Descubren
cómo empieza el cáncer a partir de la primera mutación y por qué fallan los
tratamientos cuando reincide la enfermedad.
El
cáncer requiere múltiples cambios en las propiedades celulares, y la
acumulación de las mutaciones que producen estos cambios se puede acelerar.
Un estudio publicado en la revista Nature y desarrollado
por un equipo de científicos del Center for Systems Biology de la Universidad
de Harvard en Cambridge (EE. UU.) ha concluido que la inestabilidad genética, un aumento hereditario en
la tasa de mutación genética, acelera la adaptación evolutiva y está muy
extendida en el cáncer.
La
inestabilidad genética es difícil de estudiar en el cáncer, lo que
dificulta la evaluación de las trayectorias evolutivas que inactivan tanto
copias de un gen supresor de tumores y aquellos que mutan solo una de las dos
copias de un gen, exponiendo la haploinsuficiencia o alterando predominantemente la función de una
proteína.
En los mamíferos, dicha inestabilidad genética puede surgir del daño a las
dos copias de genes implicados en el metabolismo del ADN y la regulación del
ciclo celular o de la inactivación de una copia de un gen cuyo producto está
presente en cantidades limitadas (haploinsuficiencia, básicamente cuando
algunos genes expresan un fenotipo anormal); sin embargo, ha resultado difícil
determinar la importancia relativa de estos dos mecanismos.
Los
genomas de tumores humanos revelan mutaciones que probablemente causan
inestabilidad genética, pero no pueden revelar fácilmente si estas
mutaciones son homocigotas o heterocigotas. Para descubrirlo, los expertos
seleccionaron un organismo más experimentalmente manejable, Escherichia coli
(E.coli), un tipo de bacteria que vive en el intestino. En esta bacteria, la
aplicación de selección fuerte y repetida enriquece la inestabilidad genética.
Los científicos identificaron mutaciones candidatas, heterocigotas, que causan
inestabilidad.
“La ingeniería de estas mutaciones, como heterocigotos,
en la cepa diploide ancestral causó inestabilidad genética. Las mutaciones que inactivaron
una copia de genes haploinsuficientes fueron más comunes que aquellas que
alteraron de manera dominante la función de la copia del gen mutado. Los
genes mutados se enriquecieron para los genes que funcionan en el transporte,
el control de la calidad de las proteínas y el metabolismo del ADN, y han
revelado nuevos objetivos para la inestabilidad genética, incluidos los genes
esenciales”, explican los autores. A pesar de que solo una minoría (10 de 57
genes) de los objetivos identificados tienen genes humanos homólogos implicados
en el cáncer, el resto son
candidatos a contribuir a la inestabilidad genética humana. Para probar
esta hipótesis, los expertos inactivaron seis ejemplos en una línea celular
humana casi haploide: cinco de estas mutaciones aumentaron la inestabilidad.
Eventos
genéticos únicos contribuyen a la inestabilidad genética en el ser humano
“Concluimos que los eventos genéticos únicos causan inestabilidad genética en
las células de levadura diploides y proponemos que mutaciones similares y
heterocigotas en homólogos de mamíferos inician la inestabilidad genética en el
cáncer”, comentan los autores.
¿Qué supone la inestabilidad genética en el desarrollo
del cáncer?
“La
inestabilidad genética ocurre cuando las mutaciones y los cambios genómicos se
producen con mayor rapidez; esto es perjudicial porque estas mutaciones
afectan a los genes guardianes del cáncer con más frecuencia. Esto significa
que la inestabilidad
genética contribuye a iniciar el proceso de génesis del cáncer, pero
también posiblemente a facilitar la adaptación durante la metástasis y,
seguramente, a la resistencia del cáncer a los medicamentos al intentar
tratarla”, explica a MuyInteresante Miguel Coelho, líder del estudio.
¿Qué implicaciones tendrán los hallazgos de este estudio?
“El
estudio que muestra que las mutaciones de un solo golpe son suficientes para
causar inestabilidad, nos alerta sobre el hecho de que el cáncer comienza con más
frecuencia de lo que pensábamos y al comprometer funciones celulares más allá
de la reparación del ADN (como el metabolismo normal y la estabilidad de
las proteínas). Más importante aún, el estudio ayuda a comprender por qué durante los tratamientos de
reincidencia del cáncer fallan: las células genéticamente inestables se
comportan como "super-mutadoras" y se adaptan mucho más rápido a los
medicamentos que usamos para tratar de controlarlos (lo que lleva al fracaso
del tratamiento y la muerte)”, continúa Coelho.
¿Cuál será el siguiente paso en la investigación?
“En
el siguiente paso, desarrollaré sistemas de evolución para comprender otros
aspectos de la inestabilidad genética, como la aneuploidía (la pérdida y
ganancia de cromosomas) y realizaremos experimentos de evolución en organoides
(conjuntos de células que imitan el entorno de tejidos y órganos) y en modelos de animales vivos. Al comprender
mejor qué tipos específicos de inestabilidad afectan los diferentes tipos de
cáncer y cómo la inestabilidad
permite que el cáncer adquiera resistencia, podríamos diseñar mejores
estrategias de tratamiento que retrasen la progresión del cáncer”, finaliza
Coelho.
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