La
Trampa de Kindleberger es un concepto geopolítico y económico que postula que
la estabilidad global depende de una potencia líder que esté dispuesta
y sea capaz de suministrar "bienes públicos globales". Estos
bienes públicos incluyen la estabilidad económica, la seguridad y el libre comercio,
entre otros.
La
trampa se produce cuando hay una transición en el liderazgo
internacional, y la potencia saliente ya no es capaz de proveer estos
bienes públicos, mientras que la potencia emergente, a pesar de su creciente
poder, no está dispuesta o aún no es capaz de asumir ese papel. Esta falta de
un liderazgo claro y la consiguiente insuficiencia en la provisión de bienes
públicos globales pueden conducir a la inestabilidad económica, crisis
financieras y conflictos.
En esencia, la Trampa de Kindleberger argumenta que la ausencia de un
hegemón benevolente o de una coalición dispuesta a asumir ese rol crea un vacío
que el sistema internacional no puede llenar por sí mismo, llevando al caos.
Origen del concepto
El concepto se basa en el análisis del historiador
económico Charles Kindleberger sobre la Gran Depresión de la década de
1930. Kindleberger
argumentó que la inestabilidad económica de esa era fue el resultado del
fracaso de Estados Unidos en asumir las responsabilidades de liderazgo global
después del declive de Gran Bretaña como potencia mundial preeminente tras la
Primera Guerra Mundial. Gran Bretaña, que anteriormente había actuado como
estabilizador del sistema internacional (proporcionando una moneda estable,
mercados abiertos, etc.), ya no era capaz de hacerlo. Estados Unidos, a pesar
de su creciente dominio económico, no asumió este papel de manera efectiva, lo
que llevó a una provisión insuficiente de bienes públicos globales y, en última
instancia, exacerbó la crisis económica y contribuyó al colapso del orden
internacional.
Ejemplos pasados
·
La Gran Depresión (década de 1930): Este es el ejemplo paradigmático de Kindleberger. Como se
mencionó, Gran Bretaña
había sido el principal proveedor de bienes públicos globales en el siglo XIX y
principios del XX (manteniendo el patrón oro, promoviendo el libre comercio,
actuando como prestamista de última instancia). Después de la Primera Guerra
Mundial, su capacidad para hacerlo disminuyó drásticamente. Estados Unidos,
aunque se había convertido en la mayor economía del mundo, adoptó una postura
aislacionista y proteccionista (por ejemplo, con la Ley Smoot-Hawley),
negándose a asumir el papel de liderazgo global. Esta falta de un actor
que estabilizara el sistema monetario internacional, ofreciera liquidez en
tiempos de crisis y mantuviera los mercados abiertos contribuyó a la severidad
y la extensión de la Gran Depresión.
Ejemplos recientes (o escenarios potenciales)
La "Trampa de Kindleberger" es un
concepto que se utiliza para analizar dinámicas contemporáneas, especialmente en el contexto de
un orden mundial cambiante.
•
La Crisis Financiera Global de 2008: Algunos
analistas han sugerido que, aunque no fue un caso puro, hubo elementos de la
trampa. Si bien Estados Unidos actuó como prestamista de última instancia y
tomó medidas significativas para estabilizar la economía global, hubo críticas
sobre la falta de una coordinación global más robusta y un liderazgo más
unificado para prevenir o mitigar la crisis. La idea es que, a medida
que el poder económico se ha ido distribuyendo, la capacidad de un solo actor para ser el "proveedor de
bienes públicos globales" se vuelve más compleja, y la voluntad de
otros países de asumir más responsabilidad puede ser limitada.
•
La relación entre Estados Unidos y China: Este es quizás el ejemplo más discutido en la actualidad.
Estados Unidos: Algunos
argumentan que Estados Unidos está mostrando una creciente renuencia a
asumir el coste total del liderazgo global (por ejemplo, retirándose de
acuerdos internacionales, adoptando políticas más unilaterales o poniendo el
"América Primero"). Esto podría interpretarse como una disminución en
su voluntad de proveer ciertos bienes públicos globales.
China: China es una potencia económica en ascenso, pero su voluntad y/o capacidad
para asumir el papel de principal proveedor de bienes públicos globales, como
la estabilidad financiera global, el fomento del libre comercio con total
reciprocidad o la seguridad colectiva en un sentido amplio, es un tema de
debate. Algunos la ven como una potencia que prioriza sus intereses nacionales
y regionales, y que aún no está lista o dispuesta a liderar el sistema
internacional de la misma manera que lo hizo Estados Unidos después de la
Segunda Guerra Mundial.
El riesgo: La
combinación de una potencia establecida que se retira parcialmente de su rol de
liderazgo y una potencia emergente que aún no lo asume completamente, crea un
vacío en la provisión de bienes públicos globales. Esto podría manifestarse en una
menor cooperación internacional, una mayor inestabilidad económica o incluso un
aumento de los conflictos.
En resumen, la Trampa de Kindleberger advierte sobre los peligros de
un sistema internacional sin un liderazgo claro que se encargue de mantener la
estabilidad y proveer los bienes esenciales para la prosperidad y seguridad
global. La historia de la Gran Depresión es su ejemplo más claro, y la dinámica
actual entre Estados Unidos y China es a menudo analizada bajo esta lente como
un potencial escenario de riesgo.
REFLEXIONES DE UN SACERDOTE CATOLICO
La
"Trampa de Kindleberger" nos ofrece una profunda lección sobre
nuestra responsabilidad compartida en este mundo. Nos recuerda
que, así como en una familia o una comunidad, la prosperidad y la paz dependen
de que alguien esté dispuesto a servir y proveer por el bien
común. Cuando la vanidad o el egoísmo nos impiden asumir ese
rol, o cuando el poder se desdibuja y nadie toma las riendas, el caos y la
inestabilidad se ciernen sobre nosotros.
Esta
reflexión nos llama a una introspección: ¿Estamos nosotros, individual y
colectivamente, dispuestos a ser constructores de
puentes y proveedores de esperanza en nuestro propio entorno?
Que nuestra fe nos impulse a ser faros de estabilidad y caridad.
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