La
marca Virgin la creó a los 15 años con su primer emprendimiento y la escogió
debido a su inexperiencia en los negocios. Recuerda que tuvo dificultades para
registrar la marca, pues en ese momento las autoridades la consideraban ruda.
El
magnate inglés, reconocido por ser poco convencional al hacer negocios y por su
activismo en temas sociales, aconseja a los empresarios comprometerse realmente
con el proceso de paz y dejar atrás las excusas. Ve oportunidades en el sector
bancario nacional, pues lo considera muy monopolizado.
Tiene más pinta de estrella de rock que de empresario y,
sin embargo, es dueño de un emporio que factura US$24.000 millones al año.
Tampoco es publicista, pero ha sido muy exitoso en las campañas de promoción de
sus empresas, no solo por lo innovador y arriesgado, sino porque él mismo las
ha protagonizado, cruzando océanos en bote y en globo.
Es
disléxico, no terminó el bachillerato y a sus 66 años se ubica como el octavo
hombre más rico de su país (el Reino Unido) y el número 268 del mundo,
con una fortuna que, según la revista Forbes, llega a los US$5.000 millones.
Richard Branson es un millonario y un empresario fuera de
lo común, que no solo ha
acumulado dinero, sino que se ha convertido en una voz autorizada en temas
sociales como la lucha antidrogas, la promoción del emprendimiento y la
búsqueda de la paz.
A los 15 años creó la marca Virgin –nombre que nació por
su inexperiencia en el mundo de los negocios–, bajo la cual tiene empresas en
sectores diversos como banca, telecomunicaciones, aviación y hasta de viajes
interestelares. En 2004
fundó Virgin Unite, una fundación que incuba programas para enfrentar problemas
como el calentamiento global, la corrupción, el cuidado de los océanos, los
derechos humanos y la paz, teniendo como base el emprendimiento.
Precisamente su trabajo en pro del bienestar de la
humanidad lo trajo a Colombia a principios de febrero para recibir un premio en
la Cumbre Mundial de Premios Nobel de Paz organizada por la Cámara de Comercio
de Bogotá (CCB). Dicho galardón se entrega a un artista o líder que haya
realizado contribuciones significativas a la construcción de la paz y los
derechos humanos. Anteriores galardonados han sido los músicos Bono, Peter
Gabriel, Bob Geldof y Annie Lennox, y los actores George Clooney y Don Cheadle.
Según
el presidente y Nobel de paz, Juan Manuel Santos, Branson fue elegido por ser
un empresario internacionalmente admirado, que ha apoyado y alentado a
emprendedores y pensadores brillantes en África y otras regiones del mundo. “Es
un líder, un ejemplo para nuestros jóvenes, no solo por ser un hombre de
negocios muy exitoso, sino que también ha utilizado ese éxito para el bien de
los demás”, reiteró al entregarle el premio. Agregó el Jefe de Estado
que la experiencia de Branson es muy valiosa para Colombia, pues uno de los
aspectos más importantes en la construcción de la paz en el país será fomentar
el espíritu empresarial y crear oportunidades para los jóvenes.
Justamente son los jóvenes uno de los principales focos
de negocios de Branson, lo que es evidente en las campañas de su empresa de
telefonía celular Virgin Mobile. Los jóvenes son también sus principales
seguidores.
Antes de recibir el premio que le entregaron en el
recinto de Corferias, se
reunió con un grupo de jóvenes empresarios que le presentaron sus ideas de
negocios y escucharon sus consejos. Ese mismo día, Branson conversó con
Dinero sobre el proceso de paz colombiano, sus negocios y las expectativas en
el país. Estas son sus ideas:
¿Qué
lo llevó a interesarse por los temas de paz?
Comenzó cuando tenía 15 años. Me di cuenta de que el mundo era muy injusto y
decidí dejar el colegio para iniciar mi campaña contra la guerra. Nos
fuimos con mis amigos a la embajada americana en Londres e hicimos una de las mayores
protestas de la época. En otras palabras, es un tema que está en mi
sangre. Además, he tenido el privilegio de pasar tiempo con el arzobispo
Desmond Tutu y ver cómo funciona su comité de reconciliación en Suráfrica; y
también con Marjorie “Mo” Mowlam (política británica que fue clave en el fin
del conflicto en Irlanda del Norte) y, a través del programa Elders (un grupo
independiente de líderes globales que trabajan por los derechos humanos), hemos
tratado de llevar la paz a diferentes lugares.
