La
estrategia antinarcóticos de Colombia se llevó este martes un diluvio de
críticas muy fuertes durante una audiencia en el Senado de Estados Unidos que
se convocó para evaluar sus resultados.
Desde senadores hasta varios funcionarios de la
administración del presidente Donald Trump coincidieron en expresar "profunda
preocupación" por el incremento de la producción y tráfico de coca
y los pobres resultados que arroja de momento el plan para frenarlo.
Tanto que la senadora demócrata Dianne Feinstein concluyó
que a su juicio el llamado
Plan Colombia ya es un fracaso y amenazó con no respaldar futuras ayudas
al país que no estén directamente relacionadas con prohibición o erradicación de cultivos e
interdicción.
Por su parte, el subsecretario de Estado para Asuntos de
Narcotráfico Internacional, Bill Brownfield, dijo que el Gobierno colombiano no estaba cumpliendo con lo
acordado en marzo pasado, cuando se diseñó un nuevo enfoque para atacar
el problema, y
responsabilizó a las Farc por entorpecer los resultados.
Más aún, le pidió al país aumentar los recursos que gasta en la lucha contra las
drogas y evitar que narcotraficantes se sigan "colando" como
miembros de las Farc para evitar su extradición a EE. UU.
"Esta
claro que la estrategia no está reduciendo ni la oferta ni la demanda. Esto
está fracasando y de aquí en adelante la financiación (a Colombia) debe estar
enfocada a la erradicación y a la interdicción y no votaré a favor por
nada diferente.
Me preocupa que el plan de Colombia se concentra
desproporcionadamente en el desarrollo alternativo y eso no funcionará en reducir la producción que
era el plan original que yo respaldé hace 17 años", dijo Feinstein.
Para la senadora, tanto Colombia como EE. UU. deben "despertar" y
realizar los cambios que sean necesarios para encarrilar el problema.
Tanto ella como el senador Chuck Grassley se refirieron al aumento de
cerca del 60 por ciento en el área de cultivos ilícitos en el país en
los últimos tres años y al incremento considerable del consumo de cocaína en
EE. UU.
Para Feinstein, si bien Colombia se había beneficiado por ese aporte de
EE. UU. que, a lo largo de los años, se tradujo en más seguridad hasta
el acuerdo con las Farc, para ese país era una fracaso, pues estaba impactando el consumo en las calles
del país y contribuyendo a la epidemia de drogas que actualmente se registra.
Brownfield arrancó, muy diplomático, aplaudiendo los
esfuerzos del Gobierno por
poner fin a un conflicto de más de 50 años. Así mismo, aclaró que si
había dos grupos a los que no se les podía atacar por la crisis actual era a la
Policía y el Ejército colombiano, que a diario le ponen el pecho al problema.
Pero luego comenzaron los dardos. Dijo, por ejemplo, que había una contradicción en
la estrategia colombiana de erradicar forzosamente en algunas áreas y en
otras ofrecer alternativas a los campesinos que cooperaran.
"El
Gobierno –sostuvo el funcionario– ha firmado tantos acuerdos de erradicación
voluntaria que no puede monitorearlos todos. Por lo tanto, lo que sucede
en la práctica es que protege miles de cultivos ilícitos de la erradicación
forzosa".
Afirmó a su vez que en el sur del país las Farc se han tomado el control de
frentes o grupos de campesinos que negocian con el Gobierno la erradicación
voluntaria y de allí los pobres resultados que se están viendo en zonas
como Nariño.
Así mismo, dijo que el año pasado se tuvieron que cancelar más de 600 operaciones
de erradicación, dada la protesta social en estas zonas. "Esto es absurdo y el
Gobierno debe darles claros mandatos y las herramientas necesarias a la Policía
y al Ejército", sostuvo el subsecretario.
Y también cuestionó el acuerdo de paz pues, desde su
perspectiva, está permitiendo que narcotraficantes puros se cuelen para recibir
beneficios y protegerse de la extradición.
"Hay
que expandir las extradiciones (este, según dijo, fue uno de los puntos
que se pactaron con el Gobierno colombiano). El acuerdo debe proteger a la
menor cantidad posible de personas y no a la mayor cantidad".
El subsecretario dio entender, de paso, que el Gobierno
de Colombia no estaría cumpliendo con los compromisos que se acordaron durante
una reunión en marzo donde se fijaron los 6 puntos de la estrategia.
"Volvimos en junio y les dijimos: 'esta conversación ya la tuvimos en marzo y no vemos
resultados' ", afirmó el funcionario.
Lo
otro que quedó claro en la audiencia es que buena parte de esos seis puntos
parecen exigencias de EE. UU.
Entre las propuestas estuvo la de crear un coordinador
nacional -el general Oscar Naranjo- y expandir el presupuesto que invierte
Colombia dado que, dijo el subsecretario, "se le está metiendo mucha plata a la paz pero paz con
narcotráfico es una paz falsa".
Así mismo, se acordó incrementar la erradicación, revisar
la contradicción que existe
entre erradicación forzosa y voluntaria, suprimir la protesta social que impiden las operaciones y
aumentar las extradiciones.
Todas, salvo la figura del coordinador, parecen ser
condiciones de EE. UU. y no fruto de un acuerdo bilateral.
Feinstein, durante su intervención, pidió revivir el debate de la
fumigación aérea con glifosato. Aunque reconoció el argumento del gobierno, que
citó un informe de la Organización Mundial de la Salud para frenar las aspersiones,
dijo que el tema no estaba cerrado "pues otras personas piensan que el glifosato no causa
daños" a la salud humana.
La senadora también subrayó una serie de incidentes en
los que fiscales del país habrían sido sobornados por narcotraficantes del país
como prueba de que la
corrupción que genera el lucrativo negocio sigue vivo y coleando.
Incluso hasta mencionó el caso del fiscal anticorrupción Gustavo Moreno,
enredado por su participación en el cobro de chantajes para influenciar
procesos judiciales, como
prueba de la gravedad de problema.
Brownfield, al resumir, dijo que tenía algo de confianza
en que quizá hacia el final del año podría ofrecer un balance más positivo que
el actual. Eso, resaltó, por
que en la estrategia que se está implementando en el norte del país -y
que EE. UU. respalda- se está negociando la erradicación voluntaria
directamente con los campesinos y no con las Farc.
"Espero
mejores resultados para final del año por somos amigos y socios (de Colombia).
Pero tenemos un serio problema que va tardar mucho tiempo en resolverse",
puntualizó el subsecretario.
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