir ayuda es mostrar que uno sabe qué áreas son débiles
y se pueden mejorar. Considera también el outsourcing de algunos servicios. Y
lo más importante, tenés que estar dispuesto a escuchar consejos de
emprendedores o empresarios que hayan pasado por tu mismo camino antes.
Consideramos
todos estos consejos como un inicio básico de cualquier proyecto, y nos
aseguramos que todos los trabajos en los que nos involucramos cuenten con
emprendedores y líderes que piensen igual.
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