¿Cómo
ve el proceso en Colombia?
He
visto la miseria de Colombia desde hace muchos años. Hace como 20 estuve en
Cartagena y vi los problemas en su momento más álgido, así que tengo idea de lo
que ha sido el conflicto. Pero también estoy convencido de una enseñanza
que aprendí del arzobispo Tutu sobre el poder del perdón. Tuve una gran batalla
con British Airways pues
intentaron sacarnos del negocio, pero al final les ganamos en una corte
y, luego del fallo que nos dio la razón, lo primero que hice fue buscar al presidente de la
junta directiva de British y lo invité almorzar. Nos dimos un abrazo y con el
tiempo nos volvimos amigos. El perdón es bueno para ambas partes. Es difícil,
pero vale la pena.
¿Cuál
debe ser el papel de los empresarios en los procesos de paz?
Ustedes
están en un proceso de reconciliación que es difícil, pero es justamente ese
proceso de perdón el que debe ser apoyado por todos los líderes de negocios.
Y esto no solo significa decir que respaldan la idea, sino que, si tienen
posiciones en las que pueden darles una mano a los excombatientes de las Farc,
deben hacer el esfuerzo de ayudarlos de verdad. Por ejemplo, nosotros en
Inglaterra en Virgin tenemos
la política de contratar exconvictos y animamos a otras compañías a que hagan
lo mismo. Hasta ahora ninguno de estos exprisioneros que trabaja con
nosotros ha reincidido. Ha sido un programa fantástico. Si uno le da a la gente
un trabajo decente, tiene
mucho más impacto para resolver el proceso de paz que cualquier otra cosa.
Es un tema clave para que en los próximos meses y años las cosas funcionen
bien.
Su compañía, Virgin Mobile Colombia, ¿va a contratar excombatientes
de las Farc?
Estamos
totalmente de acuerdo con esa política y cuando estuve aquí la última vez lo
discutimos con la gerencia. No sé si ya se está implementando, pero sí
es un tema que nos interesa y, si aún no lo han hecho, definitivamente lo van a
hacer a futuro, tenemos que dar ejemplo.
N. de la R.: Al consultar a la empresa en Colombia
respondieron estar pendientes de las reglamentaciones del proceso de
reinserción de los excombatientes para vincularlos de alguna manera.
¿Qué hacer con los empresarios que dicen querer
colaborar, pero que no pueden contratar excombatientes dado que no tienen la
formación necesaria para los empleos que ofrecen?
Eso puede ser cierto, pero en todas las empresas se puede entrenar a la gente
para los cargos que se requieren. Hay algunos puestos muy básicos donde puede
entrar cualquier persona.
Muchos empresarios en Colombia le temen al cambio, pues
ya estaban acostumbrados a hacer negocios en medio del conflicto, ¿cómo hacer para que superen ese
miedo?
Ellos
deberían recordar que hace muy pocos años su mayor temor era que los
secuestraran las Farc. Empresarios y familias en Colombia fueron muy
afectados por ese flagelo, que
es horrible. Yo no
cuestiono que tengan miedos, pero lo que hay que hacer es ayudarle al Gobierno,
para que el proceso de paz sea un éxito y todos se van a beneficiar.
¿Para
qué cree que sirven los encuentros de Nobeles de Paz?
Actualmente
en el mundo, con Donald Trump tomándose América y con el brexit ocurriendo en
Inglaterra y poniendo en riesgo a la Unión Europea, los laureados con el Nobel
de Paz deben denunciar lo que está pasando. Deben ser escuchados y defender la democracia y
los derechos humanos, así como atacar a los fascistas y a los
dictadores, que a este paso van a poner el mundo al revés. Eventos como la
Cumbre de Nobeles de Paz sirven para unir esfuerzos y hacer una sola voz para
aprender de los demás y ver cómo podemos ayudarlos.
Y dado que a los colombianos les gusta la marca Virgin,
¿es posible que traiga otro de sus negocios al país?
Hay
unas industrias interesantes que podemos mirar a futuro; por ejemplo, ustedes
tienen una industria bancaria monopolística y eso es algo que nos gustaría
mirar. Sin embargo, por ahora no hay ningún plan concreto.
A usted generalmente le gusta reunirse con jóvenes, ¿qué
les dice?
No
es mucho lo que yo les tengo que decir, es más lo que tengo que aprender de
ellos. Creo que eso es lo que debería hacer la mayoría de gente de mi edad.
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