La
ciencia del cambio climático es más contundente y está más aceptada de lo que
se piensa a menudo. Pero la magnitud del tema, así como la desinformación,
dificultan distinguir los hechos de la ficción.
¿Cómo
sabemos que el cambio climático en verdad está ocurriendo?
Durante más de un siglo, los científicos han entendido la física básica que explica por qué los gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, provocan el calentamiento. Estos gases conforman solo una pequeña parte de la atmósfera, pero ejercen un control desmesurado sobre el clima de la Tierra al retener una parte del calor del planeta antes de que se vaya hacia el espacio. Este efecto invernadero es muy importante: ¡es la razón por la que un planeta tan alejado del Sol posee agua líquida y vida!
No obstante, durante la Revolución industrial, la gente comenzó a quemar carbón y
otros combustibles fósiles para echar a andar las fábricas, las
fundidoras y los motores de vapor, lo cual añadió más gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Desde entonces, las actividades de los seres humanos han estado contribuyendo al calentamiento del
planeta.
Sabemos que esto es así gracias a una enorme cantidad de
pruebas que comienzan a mediados del siglo XIX con las mediciones de la temperatura tomadas en las
estaciones meteorológicas y en los barcos. Posteriormente, los
científicos comenzaron a
monitorear las temperaturas de la superficie con satélites y a buscar
pistas del cambio climático en los registros geológicos. Toda esta información
reunida cuenta la misma
historia: la Tierra se está calentando.
Desde
1880, las temperaturas globales promedio se han incrementado 1,2 grados Celsius
y los cambios más grandes se produjeron en el pasado siglo XX. Las superficies terrestres se
han calentado más que la superficie de los océanos y el Ártico es lo que más se
ha calentado: más de 2,2 grados Celsius tan solo desde la década de 1960.
También ha habido un cambio en las temperaturas extremas. En Estados Unidos,
los máximos diarios récord ahora superan los mínimos diarios récord por dos a
uno.
Una imagen famosa, publicada por primera vez en 1998 a la
que con frecuencia se le llama gráfica de bastón de hockey, muestra cómo las temperaturas se
mantuvieron bastante estables durante siglos (el mango del bastón) antes de
dispararse de manera drástica hacia arriba (la cabeza). Está basada en
información obtenida de anillos de árboles, muestras de hielo y otros
indicadores naturales. Además, el panorama básico, mismo que ha resistido
décadas de escrutinio tanto por parte de los científicos del clima como de los
opositores, muestra que la
Tierra está más caliente ahora de lo que estado en al menos mil años, y
tal vez mucho más tiempo.
De hecho, las temperaturas de la superficie disfrazan la
verdadera escala del cambio climático debido a que el océano ha absorbido el 90 por ciento del
calor retenido por los gases de efecto invernadero. Las mediciones
recabadas durante las últimas seis décadas por expediciones oceanográficas y
redes de instrumentos flotantes muestran que todas las capas del océano se están calentando. De acuerdo con un estudio, entre
1997 y 2015, el océano ha absorbido tanto calor como en los 130 años anteriores.
También sabemos que el cambio climático está ocurriendo porque los
efectos se ven por todas partes. Las capas de hielo y los glaciares están disminuyendo
mientras que el nivel del
mar está aumentando. El
hielo marino del Ártico está desapareciendo. En la primavera, la nieve se derrite con mayor
rapidez y las
plantas florecen antes. Los animales se están trasladando a altitudes y latitudes más
altas para hallar condiciones más frías. También las sequías, las inundaciones y los incendios
forestales se han vuelto más intensos. Los modelos predijeron muchos de
estos cambios, pero las observaciones demuestran que ya están sucediendo.
Durante más de un siglo, los científicos han entendido la física básica que explica por qué los gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, provocan el calentamiento. Estos gases conforman solo una pequeña parte de la atmósfera, pero ejercen un control desmesurado sobre el clima de la Tierra al retener una parte del calor del planeta antes de que se vaya hacia el espacio. Este efecto invernadero es muy importante: ¡es la razón por la que un planeta tan alejado del Sol posee agua líquida y vida!
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