Luis
XVI fue el último rey de Francia y murió en la guillotina el 21 de enero de
1793
Era 28 de agosto de 1789 y en la Asamblea Constituyente
de Francia se hacía la pregunta más revolucionaria de la época: ¿Cuánto poder debe tener el rey?
A eso se resumía la disyuntiva fundamental que tenía ante
sí la Revolución francesa: darle
continuidad a la decadente monarquía o ponerle fin.
Pocos
podían predecir entonces que la cuestión precipitaría el fin, pocos años
más tarde, de los omnipotentes reyes de Francia.
Y que Luis
XVI y su esposa María Antonieta terminarían sus días ejecutados en la
guillotina, ante el desafiante pueblo parisino que aplaudía entre gritos
de "!Viva la República!".
La escena, antes de esa pregunta central, era simplemente
impensable.
Pero
los franceses se enfrascaron en su Revolución, el proceso que puso fin al poder
absoluto de la monarquía y de la Iglesia, cuestionado por los burgueses que emergieron
como nueva fuerza política.
Y
así inició una transformación social y económica que tuvo un profundo impacto
en el orden político y cuya influencia llegó hasta hoy, no solamente en
Francia sino en el mundo.
De ese convulso periodo surgieron, además de conceptos como los "derechos
del hombre" y "nación", los nombres de las dos principales tendencias políticas
que han regido el mundo desde entonces: la izquierda y la derecha.
La dicotomía izquierda derecha se coló en el lenguaje
político
Desde
1789 les hemos llamado izquierda y derecha a las dos principales tendencias
políticas que han regido el mundo occidental.
Y en esta definición tan dicotómica y contrapuesta desde
su propio origen, tuvieron que ver unas sillas.
Para explicarlo, tenemos que volver a la sala de la
Asamblea Constituyente, a ese día de agosto de 1789 en el que estaba teniendo lugar la votación sobre el poder
que debía tener Luis XVI.
Cuenta la historia que el debate desatado en la asamblea,
integrada tanto por
seguidores de la Corona como por revolucionarios interesados en tumbarla,
era tan acalorado y pasional que los contrincantes se terminaron ubicando
estratégicamente en la sala según sus afinidades.
De
un lado, en las sillas ubicadas a la derecha del presidente del organismo,
se sentó el grupo más conservador.
Eran
los leales a la Corona, quienes querían contener la Revolución y que el rey conservara
el poder y el derecho al veto absoluto sobre toda ley.
Eran
partidarios de que en Francia se instalara una monarquía constitucional,
algo parecido al ejemplo inglés. Es decir, un rey poderoso con un Parlamento
que dependiera en gran medida de su figura.
Las
sillas de la derecha las ocuparon los fieles a la monarquía y las de la
izquierda los que pedían menos poder para el rey Luis XVI
Del otro lado, en las sillas de la izquierda, se comenzaron a reunir los
revolucionarios que tenían una visión opuesta.
Eran los más progresistas de la sala, los que pedían un cambio de
orden radical.
Para ellos, el rey solo debía tener derecho a un veto suspensivo.
Es decir, si este no estaba de acuerdo con una propuesta de ley podía suspender
el proceso por un tiempo determinado, pero no podía detenerla
definitivamente ni cancelarla.
Suponía
el fin del poder absoluto del monarca.
Según recogen los registros del Senado francés, la votación de ese día la
ganaron los que estaban sentados a la izquierda, con 673 votos frente a
los 325 que emitieron los de la derecha.
Eso
terminaría marcando el curso de la Revolución francesa.
Con este resultado, la monarquía había comenzado a enterrarse en Francia.
Declaración
de los derechos del hombre
¨Los hombres nacen y permanecen libres e iguales de derechos¨ dice la Declaración de los derechos del hombre de la Revolución Francesa
Pero más allá de aquella jornada, los asambleístas
siguieron ubicándose en la sala por afinidades.
Y la
dicotomía no tardó en colarse en el lenguaje político, algo que terminó
siendo muy práctico para los editores de las primeras actas de la Asamblea y de
los primeros periódicos revolucionarios.
Para Pierre Brechon, politólogo francés y profesor
emérito de ciencias políticas de la Universidad Sciences Po, una de las razones
por las que los términos se quedaron en la jerga política tiene que ver con su
simpleza.
"El
pensamiento tiene este aspecto dicotómico y para entender, al menos en un
primer momento, necesitamos de cosas simples. Podríamos haber encontrado
otros términos que pudieron haberse difundido mundialmente, pero lo que es
importante es que se necesitaba un vocabulario simple (…). Y en las discusiones políticas
la derecha y la izquierda son puntos de referencia simples".
Brechon recuerda que esta dicotomía política en Francia no se quedó en la discusión
sobre los poderes que debía tener el rey, y que más bien evolucionó marcando
algunos de los hitos de la historia del país.
Así, una vez que la monarquía se derrumbó, en el sigo XIX
el debate se centró en qué tipo de república debía establecerse: si una más conservadora, con un
Estado ligado a la Iglesia, tal como lo prefería la derecha, o si una república
laica, como pedía la izquierda.
Luego, en el siglo XX, la división se manifestó hacia lo económico,
con la derecha a favor de un mercado liberal y la izquierda por uno regulado.
La popularización de la izquierda y la derecha
Durante una buena parte del siglo XIX, los términos izquierda y derecha fueron únicamente usados por políticos.
En realidad, pasaron muchos años hasta que esas nociones
salieron de los predios de la Asamblea Nacional francesa y llegaron a la gente
común.
Para
que eso sucediera hizo falta educación.
Hay que recordar que en Europa algunos países como
Alemania y Francia, esta última en plena efervescencia de su revolución, fueron pioneros en el
establecimiento de sistemas educativos públicos a principios del siglo XIX.
Y según el politólogo Brechon, una cosa trajo a la otra.
La
popularización de los términos izquierda y derecha "estuvo ligada a la
politización progresiva de los individuos y a la elevación del nivel
educativo de las sociedades desarrolladas".
Pero si bien los términos nacieron en Francia, lo cierto es que se expandieron
en el mundo occidental.
Y más allá de los nombres de las tendencias, se extendió esa noción de la
política como una oposición de fuerzas, en blanco y negro, en lugar de
ese espectro diverso que en realidad es.
Aunque la pareja de opuestos más universal es la de izquierda vs. derecha,
bajo la misma lógica
existen también progresista vs. reaccionario, conservador vs. liberal o demócrata vs. republicano.
Más de dos siglos después del surgimiento de la izquierda
y la derecha, el espectro
político lo compone una gama de grises en la que, como suele quedar patente en
las encuestas, se sitúa la mayoría de la gente.
Así, más de 230 años después, la polarización termina por recordar a ese
escenario dicotómico, de polos opuestos en el que estalló la Revolución
francesa.
Una sublevación que, cuando cuestionó el poder
absoluto de Luis XVI, también puso en tela de juicio la jerarquía social de la
época, dividiendo a la
sala entre aquellos que decidieron sentarse a la izquierda y los que se
inclinaron por las sillas de la derecha.
¨Los hombres nacen y permanecen libres e iguales de derechos¨ dice la Declaración de los derechos del hombre de la Revolución Francesa
Durante una buena parte del siglo XIX, los términos izquierda y derecha fueron únicamente usados por políticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios aqui: