La
producción de las baterías y su huella de carbono, el rango de autonomía, la
vida útil de sus baterías y el costo de su reemplazo y más.
Los
carros eléctricos tienen más ventajas que problemas y se vislumbran como una de
las soluciones para una movilidad sostenible y amigable con el medio ambiente,
pero en su camino hay
baches que se deben superar y que la industria deberá resolver en los
próximo años para que su uso masivo impacte de forma positiva el aire que
respiramos.
- Los eléctricos no emiten gases, pero ¿no
contaminan?
Esta pregunta se refiere a la huella de carbono que da como resultado todo el proceso de fabricación,
principalmente sus baterías, de un carro eléctrico. Y allí está uno de sus
asuntos problemáticos.
En un reciente informe de la Agencia Europea del
Medioambiente se determinó
que este proceso deja una huella de carbono, entiéndase como
contaminación, mayor a la
de un carro convencional.
Así, los datos sobre contaminación en toda la cadena de
producción es diferente según el carro que se tome pues por ejemplo, en la producción de un Model S
de Tesla se emiten hasta 20 toneladas de CO2 antes de que salga a la calle,
lo cual fue corroborado por otro informe elaborado por el Instituto Sueco de
Investigación Medioambiental hecho sobre el mismo carro eléctrico que el Model
S que tiene una batería de 100 KWh.
Un
carro convencional en su producción y hasta el final de su vida útil, y
hablamos de un sedán de tamaño medio, puede emitir en su producción entre 10 y
12 toneladas de CO2. Acá está el desafío, si se masifica la producción
de vehículos eléctricos en el mundo los fabricantes deben reducir esa huella de
carbono de forma contundente.
A favor, el carro eléctrico puede ser más contaminante en
su fabricación, pero en su
uso diario y al final de su vida útil resulta ser un 53% menos contaminante
que un carro convencional.
-
El costo y la vida útil de las baterías
Este
es el otro obstáculo que tienen los carros eléctricos. La mayoría de
fabricantes de carros no hace sus baterías. Estas las hacen proveedores tecnológicos que tampoco
controlan el ciclo completo, pues las materias primas como el cobalto, el
litio, el coltán y otros materiales tienen un elevado precio en el
mercado. Por ejemplo, la tonelada de cobalto en la actualidad tiene un valor
superior a los 100 mil dólares.
De esta forma, esta cadena de producción es un lastre muy pesado para el precio final
del carro eléctrico, hecho que ha afectado la demanda mundial de este
tipo de vehículos, que representa una ínfima parte, poco más del 2 por ciento de todos los carros que
año por año se venden en el planeta.
- Además del costo de las
baterías, está su vida útil.
Las
baterías, que son más del 50 % del carro eléctrico, se ven afectadas
tanto por las altas temperaturas, como por el frío y la humedad de diversas
formas, pero principalmente en
climas cálidos se presenta una disminución de su ciclo de utilidad.
La firma canadiense de logistica de flotas Geotab
recientemente publicó datos que detallan cómo las baterías utilizadas por los
vehículos eléctricos se
degradan de forma diferente según su construcción, el lugar en el que
funcionan y el tipo de recarga que usen.
Con los
datos de 6.300 vehículos eléctricos de todo el mundo descubrió que, en
promedio, las baterías EV pierden alrededor del 2.3 por ciento de su capacidad
por año. Lo cual es una gran señal porque significa que una batería
puede durar casi 50 años,
mucho más de lo que duraría el 'coco' del carro.
Sin embargo, esto dependen de que una batería se enfrié por aire o por líquido,
pues estas últimas duran el doble de tiempo, mientras que las de aire pierden su capacidad
un 4.2 por ciento por año. Lo cual de paso es un punto a favor de los
eléctricos, pues hasta el momento una duración de 25 años es más que suficiente.
Baterias de General Motors hasta con 300 kilometros de
autonomia
- También, Geotab señala que la
degradación de una batería no es lineal.
