En
marzo, la OMS recomendó acostar boca abajo a los enfermos de covid-19 que
sufren del síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA).
En
plena crisis por la propagación del coronavirus, es una escena que se repite en
los hospitales de todo el mundo.
Decenas
de enfermos permanecen en sus camas, conectados a respiradores artificiales,
mientras son atendidos por el personal médico que, a su vez, está protegido con
trajes especiales y mascarillas.
Pero
hay algo que en estas imágenes puede llamar especialmente la atención: muchos
de quienes padecen covid-19 están acostados boca abajo.
¿Por
qué?
Aumentar
la cantidad de oxígeno
Se trata de una antigua técnica que ha demostrado ser
efectiva a la hora de combatir las enfermedades respiratorias graves.
Conocida
en el mundo médico como “decúbito prono” (en términos comunes, boca
abajo), esta posición ha
comenzado a administrarse cada vez con más frecuencia en los miles de pacientes
víctimas de la pandemia que hoy están siendo tratados en las unidades de
cuidados intensivos.
Este
método ayuda a las personas a aumentar la cantidad de oxígeno que ingresa a sus
pulmones.
Así lo explica el profesor de medicina pulmonar y
cuidados intensivos de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.
Lo
que parece un procedimiento simple requiere de profesionales experimentados.
“Muchos de los pacientes
con coronavirus no están oxigenando bien sus pulmones y eso los daña. Y
aunque en los centros médicos les administramos oxígeno, en ocasiones parece no
ser suficiente. Y así, lo que hacemos es acostarlos boca abajo para permitir
que los pulmones se vuelvan a expandir”, dice.
El
investigador agrega que la parte más pesada de los pulmones está justamente en
la espalda y que, por lo mismo, si el paciente está boca arriba, la
dificultad para respirar va a ser mayor.
“La
abertura de los pulmones en decúbito prono permite que haya más flujo de sangre.
El cambio es notable y lo hemos confirmado con muchos pacientes”, afirma.
La técnica
-a la que también se le denomina “pronación”- ha sido tan reconocida por los
médicos que incluso la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) la
recomendó en marzo de este año para los pacientes con covid-19 que sufren del
síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA).
“La
ventilación mecánica en decúbito prono está muy recomendada en los pacientes
adultos con SDRA grave (…). Se recomienda la ventilación mecánica en
decúbito prono durante 12-16 horas al día”, señala la organización.
La
pronación es una antigua técnica que ha demostrado ser efectiva a la hora de
combatir las enfermedades respiratorias graves.
Además, una investigación basada en 12 enfermos graves de
covid-19 que se atendieron en el hospital Wuhan Jinyintan, en China, concluyó que los pacientes que
no fueron acostados boca abajo tuvieron una capacidad de expansión pulmonar
“deficiente”.
Al contrario, el estudio -publicado por la Sociedad
Torácica Americana- indica que los enfermos en posición decúbito prono respondieron de mejor manera al
oxígeno proporcionado.
¿Cuáles
son los riesgos de la pronación?
Ahora bien, lo que parece un procedimiento simple puede
tomar mucho tiempo y muchas manos.
La OMS,
de hecho, señala que para llevarse a cabo sin riesgos “se requiere un número
suficiente de profesionales experimentados”.
Panagis Galiatsatos explica que, por primera vez, el
centro médico de John Hopkins creó un equipo dedicado a la pronación.
“De esta manera, si los pacientes con covid-19 están en
una unidad de cuidados intensivos donde el personal no está acostumbrado a realizar ese procedimiento,
llaman al equipo
especializado que pondrá al paciente en decúbito prono”, indica.
Y es
que el cambiar de posición a una persona enferma puede tener una serie de
complicaciones.
“La
obesidad es una de las mayores preocupaciones. También se debe tener
cuidado con las personas que tengan lesiones en el pecho. Y hay que ser precavidos en caso
de que el enfermo tenga un tubo de respiración o un catéter en el cuello”,
explica Galiatsatos.
“No es fácil. Se necesitan de cuatro a cinco personas para lograrlo de manera
efectiva”, agrega.
Se
cree que los beneficios de la pronación comenzaron a ser observados por primera
vez a mediados de la década de 1970.
Pero no fue hasta 1986 cuando realmente se expandió su
práctica.
Uno de los médicos que lideró los primeros estudios fue
el italiano Luciano Gattinoni, quien actualmente se desempeña como profesor
emérito de la Università Statale de Milán y es considerado una verdadera eminencia en anestesiología
y reanimación.
Él,
junto a su equipo, comenzó a utilizar esta técnica con regularidad y a publicar
estudios científicos que sostenían sus beneficios.
En conversación el investigador afirma que, al principio, este método “tuvo
muchas objeciones” pues la comunidad médica es “muy conservadora”.
La pandemia de coronavirus está causando estragos en todo el mundo.
“Pero
ahora es muy usado”, afirma.
El italiano, además, explica que la pronación no solo es efectiva por que facilita
una mayor oxigenación de los pulmones, sino también porque “en la posición boca abajo las
fuerzas se distribuyen en el pulmón de una manera más homogénea”.
“Piense en un pulmón sometido a la energía mecánica del
respirador, es como si fuera pateado continuamente. Obviamente, cuanto más esta fuerza se
distribuye de manera uniforme, menos daño hace”, indica.
“Un estudio realizado en Francia en el 2000 demostró que los pacientes no solo
mejoraban su oxigenación, sino que también tenían mejores oportunidades de sobrevivir”.
Y eso es justamente lo que ahora se está buscando en medio de una pandemia que ha
provocado miles de muertes.
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