Colombia
está apostando por un nuevo modelo de desarrollo económico en el que los temas
ambientales son entendidos como una oportunidad.
Colombia
le está apostando a un nuevo modelo de desarrollo económico en el que los temas
ambientales y fenómenos como el cambio climático son entendidos como una
oportunidad para hacer las cosas de manera distinta, que permita generar
ventajas comparativas y competitivas para el país.
Desde el mundo del desarrollo inmobiliario, entendemos
que en nuestra labor
transformamos el paisaje, y se debe ser muy cuidadoso en cómo hacerlo
para que las condiciones del entorno se traduzcan en oportunidades económicas
que ofrezcan calidad de vida para las personas, integrando de esta manera los componentes social,
ambiental y económico.
La forma para lograrlo empieza desde la concepción de los
diseños y la planeación, en los cuales se deben tener en cuenta el concepto moderno de colaboración entre
el medio ambiente y el ser humano.
Incorporar
en la planeación no solo los aspectos funcionales y prerrequisitos, sino
hacerlo de forma que se aprovechen al máximo los recursos naturales que están
en el lugar del desarrollo, de manera que el valor competitivo de la
tierra y del proyecto en sí, crezcan, es una condición innovadora que responde
a las necesidades del país, según los lineamientos del Crecimiento Verde.
Antes
era una solución de techo y paredes para una familia, se construía
artificialmente una ciudad. Esto ha cambiado, pues ahora se debe diseñar
considerando el entorno, tomando los accidentes geográficos como parte inicial
y natural del desarrollo, lo
que ha resultado en la generación de grandes urbes sostenibles. Un
ejemplo es Berna (Suiza), una metrópoli en crecimiento, referente por su
concepción sostenible e innovadora.
La
racionalidad económica está sustentada desde la competitividad empresarial y
debe ser soportada por tres ejes fundamentales. La sociedad civil, que debe
incrementar su exigencia como consumidor para seleccionar solo aquellos productos
y servicios que sean conscientes de su impacto y ofrezcan soluciones u opciones
que respeten y protejan el medio ambiente. El Estado, que debe ser consciente
de la importancia de la planeación y diseño sostenible, sobre todo en momentos
de proponer los Planes de Ordenamiento Territorial de las diferentes zonas, así
como de facilitar los procesos de forma eficiente para invitar a más
empresarios a construir de manera sostenible. Por último, el sector privado
debe asumir con mayor compromiso el rol que juega ante el cambio climático y
participar de las estrategias como Crecimiento Verde, que afectan directamente
el capital de recursos naturales del país.
Construir sostenible y con conciencia del uso responsable
de los recursos es rentable no solo por sus ahorros en consumo energético y de
agua, sino porque potencializa y valoriza los espacios desarrollados al
proponer una oferta competitiva, que responde a las necesidades y demandas del
mundo actual, que exige un compromiso con el impacto y la huella que dejamos
desde las empresas e industrias. Estoy hablando del valor compartido que trabaja por integrar las
necesidades sociales, las oportunidades de negocios y el medioambiente de
manera responsable, logrando un impacto positivo para la sociedad.
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