VIVÍ MUCHOS HORRORES EN COREA DEL NORTE

Dice el exsoldado norcoreano Sammy Hyun, quien sirvió 12 años en el ejército de Corea del Norte y cuenta el drama que vivió allí.

Salir de Corea del Norte, el régimen dictatorial más cerrado del mundo, es una aventura casi imposible para sus 25 millones de habitantes. Sammy Hyun lo logró en su segundo intento. Sin embargo, fue a un altísimo costo: la vida de su pequeña hija de un año, quien se ahogó en el río Tumen al tratar de pasar con ella y su esposa hacia China.

A pesar de salir de la aparente libertad que vivía en su país –donde estuvo en el ejército por 12 años–, esos dos hechos, la fuga hacia la libertad y la muerte de quien más amaba, le cambiaron la vida. Tanto que su matrimonio se acabó.

Hoy, 10 años después de su amarga experiencia, tiene otra esposa, coreana pero del sur y dos hijos con quienes vive en Los Ángeles (Estados Unidos). A sus 41 años es chef, prepara sushi y es además presidente de North Koreans in America, una ONG que ayuda a compatriotas que logran escapar.

¿Qué hacía en Corea del Norte?
Al terminar el bachillerato entré al ejército, como es la obligación para todos los hombres en mi país. En 12 años obtuve honores y durante ese tiempo murieron mis padres, pero el régimen nunca me lo informó. Al salir trabajé en una empresa. Ya estaba desencantado con mi país, así como con el hambre, pues se come poco.

¿Qué familia le quedaba?
Un hermano y una hermana. Ella está en Corea del Sur. Con mi esposa de ese entonces decidimos huir.

¿En Corea del Norte la gente vive sometida a lo que dice el gobierno?
Absolutamente en todo. No hay nada que escape a lo diga el gobierno. Incluso hasta la forma de vestir, cómo comportarse y hasta cómo pensar.

¿Para la gente es normal que al país solo lo hayan dirigido el abuelo, el padre y el hijo?
Cuando el país fue fundado en 1948 por Kim Il-sung, la gente lo idolatraba, era como un dios; luego, con Kim Jong-il, la situación siguió. Pero ahora, con la tercera generación y Kim Jong-un en el poder, la gente está dudando, pero a pesar de eso son obligados a obedecer.

¿Y qué pasa con los que no obedecen y piensan diferente?
El problema es que toda la vida de los norcoreanos está monitoreada por el régimen. A los que desobedecen los envían a los campos de concentración, de los que hay tres categorías. Uno es de larga estadía y hay trabajos forzados; otro es para reeducar a los que necesitan volver a la disciplina del régimen, y el tercero es de detención, de mediano o corto plazo.

En el régimen de Kim Il-sung, un día él iba por la carretera y vio una buena cosecha de maíz. Preguntó el motivo del buen resultado y el alcalde le dijo que había sido por el clima y la tierra fértil. Luego, el alcalde fue llevado a un campo de reeducación, pues debió haber respondido que la buena cosecha fue por las buenas enseñanzas que el líder pregonaba para todas las actividades productivas (teoría juche).

¿Qué piensan los norcoreanos de los ciudadanos de otros países?
Solo pueden ver hacia afuera del país por la televisión, pero solo hay un canal cuyo contenido está severamente controlado por el gobierno. De Estados Unidos o Corea del Sur lo que se ven son aspectos negativos para hacerle creer a la población que son sociedades que viven en problemas. A veces se consiguen películas piratas, pero la mayoría de personas, como tienen el cerebro lavado, creen que lo que muestran son cosas irreales o de ficción.

¿Hay internet?
No.

¿Hay propiedad privada?
No tenemos derecho a la propiedad de cosas importantes como tierra, casas, apartamentos o carros. Todo es del gobierno. A lo sumo tenemos como propio bicicletas y la ropa.

¿Pueden tener dinero?
Sí, pero la gente no puede tener cantidades grandes. El salario mensual equivale a un dólar. Por eso, si la gente quiere comprar comida, solo puede en pequeñas cantidades. El 80 por ciento de empleados ganan el mínimo.

