El
desarrollo económico del gigante asiático, ha tenido más fuerza
tradicionalmente en las regiones del Este del país.
El
desarrollo económico chino, tradicionalmente, ha tenido más fuerza en las
regiones del Este. China, como suele decirse a menudo, encierra dentro de sus extensas
fronteras un continente más poblado que EE.UU. más toda la UE. Si
trazáramos una diagonal de Noreste a Suroeste, la mitad inferior resultaría en la zona con más población
del planeta por kilómetro cuadrado. Y el otro sector, al contrario,
contaría con la menor densidad de población del mundo. Es la China de las contradicciones. En
Wuxi, Chongqing, la gente sigue viviendo entre montañas sin acceso a servicios
básicos como el agua corriente. En Pekín, sin embargo, el salario medio ha superado recientemente
los mil euros al mes.
La
población urbana china, sin embargo, ha ido aumentando a lo largo de los años
hasta superar el 50%. El desarrollismo, hacia las zonas del
Centro-Oeste, es una realidad incontestable desde hace tiempo.
Chongqing,
estuvo tres lustros consecutivos creciendo dobles dígitos (hasta 2017), fabrica
uno de cada tres ordenadores del mundo. En Chongqing operan multinacionales punteras como CISCO,
HP, Acer o IBM. Y sus exportaciones de ordenadores aumentaron un 85% durante 2018.
El desarrollo logístico, sobre todo los ferrocarriles que conectan Chongqing
con Alemania o Rotterdam en menos de dos semanas, han hecho de esta región
Centro- Occidental china toda una referencia en lo relativo al sector
electrónico (si bien ahora existe cierta incertidumbre derivada de la guerra
comercial con EE.UU.). Chongqing, análogamente, también ha sido el primer productor automovilístico de
China. Sin embargo, al haberse especializado en vehículos contaminantes de bajo valor
añadido, la industria sufrió un retroceso del 17% en 2018. Pero la reconversión
hacia el segmento de los
coches eléctricos ha otorgado a esta provincia una cuota nacional del
5%.
Hubei, la segunda de estas provincias del Suroeste, también está creciendo
rápidamente. Wuhan, la capital, tiene más de seis mil empresas
extranjeras. Y uno de cada tres euros invertidos por Francia, en China, tiene
como destino Wuhan. La
dotación logística de esta ciudad, situada a orillas del río Yangtzé, explica
el incremento notable de las inversiones. Y la educación superior, con más universidades que
ninguna otra ciudad china (excepto Pekín), es otro atractivo enorme. El
Valle de la Óptica Electrónica, uno de los parques industriales de referencia
en Wuhan, espera poder
facturar 400 mil millones de euros hacia 2020.
Existen,
por tanto, muchas oportunidades más allá de las grandes ciudades chinas como
Pekín o Shanghai. China
ha puesto en funcionamiento casi una veintena de zonas económicas especiales
especializadas en diferentes industrias. Áreas donde las facilidades
para invertir, además, van desde una fiscalidad favorable hasta exenciones
regulatorias. En algunas zonas especiales de Chongqing, los bancos extranjeros
están autorizados a operar con sucursales propias..
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