Si la primera carrera
espacial solo tuvo como actores a el presidente norteamericano Donald Trump ha presentado
recientemente los planes de NASA para regresar a la Luna, esta
vez, supuestamente, de manera definitiva.
Artemis, la ambición
americana
La Agencia
Espacial Norteamericana ha
anunciado un ambicioso programa que incluye misiones humanas a la superficie
lunar, una estación de tránsito y, en un futuro más lejano, la
exploración marciana.
Los objetivos de Artemis son
eminentemente prácticos
Son tres
las misiones planeadas. Se prevé que Artemis 1, sin tripulación, orbite alrededor de
la Luna durante 10 días en 2020-2021. Artemis 2, ya con astronautas a
bordo, sobrevolará a unos 8.900 km de la superficie en el 2022-2023. Los primeros seres humanos
volverán a hollar la superficie lunar en el 2024 con Artemis 3.
La Nasa
estima que el programa tendría un costo entre 20.000 y 30.000 millones de dólares. Sin
embargo, solo el nuevo telescopio espacial JWST ha superado los 10.000
millones, tras 10 años de retraso. En la exploración espacial es necesario una buena dosis
de realismo, objetivos bien definidos y mucha paciencia.
China posee un potente programa espacial
caracterizado por su consistente visión a largo plazo y por cierta opacidad. Ya ha colocado dos vehículos en la
superficie de la Luna. El programa prevé el retorno de muestras con
Chang'e 5 y 6, y exploraciones sistemáticas del polo sur y de las
tecnologías necesarias para la construcción de una base con Chang'e 7 y
8. Las empresas norteamericanas Blue Origins y SpaceX anuncian
misiones, a la vez que Nasa ha seleccionado a las compañías Astrobotic, Intuitive
Machines y OrbitBeyond para el envío de instrumentos científicos y
demostradores tecnológicos a la Luna en misiones robóticas.
La Agencia Espacial Europea ha desarrollado su propio
programa de exploración, poniendo el énfasis en la cooperación
internacional.
Ante este
despliegue de misiones cabe preguntarse ¿cuál es verdadero objetivo de las naciones y organismos
involucrados?. La exploración lunar puede producir una información
científica crucial, ya que solo conocemos de manera somera el mecanismo
que dio lugar a la formación de nuestro satélite, posiblemente debida al
impacto con un hipotético protoplaneta del tamaño aproximado de
Marte, denominado Theia. Debido a que la Luna contiene más información acerca de la formación e
historia del Sistema Solar que la propia Tierra, su estudio nos
permite remontarnos en el tiempo, pero es necesario ampliar las áreas estudiadas. Por
tanto, un programa sistemático, a largo plazo, es indispensable.
Por otra
parte, el envío de
seres humanos es una decisión política y, posiblemente, una
exploración robótica sería mucho más eficiente, rápida y de mucho
menor riesgo. La Luna
contiene diversos recursos de gran interés, como podría ser
helio-3, un isótopo ligero de dos protones y un neutrón, que
se podría usar como una fuente de energía de fusión. La exploración de la
Luna y otros cuerpos del
Sistema Solar presenta grandes desafíos científicos, tecnológicos y
humanos.
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