Afecta
al 80% de los jóvenes de entre 11 y 30 años de edad. El acné es una enfermedad
de la piel que produce una inflamación crónica de las glándulas sebáceas y
genera espinillas y granos en la cara y en la espalda. Estas lesiones suelen dejar
desagradables huellas (aunque hoy hay tratamientos estéticos que logran
borrar esas marcas). Además de los granitos purulentos (en su mayoría), vuelve la piel grasa y muy
sensible al tacto.
Hasta
ahora los tratamientos que existen para combatir el acné son, mayoritariamente,
en base a un fármaco denominado isotretinoína, que tiene significativos efectos
secundarios como secar extremadamente la piel y provocar dolor muscular.
No puede ser empleado por mujeres embarazadas porque puede generar defectos de
nacimiento a su bebé.
Por eso, el profesor Jonathan Baker delSt John’s
Institute of Dermatology, y el profesor Michael Simpson del Genomic Medicine
Group del King’s College de Londres, encararon una investigación para descubrir si algún componente genético
es el causante de esta enfermedad. Los científicos estudiaron el ADN de
26.722 personas, de toda Inglaterra, 5.602 de las cuales, eran pacientes con
acné severo. Identificaron
variaciones genéticas en 15 regiones del genoma que eran comunes en las
personas con acné más agudo.
Según el profesor Barker, en los últimos 20-30 años, hubo pocos avances en la forma
de tratar el acné, y el tratamiento más común tiene significantes efectos secundarios.
Según el especialista: “Aplicando estos avances genéticos, el acné no debería darse nunca
más, es un gran giro hacia adelante. Cuando nos internamos en las bases
genéticas de una condición, se pueden desarrollar tratamientos mucho más
efectivos. Para las
personas con acné, es importante tener tratamientos disponibles.
Necesitamos tratarlos en
la primera etapa para
que el paciente no tenga cicatrices después de la enfermedad”.
La investigación se basó en las variaciones genéticas
comunes a todos los casos. Hallaron
muchas regiones del genoma que están involucradas en el acné. Una de las
variantes genéticas descubierta es conocida por estar vinculada con la extraña
condición de la displasia ectodérmica (desórdenes que afectan la última
capa del tejido del embrión que ayuda a constituir la piel, las glándulas sudoríparas, el
pelo, los dientes y las uñas). Esto causa escasez de cabello y vello del
cuerpo. Ocurre cuando las personas tienen dos copias de la versión mutante del
gen WNT10A. Por su parte, los
que tienen solo una copia de este gen están protegidos contra el acné.
Ante este hallazgo, el profesor Simpson
declaró: “Estamos
realmente excitados por haber encontrado muchas regiones del genoma que están
involucradas con el acné. Es sorprendente que muchas de las variantes
parece que influyen en la estructura y función del folículo del pelo. La variación genética puede
afectar el tamaño de esos folículos del pelo y hacerlos más proclives a las
bacterias y la inflamación, que son las características del acné. Un
número de variantes genéticas indica mecanismos interesantes que podrían ser buenos puntos de
partida para nuevas drogas o tratamientos que realmente ayudarían a los
pacientes”.
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