Las
vacas pastando forman parte del paisaje de los Países Bajos y el consenso
social para el mantenimiento de este modo de producción láctea llevó al nuevo
gobierno neerlandés a legislar para obligar a todas las explotaciones a pastar
dentro de tres años.
“El pastoreo forma parte de
nuestra herencia cultural”, afirma Agnes Van den Pol, profesora e
investigadora de la Aeres University of Applied Sciences y del Wageningen
Livestock Research que participó en las Jornadas de Vacuno de Leche y Pastoreo
organizadas por el Campus Terra en la Escuela Politécnica superior de Lugo. La
jornada reunió a ganaderos y expertos gallegos y europeos en este sistema de
producción, con buenas perspectivas para diferenciar la leche gallega, tal y
como ya están haciendo Larsa y en breve Leche Celta.
En su ponencia, titulada “¿Pastoreo para la sociedad o pastoreo para el
beneficio?”, esta investigadora expuso la realidad de los Países Bajos,
donde el pastoreo es una
cuestión social que va más allá del aspecto económico. “La sociedad
holandesa iguala biodiversidad a tener las vacas pastando en los prados”,
explicó. Ese consenso social hizo que en el 2012 fuera firmado por parte de 75
entidades de diferentes ámbitos (político, universitario, productores,
industria transformadora, industrias de servicios pero también sector
financiero, industria alimentaria en general, cadenas de distribución o
ecologistas) la llamada Convenant Weidegang, una especie de tratado en el que todos los participantes
reafirmaron la importancia del pastoreo para la sociedad neerlandesa y fijaron
como objetivo estabilizar el pastoreo en los niveles de 2012, manteniendo para
el futuro, por lo menos, el mismo número de vacas pastando..
Para incentivar esta práctica, la industria láctea se
implicó introduciendo una prima al pastoreo que se triplicó desde su implantación hace 5 años y que se
prevé que siga aumentando. La principal compañía del país,
FrieslandCampina, de base cooperativa, que comenzó pagando 0,5 céntimos por
litro de prima en el 2012, la sitúa hoy en 1,5 céntimos por litro. Para cobrar
esa prima de pastoreo premium, que gana peso día a día dentro del sector
productor, es necesario
que las vacas pasten durante un mínimo de 6 horas al día por lo menos 120 días
al año. Pero para las granjas que no pueden alcanzar ese objetivo,
FrieslandCampina da la posibilidad del cobro del 25% de esa prima cuando el 20% del ganado de una
explotación cumple ese objetivo.
Pero el verdadero salto en favor del pastoreo en los
Países Bajos es sin duda legislativo. Los partidos políticos propusieron que el pastoreo fuera
obligatorio y la propuesta tuvo mayoría en el Parlamento. El nuevo
Gobierno tradujo eso a la legislación, haciendo que todas las explotaciones
pasten en 2020.
Bienestar
animal y medio ambiente
El alto nivel de concienciación medioambiental de la
sociedad neerlandesa hace que los Verdes (GroenLinks) acaparen hoy casi el 10%
de los votos del país y fueran la formación revelación de las pasadas
elecciones celebradas en el mes de marzo, entrando con 14 diputados en el
Parlamento holandés, de 150 escaños. Finalmente las negociaciones con el
primero ministro, Mark Rutte, no fructificaron para su entrada en la coalición
de Gobierno de centro derecha, pero su peso es relevante en el país y los
postulados medioambientales acaban formando parte de los programas del resto de
partidos de manera transversal.
“En los Países Bajos el 25%% de
los productores lácteos están ordeñando hoy por hoy con robots de ordeño”
“Hoy
por hoy hay mucha preocupación por el bienestar animal y la sociedad asocia
bienestar animal a pastoreo, aunque el bienestar de las vacas también pueda ser
bueno en el establo”, afirma Agnes Van den Pol. Las granjas holandesas
tienen que cumplir además grandes exigencias medioambientales, algo que está
fomentando el pastoreo. “Tras el fin de las cuotas lácteas no hay limitación a
la producción pero sí restricciones a los fosfatos a través de un sistema de
derechos sobre el fósforo que hace que haya limitación al número máximo de vacas que puede tener una
explotación en función de sus derechos de fósforo”, explica Agnes. Los
efectos del pastoreo sobre el medio ambiente supone más lixiviación de nitratos
en el suelo, menor emisión
de metano y menos volatización de amoníaco, además de un menor gasto de energía,
detalla.
Las
explotaciones más grandes están volviendo a pastorear
La evolución del pastoreo en los Países Bajos en los últimos 20 años fue de
disminución. “En el
año 2000 solo había un 10% del ganado de leche que no pastoreaba y hoy ese porcentaje está en el
35%. Desde 1995 vemos que los productores que pastoreaban día y noche
pastorean hoy solo de día y los que pastoreaban de día dejaron de hacerlo”,
relata Agnes. En su opinión, las
granjas holandesas pastorean ahora menos por varios factores, uno de ellos el
aumento de los rebaños porque “hizo que las tierras a pasto en muchas
explotaciones no fueran suficientes para eso y los ganaderos necesitan
optimizar y controlar más la producción de hierba”.
