La
competencia de EE.UU. y China por ser la primera potencia económica es cada vez
más reñida.
Hasta
los años 90 la influencia y el poder económico de Estados Unidos en el mundo
eran indiscutibles, pero a medida que China se ha venido integrando al
capitalismo y se convirtió en la fábrica del planeta, esa supremacía se ha
debilitado, al punto que cada vez más países consideran que el mandamás en
materia económica es el gigante asiático y no el Tío Sam.
Los más recientes sondeos del centro Pew Research
realizados en 32 países muestran
que en promedio 42% de los encuestados considera que Estados Unidos es la
economía líder, mientras que 32% piensa que es China. Este resultado,
sin embargo, cambia por zonas geográficas: en Europa, Australia y Canadá gana
la nación oriental, mientras que en América Latina y África la ventaja la tiene
el país del Norte.
En
Estados Unidos cada vez están más preocupados por la fortaleza económica de
China, que por su fortaleza militar, y lo que más les inquieta es la cantidad
de deuda estadounidense que está en manos chinas (a julio pasado se
estimaba en US$1,10 billones). También les angustia el creciente déficit
comercial que tienen con China y la pérdida de empleos que se fueron de Estados
Unidos al país asiático. Esos temores fueron, en parte, los responsables de la
llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
A
nivel global, cada vez más personas piensan que China ahora tiene la mano de
obra, la influencia y el poder económico suficientes para competir de tú a tú
por ser la primera potencia económica del planeta, mientras que Europa
(como bloque y no por países) cada vez está más lejos de ocupar ese lugar, con
tan solo 9% de encuestados que la ven de líder.
En
América Latina, pese a que la inversión e influencia de China crecen a pasos
agigantados –el comercio bilateral se multiplicó por 26 entre 2000 y 2016 y han
llegado inversiones chinas por US$110.000 millones–, el poder lo sigue
teniendo Estados Unidos. No obstante, cada vez hay un número mayor de expertos
que consideran que el bienestar económico de la región depende más de lo que
pase con China que del vecino del Norte. Esto debido a que China se ha convertido en el
determinante de los precios de las materias primas, que son el principal
producto de exportación de los latinoamericanos.
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