¿De dónde sacan la comida, la ropa?
Nuestro país depende de China, que envía comida y ropa. Por lo general, la gente no tiene más de dos juegos de ropa. Uno para el verano y otro para el invierno. Hay graves problemas de higiene entre el pueblo norcoreano.

¿Se dice que se han presentado hambrunas?
En la segunda mitad de los 90 hubo mucho sufrimiento entre la población. Hubo hambrunas y miles de personas murieron. Las familias dejaban ir a sus hijos para que buscaran comida en donde pudieran y la gente moría de hambre en las calles, y como los parientes no tenían cómo hacer sepelios, el gobierno recogía los cuerpos.

¿Practican alguna religión?
No. Si alguien profesa una religión es enviado a un campo de reeducación.

¿Cómo le surgió la idea de escapar?
Poco tiempo después de salir del ejército hubo cinco días en los que no tuve qué comer y creí que podía morir. Huí a China. Llamé a mi hermana en Corea del Sur para pedirle ayuda, pero luego me capturaron y devolvieron. Estuve seis meses haciendo trabajos forzosos. El poco dinero que tenía me lo robó el gobierno y ahí entendí que el comunismo y el régimen no eran la panacea.

¿Cómo logró huir definitivamente?
Teníamos que escapar con mi esposa y mi hija de un año. Cruzamos el río Tumen, pero mi hija murió ahogada. Mi esposa mantuvo su cuerpo entre sus brazos por tres días. Llegamos a Pekín y logramos la atención de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Nos enviaron a República Checa y luego a EE. UU. Nos divorciamos y tiempo después me volví a casar con una mujer de Corea del Sur. Con ella tengo un hijo de siete años y otro de seis meses.

¿Por qué decidió ir a EE. UU.?
Aunque tengo una hermana en Corea del Sur y quienes huimos del Norte tenemos la nacionalidad surcoreana, preferí ir a EE. UU. por el bienestar.
En mi país, las personas tienen miedo y desconfianza y quieren una reforma. Apoyar a estas personas sería la forma de conducir un cambio

¿Hasta cuándo cree que Corea del Norte va a continuar así?
Difícil saberlo. Creo que hay un límite y debe darse un cambio. La comunidad internacional puede ayudar. En mi país, las personas tienen miedo y desconfianza y quieren una reforma. Apoyar a estas personas sería la forma de conducir un cambio.

¿Kim Jong-un es capaz de desatar una guerra nuclear?
No. En absoluto.

Pero él amenaza con acabar con Corea del Sur y EE. UU.
El motivo por el que él dice eso es porque precisamente quiere que su régimen continúe, pues si se desata una guerra no podría mantenerlo. Sería sacado del poder. Son solo palabras y no va a suceder una guerra nuclear. Solo genera provocaciones.

¿El ejército de Corea del Norte es el tercero más grande del mundo?
La capacidad militar de Corea del Norte no es tan grande como se cree. Es una farsa. Cuando yo estaba en el ejército, cerca de Corea del Sur, teníamos unos cañones poderosos, pero para utilizarlos se necesitaba electricidad y combustible, y en el país escasean ambas cosas. Los soldados les sacan el combustible para llevarlo a sus casas para cocinar. Si se programa una inspección, los soldados van a casas cercanas y piden combustible prestado para aprobar la inspección. En caso de guerra sería imposible utilizar esas y otras armas.

¿Volverá a Corea del Norte cuando cambie la situación?
Mi experiencia fue tan terrible que no quiero volver. En EE. UU. duré cuatro años con pesadillas por los horrores que viví y conocí en mi país.

¿Qué hace en Los Ángeles?
Soy cocinero. Preparo sushi.
Pero esa no es comida de su país...
Pero se gana más dinero.

¿Tiene paisanos en los Ángeles?
Somos 200. Intentamos reunirnos, pero no lo volvimos a hacer pues lo que nos une es la tristeza.

¿Hay organizaciones que lleven a coreanos del norte a EE. UU.?

Hay iglesias y otras organizaciones de misioneros que lo hacen. Otras organizaciones entran con el permiso del gobierno de Kim Jong-un para hacer trabajo humanitario, pero ese trabajo no es útil. Lo que deben ayudar es a los desertores y no a la dictadura.

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