El
presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, consiguió una victoria popular que
le permitirá concentrar más poder que ningún otro político en la historia
moderna del país.
Erdogan
obtuvo la mayoría de los votos en un referendo celebrado en el que se
sometieron a consulta los planes del mandatario para reformar la Constitución.
La
votación planteaba a los turcos la opción de elegir entre un sistema de
gobierno presidencialista y uno parlamentario, como es en la actualidad.
La
mayoría escogió la primera alternativa, con cerca del 51,3% de los
votos, frente al 48,7% que consiguió la campaña del "No", con el 99%
de los sufragios contados.
La consulta popular se realizó nueve meses después del fallido intento de
golpe de Estado contra Erdogan, en julio del año pasado.
Mientras los partidarios del oficialismo celebraban, los dos principales partidos de
oposición denunciaron que hubo irregularidades masivas, mientras
centenares de turcos protestaron en Estambul, uno de los focos del
"No".
El Partido Republicano Popular (CHP), el principal de
oposición, anunció que impugnará la elección.
El CHP exigió un recuento del 60% de los votos y denunció que los funcionarios
electorales en todo el país aceptaron papeletas no selladas como válidas.
Quienes votaron a favor de las reformas constitucionales
señalan que reemplazar el sistema
parlamentario con uno presidencialista ayudará a modernizar el país.
Erdogan,
por su parte, argumenta que los cambios harán de Turquía una nación más fuerte
y contribuirán en la lucha contra militantes kurdos y el autodenominado Estado
Islámico.
Pero
sus críticos objetan que Turquía ha tomado un camino que conduce al
totalitarismo.
En última instancia, el presidente gozará de facultades
gubernamentales sin precedentes, que son vistas como un giro histórico en la
época moderna de Turquía.
Desde su fundación en 1923, el país ha tenido un sistema de gobierno
fundamentalmente parlamentario.
Poder casi absoluto
"
Turquía ha tomado una decisión histórica", dijo tras la elección el
presidente Erdogan en una conferencia de prensa en su residencia oficial de
Estambul, el Palacio Huber.
"Con
el pueblo, hemos realizado la reforma más importante de nuestra historia",
añadió.
El sistema propuesto por el mandatario elimina el cargo
de primer ministro, que él ejerció de 2003 a 2014, y concentra la jefatura de
Estado y la de gobierno en el puesto que ostenta desde hace casi tres años: el
de presidente.
Esto
significa que el mandatario que podrá nombrar ministros del gabinete, uno o
varios vicepresidentes, emitir decretos, elegir jueces de los tribunales
superiores y disolver el Parlamento.
La reforma votada también fija fecha para las próximas
elecciones presidenciales y parlamentarias (el 3 de noviembre de 2019) y establece que el mandato del
presidente será de cinco años por un máximo de dos periodos.
Lo que significa que Erdogan podría mantenerse en el
poder hasta el 2029.
Además, el mandatario tendrá facultades para intervenir en el Poder Judicial,
al que ha acusado de estar influido por Fethullah Gülen, el clérigo con sede en
Pensilvania (EE.UU.) al que responsabiliza del fallido golpe de Estado en
julio.
Erdogan
dijo que los cambios eran necesarios para abordar los desafíos de seguridad de
Turquía nueve meses después del levantamiento que intentó, sin éxito,
derrocarlo.
El
objetivo, afirmó, es evitar los frágiles gobiernos de coalición del pasado.
Pero sus detractores argumentan que se convertirá en un
gobierno de un solo hombre, sin el sistema de contrapeso necesario para una
verdadera democracia.
País
polarizado
A
pesar de la ventaja que consiguió el "Sí" el corto margen de
diferencia en los resultados habla de un país polarizado.
Y en las tres ciudades más importantes, Ankara, Estambul
y Esmirna, triunfó el "No". Lo mismo ocurrió en las zonas costeras de
Turquía.
"Esta
no ha sido la victoria rotunda que Erdogan quería, lo que pone dudas sobre su
legitimidad", señaló Ankara, Mark Lowen.
"Se esperaba que esta votación pudiera aportar
estabilidad a Turquía, pero eso todavía parece estar lejos", añadió.
Muchos
turcos ya temen el aumento del autoritarismo en su país, donde decenas
de miles de personas han sido arrestadas y al menos 100.000 removidas o
suspendidas de sus empleos, desde
la intentona de golpe de Estado.
Pero para Erdogan, las reformas constitucionales ayudarán a brindar mayor
seguridad en el territorio, que en los últimos dos años ha sufrido 30
atentados que dejaron unos
500 muertos.
Sus seguidores resaltan, además, el progreso económico
que ha visto el país durante su mandato, y los turcos más religiosos,
tradicionalmente excluidos por la élite secular, se han sentido empoderados por el mandatario.
De hecho, una de las transformaciones más significativas
de la época Erdogan tal vez sea que el lado más conservador y religioso de
Turquía, que se sintió
olvidado durante décadas, encontró a su paladín en al actual mandatario.
Y eso preocupa a los guardianes del secularismo turco,
que vieron como Erdogan
abolió en 2013 la prohibición de vestir velo islámico en las instituciones
públicas y más recientemente impuso mayores restricciones para la venta de
alcohol y la práctica de abortos.
Turquía
es ahora una de las 20 mayores economías del mundo. Nuevas escuelas,
hospitales, carreteras y otros gigantescos proyectos de infraestructura han
transformado positivamente la vida de millones de turcos.
Sin embargo, el aumento en la inseguridad ha golpeado al sector turístico y la
economía se está contrayendo por primera vez desde 2009.
Tensión con la Unión Europea
Durante su discurso de agradecimiento Erdogan sugirió convocar un
nuevo referendo para restablecer la pena de muerte en el país.
De volver a instalarse, esto pondría fin a las
negociaciones de Turquía para entrar en la Unión Europea.
La
creciente inestabilidad del país es fuente de preocupación en la UE, con
quien Turquía tiene fronteras marítimas y terrestres.
Erdogan discutió amargamente con los gobiernos europeos
que prohibieron las manifestaciones de sus ministros en sus países durante la
campaña del referéndum. Llamó
a las prohibiciones "actos nazis".
La
Unión Europea pidió a Erdogan que reconozca lo cerrado del resultado, así como
las implicaciones de largo alcance de las enmiendas constitucionales.
¿Y qué pasará si se confirma el resultado oficial del
referendo?
Muchos
creen que la victoria permitirá a Erdogan ahondar en las transformaciones ya
iniciadas bajo su mandato, lo que alejaría cada vez más a Turquía de la Europa
secular para acercarla al religioso Medio Oriente.
Pero tampoco faltan quienes consideran que, una vez
alcanzado su propósito, el
mandatario podría recuperar el tono más conciliador de sus primeros años y buscar
alianzas para salir de la crisis.
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