En siete años, el colombiano David
Vélez logró estar entre los banqueros con más clientes en Brasil y en el mundo.
Nubank es el neobanco más grande del planeta y a donde ha viajado, hasta ahora
México y Colombia, desafía a la banca tradicional.
Forbes
reconstruye la historia del posible próximo millonario colombiano con las voces
de sus socios y de los que comenzaron esta historia de este ‘unicornio’.
Allí
mismo, en Sao Paulo, un
antioqueño fundó hace tan solo siete años el banco sin sucursales físicas que
hoy es valorado como el neobanco más grande del planeta. Finalmente, una
imagen grandilocuente, muy propia de ese país, hecha con manos colombianas.
David Vélez, de tan solo 39 años y criado en la casa Vélez, un
linaje centenario de emprendedores exitosos antioqueños y estudiado en Estados
Unidos, es hoy el cofundador
de Nu o de Nubank, como se le conoce en Brasil, que ya desafió a la
banca tradicional en ese país, así como lo ha hecho en México, a donde llegó en
marzo pasado, y ahora va
por la colombiana.
Precisamente,
sin haber empezado formalmente su operación en el país, ya hay 100.000 colombianos en lista de espera para
adquirir su tarjeta de crédito morada sin cuota de manejo, su producto
estrella.
Tarjetas
como esas y una aplicación móvil han hecho algo inédito: convertirlo en una especie de
estrella de rock en la industria financiera mundial. Forbes califica al suyo como el
mejor banco de Brasil, The Economist lo detalla como “la esperanza que erosionó el
oligopolio bancario brasilero”, Fast Company no la baja de “una de las
empresas más innovadoras del mundo” y CNN describió en vivo como “increíble” su crecimiento.
Para el presidente de
Colombia, Iván Duque, es “titánico encontrarse con un compatriota como él”.
Con
todos esos atributos, Vélez, CEO y mayor accionista de Nubank (cuya razón
social en Brasil es Nu Pagamentos SA) podría caminar dentro de poco por esa alfombra roja para
ingresar pronto al ‘club’ de las personas más ricas de Colombia.
Su creación tiene una valuación de
10.000 millones de dólares, constatada en una ronda de inversión a mediados de
2019. Le siguen los
neobancos Chime, de Estados Unidos (US$5.800 millones), N26 de Alemania
(US$3.500 millones), OakNorth, de Reino Unido (US$1.000 millones).
Sin
embargo, esa idea de
volverse magnate no es la que pasa por su cabeza. “Me tiene sin cuidado.
Recibo mi energía y mi motivación de ver que estamos construyendo algo que soluciona un problema, la vida de
las personas, que está teniendo un impacto en la sociedad”, dijo David
Vélez a Forbes en una reciente visita exprés a Bogotá de 24 horas. “No tardo
tiempo pensando en eso, sino
enfocado en cuál es el próximo mercado, cuál es el próximo producto, el próximo gran paso en nuestro
proceso de crecimiento. El valor de la compañía no es el fin, es una consecuencia al buscar
solucionar un problema a gran escala”.
Por
medio de más de 7 rondas de inversión, la compañía ha conseguido 1.400 millones de dólares de la
mano de poderosos fondos como TCV, Sequoia Capital, Kaszek Ventures,
Tiger Global Management, QED, Founders Fund, DST Global, Redpoint Ventures,
Ribbit Capital, Dragoneer Investment Group, Thrive Capital y Tencent.
100.000 colombianos están en lista de
espera para recibir la tarjeta de crédito de Nu.
A
principios de este año, recibió una llamada desde una de las oficinas del Sequoia Capital en China,
en la que le advertían que era importante estar bien capitalizados desde el
punto de vista defensivo y ofensivo para la pandemia que se venía. Así que llamó a sus
inversionistas existentes para levantar una deuda convertible de 300 millones
de dólares, la más reciente inyección de capital, en la que no hubo
valuación. “No fuimos a
hablar con nadie más”, revela Vélez.
Por ahora aprovechan las ventajas de
ser una empresa privada, pero ven una salida a bolsa en el horizonte. “Es algo
que pasará en nuestra historia, que podría pasar en los próximos años, pero no
es nuestra prioridad”,
aclara David. “El IPO sería más un movimiento de marketing y de levantamiento
de capital, pero no necesariamente un momento para vender o salir”.
Empezó con una vaca
Su primera inversión la hizo cuando tenía 12 años al comprar una vaca con ahorros que había acumulado de regalos de cumpleaños y trabajos en las vacaciones, que luego se convirtieron en seis y en un respaldo para financiar parte de sus estudios en la Universidad de Stanford, donde estudio administración e ingeniería y a la que volvió un tiempo después a hacer un MBA.