En el último medio siglo en los Países Bajos se redujo
por 10 el número de explotaciones pero se multiplicó en la misma proporción,
por 10, el número de vacas por explotación, al tiempo que la producción media por vaca se duplicó y
la producción láctea por hectárea se triplicó.
En
los Países Bajos el 25% de los productores lácteos están ordeñando hoy por hoy
con robots de ordeño. Este es otro de los motivos de la disminución del
pastoreo, ya que “los sistemas de ordeño automático es difícil gestionarlos en pastoreo”,
dice.
Entre
las ventajas del pastoreo está el menor riesgo de mamitis y una composición de
ácidos grasos de la leche más saludable, y también mayor calidad láctea
(la leche holandesa se sitúa en el 4% de materia grasa de promedio). Entre las desventajas está el
incremento del trabajo en las granjas para alcanzar una gestión idónea del
pastoreo y el hecho de que la dieta de las vacas es menos equilibrada
por estar sujeta a una ración cambiante en función del tiempo atmosférico y de la mayor o menor
disponibilidad de pasto en función de las distintas épocas del año (en
invierno, por ejemplo, el pasto se reemplaza por silo de hierba).
Las pequeñas explotaciones pastorean más que las de
tamaño grande, aunque esta experta dice que “vemos un cambio de dinámica en el último año porque las
explotaciones más grandes están volviendo a pastorear”, afirma. Así que
es optimista, porque a pesar de que el número de vacas que pacen está bajando,
“cambiar esa tendencia
depende de la decisión de los ganaderos y estamos dándoles argumentos para
incentivar la vuelta al pastoreo”, explica.
El pastoreo, estrategia ‘low cost’ de alimentación para
el ganado
Agnes dice que más allá de los beneficios ambientales que
aporta el pastoreo, “la
ingesta de pasto es un factor crucial para la rentabilidad de las explotaciones
porque pastorear es trabajar una estrategia low cost de alimentación del ganado
de producción de leche”.
Sin embargo, admite que “el pasto permite producir solo
entre 22 y 28 litros por animal, si quieres más tienes que suplementar”. Por eso, la alimentación
de las vacas en Holanda es
una combinación entre pasto, silo de hierba y de maíz y concentrado, que
solo representa el 10% de la alimentación. En los Países Bajos hay 17.000
explotaciones lácteas, con un promedio de 97 vacas y una superficie media
disponible por explotación de 52 hectáreas. La producción media se sitúa entre los 8.000 y los 8.500
litros de leche por vaca y año. Para esa producción los ganaderos
neerlandeses emplean 750 kilos de concentrado, lo que representa poco más de 200 gramos de concentrado
por litro de leche (En España supera los 250 gramos).
“Las
explotaciones que pastan entre 1.000 y 2.000 horas al año ahorran de promedio
8,2 céntimos por litro de leche”
El país tiene 1,8 millones de hectáreas de tierra
agrícola, de las que 200.000 hectáreas están destinadas la producción de maíz
para ensilado y 1 millón están dedicadas a pasto. El 75% de esa superficie es pasto permanente y el otro
25% pastizales temporales. La mayor parte es raigrás y también hay trébol blanco. El
rendimiento medio de los pasteros holandeses está entre 9 y 11 toneladas de
materia seca por hectárea y año, pero la productividad de la tierra varía mucho
por las diferencias regionales existentes en la calidad del suelo,
principalmente formado por arcilla, turba y arena en un país donde un tercio
del territorio está por debajo del nivel del mar y protegido por diques.
“Hay
zonas que originariamente tienen suelos de arena muy pobres donde es necesario
incrementar la fertilización con contenido mineral”, dice.
Esta experta afirma que “duanta más alta es la ingesta de
pasto en la dieta de las vacas menores son los costes de producción y mayores
los beneficios económicos de las explotaciones”. En un estudio realizado entre
los años 2013 y 2014 se constató un ahorro económico de 8,2 céntimos por litro
de leche en aquellas explotaciones que pastaban entre 1.000 y 2.000 horas en el
año, porque además de bajar el gasto en concentrado también se reducen los
costes de maquinaria.
“FrieslandCampina considera que puede vender mucha leche,
sobre todo en Asia, usando la imagen de las vacas pastando”
Sin embargo, dice que “muchas explotaciones en los Países
Bajos tienen las vacas fuera pero la ingesta de pasto no es excelente y en muchos
casos las vacas pasan pastando menos horas de las necesarias”.
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