Como resultado, una disminución lenta durante muchos años puede ser
seguida por una fuerte caída en poco tiempo. Y esto mismo aplica para
los tiempos de carga que a propósito también afectan su vida útil, como se ha
evidenciado en los carros que utilizan las tomas de carga rápida y cuyas
baterías ven reducida su vida útil de forma más veloz.
Por último, la ubicación de donde reside un carro eléctrico afecta la longevidad de
la batería. Los vehículos eléctricos conducidos en climas cálidos se
degradan mucho más rápido que aquellos en climas más fríos.
Curiosamente, los datos mostraron que las baterías de
aquellos vehículos
eléctricos que se usan con frecuencia no experimentan más degradación que los
que no se conducen o cargan con tanta frecuencia.
-
¿Y la energía con la que se alimentan los vehículos eléctricos?
La
energía eléctrica para alimentar las baterías de los carros eléctricos procede
de dos tipos de fuentes, renovables o no renovables. Estas últimas las
conocemos casi hasta su última consecuencia pues son el petróleo, el carbón y
el gas natural cuyo origen
es de combustibles fósiles y están las de combustibles nucleares que a
nuestro caso no cuentan por ahora.
Y están las renovables. Estas provienen de las caídas y corrientes de agua en los
embalses como energía hidráulica, de los vientos como energía eólica y de la energía solar.
Existen
muchos países cuya electricidad se genera a través de plantas eléctricas que
funcionan principalmente con diésel, con lo cual se pierde todo el esfuerzo por
tratar de disminuir la contaminación a través de carros que se conecten a un
enchufe que recibe electricidad de un gigantesco motor que a lo lejos sigue
botando humo a la atmósfera. Por ello, hay sitios en los que la
masificación de la movilidad eléctrica no será viable por ahora.
Ahora,
existen también muchos más países que cuentan con la más efectiva de estas
fuentes renovables, la hidráulica, en donde el costo por kilovatio es
mucho más barato que el uso de los otros combustibles y que por su hidrografía
cuenta con una fuente casi infinita de energía. Allí no tendrán problema de contaminación, ni costos, los carros eléctricos.
Claro, siempre y cuando los gobiernos apoyen el proyecto y se disponga de una
infraestructura de recarga suficiente para cada territorio.
Si
se tiene en cuenta que en la actualidad se fabrican casi 100 millones de
vehículos al año y si suponemos que por lo menos la mitad de estos se volvieran
eléctricos, habría que pensar en lo que sería que unos 25 millones de ellos se conecten más o
menos al mismo tiempo cada noche para recibir la carga de energía, justo
en las horas de mayor demanda tanto para hogares como para las grandes
industrias.
Y de paso, habría que pensar más allá de las materias primas que son
escasas, lo que sucedería después con el proceso de reciclaje de los residuos de las
baterías que son tan inflamables como tóxicos y su manejo posterior para
no terminar afectando la naturaleza.
El
carro eléctrico y la demostración de su funcionamiento y sus capacidades, que
en cuanto a aceleración superan a los convencionales y que en autonomía ya no
están lejos, hacen ver este proyecto como deseable para un futuro sostenible,
siempre y cuando la industria se ajuste a los desarrollos futuros que plantean
estos desafíos, a un correcto manejo de este tipo de vehículos según la
geografía y a que las promesas de masificación se conecten con el bienestar
general tanto en precio
como en 'limpieza' en todo el proceso de producción para que la humanidad
cambie de chip y por fin se pueda enchufar.
Y
para los incrédulos, este artículo no es un ataque al carro eléctrico, ni está
patrocinado por las grandes petroleras, pues desde esta redacción también
compartimos el paso a este tipo de propulsión como uno de los avances que
requiere el mundo, pues antes que motoristas somos seres
humanos y también necesitamos de un buen aire. Al fin y al cabo nuestra materia
prima son los carros, sean estos a corriente o a gasolina.
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