De
niño, su primer trabajo fue hacer control de calidad en la fábrica de ropa de
su papá, separando los
botones buenos de los malos. De esa forma, cuenta, fue creando una ética
de trabajo aprendiendo a
construir. Emprender ha sido un mantra en su familia; sus tíos y primos
han gestado la marca de calzado Bosi, la industria marroquinera Vélez, los
herrajes industriales Creatum, las marcas de ropa deportiva Enjoy y Saffeti y
las carteras Malletier. “Toda
esa cultura familiar fue muy importante en mi propia educación y en la propia
construcción de mi carrera, por eso siempre incentivo a la gente a que vea el
emprendimiento como una gran oportunidad de construir algo”.
Nubank lo creó después de hacer carrera
en banca de inversión y de vivir algunas experiencias frustrantes con bancos en
Brasil. Todo el mundo
le decía que estaba loco, pero encontró dos socios: la brasilera Cristina
Junqueira y el estadounidense Edward Wilbe, este último era el arrendatario de la pequeña y modesta casa de dos
pisos en Sao Paulo, que fue la primera sede de Nubank. Casi una década
después, la compañía queda en un enorme y colorido edificio que acoge a la mayoría de sus 2.700
empleados.
La
característica estrella es que la tarjeta de crédito no cobra cuota de manejo, se pide a través
de la plataforma y llega a domicilio. Al ser un neobanco, no tiene sucursales físicas, todo funciona de manera digital,
lo que, dice, les permite ser eficientes y cobrar menos que competidores.
“Desde
el primer día, Nubank enamoró a sus usuarios. A través de una propuesta
absolutamente disruptiva, Nubank
logró niveles inéditos de fidelidad. Todas las nuevas cuentas que se
iban abriendo llegaban referenciadas de clientes encantados que le recomendaban
Nubank a sus amigos”, expresó a Forbes el inversionista argentino Nicolás
Szekasy, socio de Kaszek Ventures, quien fue uno de los primeros en creer en
esta propuesta y por lo tanto hace parte de su junta directiva desde el
principio. “Esto fue una
clarísima validación de la visión de Nubank de ofrecer un servicio
transparente, amigable y único en el mercado. A través de la ejecución
excepcional de esta visión, logró
consolidarse como el mayor banco digital del mundo”.
Cálculos
de la compañía señalan que
han ayudado a sus clientes a ahorrar más de 2.000 millones de dólares evitando
“tarifas abusivas”, permitiendo a personas en lugares remotos como el
Amazonas abrir cuentas e incluirse financieramente.
Desde
la visión de la cofundadora Cristina Junqueira, lo más sorprendente de haber fundado esta ascendente
firma tecnológica es poder ver el impacto positivo en la vida de las personas y
la transformación en la industria. “Hemos demostrado a clientes,
competidores y a toda la industria que la banca no tiene por qué ser una experiencia dolorosa, confusa y
molesta”, aseguró a Forbes. “Hemos podido probar que hay otra forma de hacer banca
que puede ser inclusiva y estar completamente enfocada en lo que el cliente necesita”.
Los
tres fundadores se presentaron una tarde en la oficina de João Pedro Paro Neto,
presidente para el Cono Sur de MasterCard, la franquicia que usa la tarjeta de
Nubank. “Empezaron de la
nada, vinieron diciendo que querían brindar una nueva experiencia. Nos
preguntamos por qué no, vimos que uno era más orientado a negocios, una
orientada a servicio al cliente y otro hacia la tecnología, y que podrían armar
esto, los firmamos y seguimos juntos”, señala. “Ellos no se rinden a nada. Dicen yo quiero, yo quiero, yo
quiero. Son una empresa brillante, nosotros aprendemos mucho de ellos y ellos
aprenden de nosotros”.
Esta
compañía, que recién se lanzó en Colombia y que también tiene presencia en
México, vio disparar sus
clientes de 6 a 26 millones en los últimos dos años, volviéndose el segundo mayor
emisor de tarjetas de crédito de Brasil, solo por debajo del principal
del país, Itau Unibanco Holding. En 2020, la escalada de usuarios ha rebasado
los 30 millones.
“Se
han acelerado segmentos que antes nos resistían diciendo que no tenían interés
en productos digitales. Más
de 600.000 personas de más de 65 años han abierto cuentas digitales, muchas de
ellas son personas que necesitaban recibir los subsidios del Gobierno de Brasil”,
explica Vélez.
“Sorpresivamente hemos recibido
una avalancha de depósitos de 3.000 millones de dólares de clientes que
antiguamente, escuchábamos, no confiaban en el banco digital porque no
tenía sucursales”.
