Los avances en sismología nos han
permitido aprender mucho sobre la Tierra y sus capas.
La Tierra es bastante grande y, por
supuesto, existe mucho más de lo que podemos ver en la superficie. De hecho, si pudiéramos cortar
la Tierra por la mitad veríamos
que tiene múltiples capas. No obstante, el interior de nuestro planeta sigue guardando algunos
misterios. Aunque los astronautas exploran otros planetas y satélites en
órbita, los recovecos
internos de la Tierra siguen estando fuera de nuestro alcance.
Los avances en sismología nos han
permitido aprender mucho sobre la Tierra y las capas que la componen. Cada capa tiene propiedades,
composiciones y características
diferentes que afectan a los procesos clave de nuestro planeta.
Desde el exterior hasta el interior, el
orden de las capas es el siguiente: corteza, manto, núcleo externo y núcleo
interno.
Además,
al igual que todos los
planetas terrestres, el interior de la Tierra consta de capas. Eso
quiere decir que cuando se elimina una capa se encuentra otra, la cual se
diferencia de la anterior por sus propiedades químicas y geológicas así como por su temperatura y presión.
Capas de la Tierra
La Tierra se puede dividir de dos
maneras: mecánicamente (o reológicamente) y químicamente. Mecánicamente (es decir, según
el estudio de los líquidos) se puede dividir en litosfera, astenosfera, manto
mesosférico, núcleo externo y núcleo interno. En cambio, químicamente se divide en
corteza, manto (que también se puede subdividir en superior e interior)
y núcleo externo y central.
El núcleo interno es sólido, mientras
que el núcleo externo es líquido y el manto es sólido. Esto se debe a los puntos de
fusión relativos de las diferentes capas así como al aumento de temperatura y presión a medida que
se profundiza en las capas. Además, la diferencia entre estas capas se
debe a procesos que tuvieron lugar durante las primeras etapas de la formación
de la Tierra (hace 4.500 millones de años).
Según los científicos, la fusión podría
haber provocado que las sustancias más densas se hundieran hacia el centro,
mientras que los materiales menos densos se quedaron en la corteza.
Por
este motivo, se cree que
el núcleo está compuesto principalmente de hierro, níquel y diversos elementos
ligeros.
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