Los
satélites de la NASA no dejan duda al respecto: nuestras acciones alteran el
equilibrio energético del planeta.
Aún
resulta insólito cómo algunas personas se preguntan si el cambio climático es
cierto. Hoy contamos con una nueva prueba que demuestra que el cambio climático
es muy real y está causado por la humanidad. Nuestro planeta está
tratando, continuamente, de equilibrar la energía que proviene del Sol y la que
libera al espacio. Primero, esta energía entra a través de la luz solar; parte de esta energía, se
refleja en la superficie de la Tierra y parte regresa al espacio; el resto, se absorbe, calienta
el planeta y se emite como energía de radiación térmica como cuando el
asfalto se calienta en verano y emana calor durante un día soleado. Sin
embargo, los nuevos datos
aportados por la NASA exponen que, desde la revolución industrial, la humanidad
ha desequilibrado este presupuesto energético, añadiendo gases de efecto
invernadero que atrapan más radiación. Estos gases de efecto invernadero llevan a lo que se
conoce como “forzamiento radiativo”, pues sumar más componentes que
absorben la radiación o eliminar los que la reflejan, como los aerosoles, alteran este equilibrio
energético que provoca que la Tierra absorba más energía que la que debería escapar al espacio
(calentando aún más la superficie).
Los investigadores, que publican sus conclusiones en la
revista Geophysical Research Letters, han establecido la evidencia mediante el estudio de las
concentraciones de gases de efecto invernadero y los cambios de
temperatura de la superficie durante los últimos 150 años, pero no
directamente. Se trata de
las primeras observaciones directas del creciente forzamiento radiativo global.
Es la forma por la que las actividades humanas están afectando al clima.
"Este
es el primer cálculo del forzamiento radiativo total de la Tierra utilizando
observaciones globales, teniendo en cuenta los efectos de los aerosoles
y los gases de efecto invernadero", comenta Ryan Kramer, del Goddard Space
Flight Center de la NASA y la Universidad de Maryland. "Es una prueba directa de que las actividades
humanas están provocando cambios en el presupuesto energético de la
Tierra".
Para lograr estos resultados, los científicos de la NASA
utilizaron el proyecto Clouds and the Earth's Radiant Energy System (CERES) que
ha volado continuamente en satélites desde 1997. Cada uno de estos instrumentos mide con precisión cuánta
energía entra al sistema de la Tierra y cuánta sale. "Pero no nos
dice qué factores están causando cambios en el balance energético", agregó
Kramer.
¿Qué
parte de este desequilibrio energético ha sido causado por los humanos?
Para descubrirlo, observaron qué cantidad de ese desequilibrio se debía a fluctuaciones respecto a factores que a menudo ocurren naturalmente. Las nubes, el brillo de la superficie y el vapor de agua son algunos ejemplos. El instrumento Atmospheric Infrared Sounder del satélite Aqua de la NASA mide el vapor de agua en nuestra atmósfera, que absorbe calor, por lo que, dependiendo de la cantidad de humedad que haya en la atmósfera, la cantidad de energía que sale de la Tierra será diferente. Finalmente, demostraron con un nuevo algoritmo informático que el forzamiento radiativo ha aumentado en 0,5 vatios por metro cuadrado de 2003 a 2018.
Esto
se debe principalmente a aumentos en las emisiones de gases de efecto
invernadero. Los expertos comparten que "esto nos permitirá hacer proyecciones más seguras
sobre cómo cambiará el clima en el futuro".
Para descubrirlo, observaron qué cantidad de ese desequilibrio se debía a fluctuaciones respecto a factores que a menudo ocurren naturalmente. Las nubes, el brillo de la superficie y el vapor de agua son algunos ejemplos. El instrumento Atmospheric Infrared Sounder del satélite Aqua de la NASA mide el vapor de agua en nuestra atmósfera, que absorbe calor, por lo que, dependiendo de la cantidad de humedad que haya en la atmósfera, la cantidad de energía que sale de la Tierra será diferente. Finalmente, demostraron con un nuevo algoritmo informático que el forzamiento radiativo ha aumentado en 0,5 vatios por metro cuadrado de 2003 a 2018.
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