Con
esa obsesión de foco en los clientes, en el máximo punto de incertidumbre por
la llegada del COVID-19, Nubank
creó un fondo de 3.8 millones de dólares para los clientes que necesitaran
ayudas durante la cuarentena. “Fue difícil escuchar en las primeras semanas a clientes
que se quedaban sin trabajo, con problemas de salud y en momento de crisis
vimos una oportunidad de crear un vínculo más fuerte”, dice Vélez.
“Podían pedir cualquier cosa que necesitaran independientemente de que fueran servicios financieros o
no. Llegamos a dar miles de atenciones gratis de telemedicina, pañales para los hijos, leche en
polvo, almuerzos. Nos
llamaban y tratábamos de ayudar”.
La
inversión en Colombia
Los 500.000 millones de pesos que invertirá en Nubank en Colombia se destinarán principalmente para atraer “a los mejores” programadores, científicos de datos, matemáticos y estadísticos del país a su equipo, que lidera la exgerente de Wingo Catalina Bretón, quien fue reclutada desde el año pasado como gerente de Nu Colombia.
La
firma digital se da un
plazo de 10 años para consolidarse como una de las instituciones financieras
más grandes del país, pero a diferencia de la banca obsoleta a la que le
ganaron ventaja hace siete años en Brasil, en Colombia existe una banca digitalizada con la
que la competencia será más fuerte.
“El mercado está controlado por cinco
bancos y ha habido poca competencia. Muchos bancos ven la tecnología como una forma de mejorar su
aplicación móvil, pero uno va y los llama, intenta hablar con ellos y es la
misma atención haciendo esperar 30 minutos, cobros por acá, cobros por allá con
montos de comisiones y productos muy complejos”, argumenta Vélez. “Es bueno que haya habido tantos
bancos en esa dirección porque han hecho el trabajo que nos costó tanto en
Brasil, donde nadie entendía de productos digitales y tuvimos que
invertir mucho tiempo en que
la gente ganara confianza”.
Es una realidad que los neobancos están
emergiendo rápidamente como una gran amenaza para los bancos tradicionales. McKinsey estima que para 2025 hasta el 40% de los
ingresos colectivos de los bancos podrían estar en riesgo debido a la nueva
competencia digital. Hace unas semanas Rappi, a través de su brazo
fintech Rappipay, presentó
en Colombia su primera tarjeta de crédito con Visa sin cuota de manejo,
que se solicita desde la aplicación y es enviada a domicilio.
Ahí la
competencia es quién
consiga tener la mejor plataforma tecnológica. Nubank, que nunca había
hecho alguna adquisición, este año ha hecho tres. La primera fue la consultora
de tecnología Plataformatec, en la que consideran que está “el mejor equipo de
desarrolladores de Brasil”; luego vino la compra de Cognitec, una empresa norteamericana de
ingeniería de software que desarrolló un programa y una base de datos que usa
Nubank, vinculando a los creadores de esas tecnologías a su equipo y,
más recientemente, compraron Easyinvest, una plataforma del segmento de bolsa
con 1.5 millones de clientes.
“Nuestra preferencia es construir todo
orgánicamente”,
confiesa el CEO de Nubank. “Las
adquisiciones son algo más reactivo cuando vemos una gran oportunidad de unir
fuerzas y acelerar productos. Puede que sigamos viendo y que aparezcan
nuevas oportunidades”.
Nubank logró generar una caja
operacional al cuarto año de haber sido fundada, aunque todavía presenta pérdidas contables. En el
primer semestre de este año, estas ascendieron a 17 millones de dólares. “Es muy relacionado en la forma
cómo hacemos la contabilidad de nuestro portafolio de crédito, donde
recibimos las pérdidas de hoy, pero recibimos todas las ventas en el futuro”,
explica Vélez. “Nos
sentimos muy cómodos con el modelo de negocio”.
A los
últimos siete años de su vida los resume como “una maratón que no para”, porque con el
crecimiento exponencial, también llegan desafíos exponenciales. De hecho, no
tiene claro si sea necesariamente la persona adecuada para seguir piloteando en
el futuro. “En el momento
que yo no sea la persona adecuada para liderar Nubank, me haré a un lado”,
asevera. “Siendo el mayor
accionista estoy muy incentivado a que si yo no tengo la capacidad y la
experiencia en cierto momento, habrá otra gente que la tendrá”.
El
antioqueño describe como
un desafío personal gigantesco poder crecer personalmente a la misma velocidad
de la empresa. Cuando tiene mucho estrés y presión él cree que ejecuta
mejor, aunque
paralelamente dice experimentar un malabarismo continúo tratando de
encontrar el balance adecuado para poder tener tiempo con su esposa y sus tres
hijos.
“Tiene una combinación de cualidades
muy positivas que son difíciles de encontrar en un fundador de una compañía. Por un lado, la visión estratégica
de ver algo que otros no ven y
por el otro, liderazgo y capacidad de ejecución para concretar objetivos
ambiciosos”, apunta Nicolas Szekasy, quien antes de ser inversionista
fue CFO de MercadoLibre por nueve años.
“Esta capacidad para moverse con comodidad
tanto con los proyectos de largo plazo como con las iniciativas del día a día le han
permitido conducir Nubank con
excelencia desde el día cero”.
u
socia Cristina Junqueira recuerda que cuando empezaron estaba claro que David tenía un gran
espíritu emprendedor, con una gran pasión, sin temor a aceptar nuevos desafíos
y con la necesidad de conformar un equipo fuerte. “Nos complementamos muy bien”, relata
Junqueira. “Una de las cosas que más le apasiona es construir una gran cultura para la empresa, asegurándose
de que nuestros valores permanezcan con el ejemplo. Él conoce la importancia de escuchar a los demás y
delegar”.
Lecciones a emprendedores
Como ángel inversionista, el colombiano ha apoyado a varias empresas emergentes. Ha invertido en la fintech brasilera Xerpa, en la startup de cocinas ocultas Mimic, en la proptech Loft, en la fintech mexicana Belvo, en la plataforma de recursos humanos Pipio, en la plataforma de salud Sofía, en la fintech Empower Fince, en el fondo de capital de riesgo Canary y en la proptech colombiana La Haus.
“Mis inversiones son más excepciones a
la regla porque desde que empecé Nubank me he negado a todas las oportunidades
de juntas directivas para tratar de enfocarme en una cosa bien hecha y no estar
dividiendo esfuerzos”,
cuenta David Vélez.
“No
recomendaría mi estrategia de inversión ángel para nadie porque lo hago usualmente cuando es
gente que conozco y que veo que está alcanzando grandes proyectos.
Depende del momento que esté. A veces llegan en momentos que estoy tan ocupado
que no hago la inversión, pero
si hay una semana que tengo más tiempo libre, termino invirtiendo”.
“Creo
que en América Latina hemos pasado el puente en la creación de un ecosistema, pero todavía falta mucho, falta
capital, faltan emprendedores, faltan programadores, pero ya se va abriendo
camino”, complementa. “En los próximos cinco o diez años estaremos viendo cientos de
unicornios, saliendo de todas las partes de América Latina”.
A los
fundadores de compañías tecnológicas les recomienda que piensen en grande, porque solucionar un problema
grande requiere casi la misma energía de uno pequeño, y rodearse de
gente diferente para poder complementar equipos. “Un equipo de solo arqueros no tiene valor”. Para
él, el arma secreta de cualquier compañía es preocuparse por la cultura desde
el principio. “Piensen
cuál es el propósito, cuáles son esos valores”.
De la
misma manera, invita a perder el miedo a expandirse a otros mercados, como Brasil,
que representa el 60% del producto interno bruto de América del Sur. “Si uno siente que tiene
producto, equipo, cultura y tracción en el mercado, hay que ir directamente a
Brasil. Hay una intimidación por el idioma, la cultura y el tamaño del
país, pero, al contrario, es
mucho más manejable con más capital y más talento”. Y advierte: “Si
alguien tarda en llegar a Brasil y alguien más crea esa empresa allá, va a ser muy difícil ubicarse en
el liderazgo de cualquier industria”.
Al
menos en Nubank, que consiguió en dos años el primer millón de clientes que
esperaba encontrar en cinco años, las turbinas se concentran en alcanzar 100 millones de
clientes en los próximos años. Y si esto sigue multiplicándose a este
ritmo, el emprendedor David
Vélez será pronto el más joven multimillonario colombiano.
Su primera inversión la hizo cuando tenía 12 años al comprar una vaca con ahorros que había acumulado de regalos de cumpleaños y trabajos en las vacaciones, que luego se convirtieron en seis y en un respaldo para financiar parte de sus estudios en la Universidad de Stanford, donde estudio administración e ingeniería y a la que volvió un tiempo después a hacer un MBA.
Los 500.000 millones de pesos que invertirá en Nubank en Colombia se destinarán principalmente para atraer “a los mejores” programadores, científicos de datos, matemáticos y estadísticos del país a su equipo, que lidera la exgerente de Wingo Catalina Bretón, quien fue reclutada desde el año pasado como gerente de Nu Colombia.
Como ángel inversionista, el colombiano ha apoyado a varias empresas emergentes. Ha invertido en la fintech brasilera Xerpa, en la startup de cocinas ocultas Mimic, en la proptech Loft, en la fintech mexicana Belvo, en la plataforma de recursos humanos Pipio, en la plataforma de salud Sofía, en la fintech Empower Fince, en el fondo de capital de riesgo Canary y en la proptech colombiana La Haus.
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