China
creció un 6,9% en el primer trimestre del año, superando las expectativas,
anunció este lunes la oficina de estadística, un signo más de la progresiva
estabilización de la segunda economía mundial.
Las
autoridades de Pekín tienen como objetivo pasar de un modelo económico
dependiente de la inversión a otro basado en el consumo pero la transición está
siendo más compleja de lo esperado.
En el conjunto de 2016, el Producto Interior Bruto chino
(PIB) creció un 6,7%,
su ritmo más lento de los
últimos 25 años.
"Por primera vez en los últimos años, China empieza
el año con un PIB fuerte", dijo Raymond Yeung, del Australia & New
Zealand Banking Group, en declaraciones a la agencia Bloomberg. "Gracias a la inversión
fuerte y a la propiedad, la economía está teniendo buenos resultados",
aseguró.
El dato de 6,9% publicado por la Oficina Nacional de
Estadística representa la segunda mejora semestral del PIB desde los últimos
tres meses de 2014.
La
cifra también supera la media de 6,8% de crecimiento que auguraban los expertos
consultados por la AFP.
"La
economía nacional en el primer trimestre ha mantenido su impulso de desarrollo
constante y robusto", dijo la oficina en un comunicado.
"Siguen emergiendo datos positivos y los grandes
indicadores tuvieron mejores resultados de lo esperado", añadió.
Los
datos publicados también muestran que la producción industrial creció un 7,6%
interanual en marzo, superando las expectativas de 6,3% de la agencia
Bloomberg.
Las ventas minoristas también mejoraron expectativas y
alcanzaron un 10,9% interanual en marzo mientras la inversión en activos fijos
en el primer trimestre aumentó un 9,2%.
Los
datos también muestran buenos resultados en comercio exterior y en la actividad
manufacturera, impulsada por un aumento de la producción y de la demanda.
Sin cambio de modelo
Según Brian Jackson, de IHS Global Insight, la mejora del
crecimiento en el primer trimestre estuvo impulsada por los sectores de
industria y la construcción. "El
crecimiento de la minería, las manufacturas y las infraestructuras se
aceleró" mientras se frenaron los servicios, apunta.
Sin embargo, Raymond Yeung y David Qu, de ANZ Research,
advierten que el gasto en infraestructuras para acelerar el crecimiento demuestra que Pekín sigue
aferrado a su "viejo" modelo económico.
Las
autoridades "tienen tendencia a apoyarse en el desarrollo de
infraestructuras para sostener el crecimiento", aseguran, y ponen
como ejemplo el anuncio el mes pasado de la creación de una gran zona económica
en la región relativamente remota de Xiong‘an.
La noticia de la creación de esta zona, que podría
alcanzar hasta 2.000 kilómetros cuadrados, desató una ola de especulación
inmobiliaria.
Desde
el año pasado el crédito barato está impulsando el sector inmobiliario chino,
atrayendo a ahorradores y especuladores. La consecuencia ha sido la subida de precios en
grandes ciudades y la aceleración de la actividad manufacturera.
Sin embargo el crecimiento de la economía china podría no
mantenerse en los próximos meses.
"Nuestros
propios datos de la actividad económica apuntan a un arranque fuerte en 2017
aunque no esperamos que el crecimiento se mantenga", afirma Julian
Evans-Pritchard, de Capital Economics.
"Con el fin de la aceleración del crecimiento del
crédito, que ayudó a impulsar la reciente recuperación, creemos que la recuperación empezará a frenarse en
breve", añade en una nota.
El
propio gobierno chino redujo sus previsiones de crecimiento del PIB en 2017 a
una cifra "entorno al 6,5%". Por su parte la media de los
expertos consultados por la AFP augura un 6,6%.
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