El
estudio de los 13 neandertales de la misma familia revela que la endogamia fue
decisiva en su desaparición
Detectaron
17 anomalías congénitas en su esqueleto, todas compartidas por varios
miembros
La
cueva asturiana de El Sidrón fue hace 49.000 años el hogar de una familia de
neandertales. Estaba formada por al menos 13 personas -siete adultos, tres
adolescentes y tres niños- de las que se han encontrado 2.500 partes de sus
esqueletos fosilizados.
Un puzle de huesos cuyo análisis está permitiendo
esclarecer uno de los misterios de la paleontología: por qué esta especie se
extinguió hace unos 40.000 años, coincidiendo con la llegada del hombre de
Cromañón.
Tras estudiar 1.674 de esos 2.500 huesos hallados en la
cueva del municipio de Piloña, un equipo de científicos españoles apunta a la
endogamia como factor decisivo en la desaparición de los neandertales. Lo saben
gracias a las anomalías que han encontrado en esos fósiles, que muestran que
las relaciones entre miembros de la misma familia debían ser frecuentes.
"Hemos
identificado un porcentaje relativamente alto de anomalías congénitas, es
decir, pequeñas variantes morfológicas que vienen determinadas genéticamente",
explica a este diario Antonio Rosas, el investigador del Museo Nacional de
Ciencias Naturales (CSIC) que ha dirigido el estudio, publicado este viernes en
la revista Scientific Reports.
"En
las poblaciones humanas o de otros animales que están en peligro de extinción,
estas anomalías congénitas
suelen ser mucho más frecuentes que en las poblaciones normales, y esto
ocurre porque se acumulan. Debido a la reproducción entre individuos del mismo
grupo y la reiteración de personas genéticamente cercanas, esas anomalías
terminan apareciendo en la población y son un indicador de la endogamia",
señala Rosas.
En
total, han detectado 17 anomalías congénitas distribuidas por todo el esqueleto
y todas ellas son compartidas por varios miembros de la familia.
Por ejemplo, cuatro de los 13 individuos presentaban una anomalía en el cierre del
arco anterior o posterior de las vértebras cervicales, según explica
Luis Ríos, primer autor del estudio. Los huesos de la muñeca, el pie, la nariz
y la mandíbula son otras de las partes del cuerpo en las que han visto
anomalías.
Sus resultados no han sido una sorpresa pues, como
recuerda Rosas, además de los indicios genéticos se sabía que, por lo general,
los grupos neandertales solían estar formados por pocos individuos y estaban
muy dispersos: "Desde
el punto de vista demográfico o poblacional, parece que las estructuras de
grupos pequeños y aislados, y con reproducción endogámica, pudieron ser
determinantes para su extinción".
La razón es que, desde el punto de vista biológico,
supone un factor de pérdida de variabilidad genética, "y esa pérdida a
largo plazo determina menos capacidad de respuesta ante los cambios
ambientales, lo que termina con la desaparición de los grupos".
Además, las huellas genéticas han revelado que esos
comportamientos se extendieron en el tiempo y se producían ya hace unos 200.000
años. "Lo que estamos
viendo es que el proceso de pérdida de variabilidad y de endogamia viene de muy
atrás. Podemos afirmar que la extinción de los neandertales no se debió
exclusivamente a la presencia de los cromañones, sino que se trata de un
proceso evolutivo que viene de muy atrás".
Sus resultados concuerdan con lo que se ha visto en otros
lugares europeos habitados por neandertales, como la cueva de Vindija, en
Croacia, o en Altai (Siberia), donde además han podido constatar en un
individuo que hubo descendencia entre hermanastros. En la familia de El Sidrón,
dice Rosas, no han estudiado si hubo consanguinidad.
No obstante, no se puede echar toda la culpa a la
endogamia: "Fue un
factor muy determinante pero no el único. Posiblemente actuó en
conjunción con otros factores de tipo ecológico, como la degradación del medio
ambiente en el que vivían, y
al final de su existencia, por la competición ecológica con los
cromañones".
En lo que respecta a la influencia del medio ambiente,
Rosas menciona cómo la
extinción de los neandertales coincidió con el avance de la última glaciación,
que supuso una modificación de los ecosistemas. El clima del planeta,
especialmente en el territorio que hoy es Europa, fue bastante frío: "Se perdieron los bosques
templados y con ello el medio natural de los neandertales. Esa
fragmentación de los bosques contribuyó a la propia fragmentación de las
poblaciones neandertales".
La de El Sidrón es la colección más importante de restos
neandertales de la Península Ibérica aunque esta especie estaba bastante
extendida por nuestra geografía. Aproximadamente en la misma época en la que vivía la familia de la
cueva asturiana, otros grupos neandertales seguramente vivían en Gibraltar,
en la cueva granadina de Zafarraya y en el litoral cantábrico.
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