El
presidente Donald Trump y sus asesores han comenzado a desarrollar su propio
esquema para terminar con el conflicto que ha durado décadas entre Israel y
Palestina, un plan que pretende ir más allá de los marcos de trabajo anteriores
por parte del gobierno estadounidense en búsqueda de lo que Trump llama “el
acuerdo definitivo”.
Los funcionarios de la Casa Blanca dijeron que después de diez
meses de estudiar la disputa, la más irresoluble del mundo, y sus
complejidades, que el equipo de Trump –cuyos miembros son principiantes en
cuanto el proceso de paz en el Medio Oriente– ha pasado a una nueva fase con la
esperanza de transformar lo que ha aprendido en medidas tangibles para poner fin a un
punto muerto que ha frustrado incluso a presidentes con más experiencia en la
región.
El equipo de Trump ha reunido documentos no oficiales en
los que se exploran varios temas relacionados con el conflicto
palestino-israelí, y los
funcionarios dijeron que esperan abordar puntos perdurables de división tales
como el estatus de Jerusalén y los asentamientos en la Cisjordania ocupada.
Aunque Trump no se ha comprometido a promover un Estado palestino, los
analistas anticiparon que el plan tendrá que construirse en torno a la solución de dos Estados,
que ha sido el fundamento de las iniciativas durante años.
“Hemos pasado mucho tiempo
escuchando y vinculándonos con los israelíes, palestinos y líderes regionales
clave a lo largo de los pasados meses para ayudar a llegar a un acuerdo de paz
duradero”, dijo Jason D. Greenblatt, el principal negociador del
presidente. “No vamos a
establecer un plazo artificial en cuanto al desarrollo o la presentación de
ideas específicas y tampoco vamos a imponer un acuerdo. Nuestra meta es facilitar,
no dictar, un acuerdo duradero de paz para mejorar las vidas de los israelíes y los palestinos,
así como la seguridad de toda la región”.
Trump,
quien se considera un gran negociador, decidió aceptar el desafío cuando tomó
posesión en enero, intrigado por la idea de tener éxito en algo en que
otros presidentes y líderes mundiales han fracasado. Le asignó la tarea a Jared Kushner, su yerno y
asesor sénior. Ninguno de los dos tenía experiencia en el tema y el
esfuerzo fue recibido con escarnio, pero el hecho de que el presidente se lo confiara a un familiar cercano
fue percibido en la región como una señal de seriedad.
El equipo de Trump cree que hay una convergencia de
factores que hacen que el momento sea propicio. Entre ellos, una mayor voluntad por parte de los Estados
árabes para avanzar en el problema para enfocarse en Irán, que consideran
una amenaza más grande. Por ejemplo, Egipto está negociando una reconciliación entre la Autoridad Palestina
del presidente Mahmud Abás, que preside Cisjordania, con el grupo Hamas,
que controla Gaza, para que el primero se consolide como representante de todo
el pueblo palestino.
“Las
estrellas comienzan a alinearse de una manera que crea un momento idóneo”,
dijo Nimrod Novik, un miembro del Foro de Políticas de Israel que fungió como
asesor de política exterior del ex primer ministro Shimon Peres, quien negoció
los Acuerdos de Oslo en los años noventa. “Pero obviamente las dos preguntas clave son si el primer
ministro Netanyahu decidirá entrar a la negociación y si, una vez que presente
un plan por parte de su equipo, el presidente Trump decidirá que vale la pena
invertir el capital político que se requiere”.
Aun así, ni el primer ministro Netanyahu ni el presidente
Abás están en una buena posición para negociar. Netanyahu enfrenta una investigación por corrupción
y presión para no hacer concesiones por parte de los más conservadores dentro
de su coalición, mientras
que Abás está envejeciendo y enfrenta una fuerte oposición entre sus propios
constituyentes.
El
escepticismo abunda, sobre todo entre quienes pasaron años luchando para
superar los mismos desafíos con el mismo conjunto de herramientas.
Los cuatro miembros principales del equipo que está
redactando el plan incluyen a Kushner; Greenblatt; Dina H. Powell, una asesora
adjunta de seguridad nacional, y a David M. Friedman, el embajador de Estados Unidos
en Israel. Están consultando a Donald Blome, el cónsul general en Jerusalén, y
a otros miembros del Departamento de Estado y del Consejo de Seguridad
Nacional. Los funcionarios
dijeron que tal vez la iniciativa no esté lista sino hasta principios del año
siguiente.
La decisión de presentar un plan concreto tiene sentido
si se prepara el terreno con anticipación, dijo Dennis Ross, veterano
negociador de la paz en el Medio Oriente. “Si solo continúas con las negociaciones y nada las
acompaña, nadie se lo tomará en serio”, comentó. “La gente dirá que ya han
visto esta película. Tienes que demostrarles que algo es distinto esta vez”.
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