El
aumento de temperaturas en algunas regiones incrementa el riesgo de fenómenos
climáticos extremos.
Si se reducen las emisiones, el aumento del nivel del mar
podría ser inferior a 20 cm, según dos estudios
La
mayor amenaza del cambio climático está en el mar
Las
inmensas masas de hielo glaciar de la Antártida y Groenlandia guardan el
secreto de los cambios que están por venir. Por eso una buena parte de
los estudios sobre el calentamiento global gira en torno a ellos; porque
establecer el ritmo al que pierden volumen es un factor clave para determinar el aumento del
nivel del mar en las próximas décadas, uno de los principales riesgos
asociados al cambio climático.
Pero además, la desaparición de los casquetes glaciares
tiene otros efectos indirectos y provocará una clima cada vez más variable en
todo el mundo, según explica un estudio publicado este miércoles en Nature.
Investigadores de la Universidad de Victoria (Australia)
han realizado un seguimiento vía satélite de los cambios recientes en los
casquetes glaciares de Groenlandia y la Antártida, a partir del que han
elaborado modelos sobre su evolución y su impacto en el clima. "Al añadirse el agua de
deshielo a la circulación normal del océano, ésta se interrumpe y no distribuye
el calor alrededor del planeta como debería", explica Nicholas
Golledge, experto de paleoclimatología del centro australiano y autor principal
de la investigación. "Esos
cambios que estamos viendo en nuestros modelos van a propiciar eventos
climáticos más extremos".
En concreto, Golledge y su equipo apuntan al agua
procedente de la capa de hielo de Groenlandia y a su efecto sobre la
Circulación Meridional del Atlántico, una corriente marina que transporta agua
caliente desde los trópicos hacia el Atlántico Norte y que juega un papel
fundamental en el clima mundial. Su trabajo aparece sólo unas semanas después
de que otra investigación, publicada en la revista PNAS, señalase que la isla
danesa está perdiendo su manto de hielo -tanto en los glaciares como en la
superficie- a mayor ritmo del que se estimaba y que la región cada vez es más
sensible a los efectos del cambio climático.
El artículo aparecido esta semana en Nature estima que la
variabilidad climática interanual puede aumentar hasta en un 50% en algunas
regiones del globo. "Un
ejemplo es el calentamiento que se está produciendo en Golfo de México, punto
en que se originan muchos huracanes y tormentas tropicales", señala
el autor.
"Sabemos que estos fenómenos están controlados en
gran medida por el calor del océano: así que más calor equivale a más
tormentas". En enero, otros dos estudios aparecidos en Nature
Communications y AAS coincidían en señalar que el calentamiento de la capa superficial
del mar está modificando el clima mundial, facilitando la formación de lluvias
torrenciales, de tormentas más intensas y aumentando la intensidad del oleaje.
En
el hemisferio sur, el modelado del deshielo es más complejo. En la Antártida la
pérdida de masa helada proviene del calor del océano, a diferencia de
Groenlandia donde las condiciones ambientales juegan un papel más importante.
Al
derretirse, el agua dulce que fluye hacia la superficie oceánica se queda en la
superficie y actúa como lupa, lo que provoca que el agua caliente quede
atrapada bajo la superficie, un proceso que acelera la desaparición de los
bloques helados que flotan bajo el continente. "El agua derrite la parte inferior de las
plataformas de hielo, lo que hace que fluya más cantidad hacia el mar desde el
interior", explica Golledge. "Aquí el vínculo es más indirecto
y en función de los procesos intermedios que se tengan en cuenta, se pueden
obtener estimaciones muy diferentes".
La expansión térmica que se produce al calentarse los
océanos, unida al deshielo de los polos, de Groenlandia y de los glaciares, ha
contribuido a que el nivel mar haya aumentado 19 cm en el último siglo. El
Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC)
estima que para 2100, ese incremento podría ser de 40 o 63 cm adicionales, si
no se frenan las emisiones de CO2.
Los autores señalan que si se consigue reducir esos
niveles -algo que pasa por cumplir lo establecido en el Acuerdo de París- la
subida del mar podría mantenerse por debajo de 20 cm. "El aumento del nivel del mar va a continuar
durante miles de años, incluso reduciendo las emisiones, pero el ritmo al que
lo hace es algo que podemos controlar", advierte el científico.
"Y eso es fundamental, porque los costes asociados a una adaptación
progresiva serán mucho menores que en una adaptación rápida".
Inestabilidad en los acantiladosEn un segundo artículo
aparecido en Nature, científicos del King's College de Londres exploran la
influencia del colapso de los grandes acantilados de hielo de la Antártida. En
2016, un estudio publicado en Nature Climate Change y elaborado por científicos
de la Universidad de Georgia (EEUU) afirmaba que la ruptura de estas
plataformas sobre el mar había sido ignorada en las estimaciones sobre el
aumento del nivel del mar y, en consecuencia, elevaban las previsiones hasta
1,5 metros antes de final de siglo.
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