El
proceso de selección es uno de los puntos más importantes en una organización.
Es allí donde se perfila la calidad del talento humano que hace a una empresa y
por eso es necesario hacer contrataciones acertadas.
Para
evitar equivocarte a la hora de elegir un nuevo colaborador, te damos 6 tips
que no deben perderse de vista nunca:
En
la hoja de vida se debe determinar que la persona tenga los estudios acordes
para el cargo requerido, pero también tenga una trayectoria laboral que se ajuste al perfil
del puesto al que se aplica.
Dar
alrededor del 30% de importancia a la puntualidad y aspecto personal del
candidato, pues esto tiene una relación con valores fundamentales.
Pasarlo por alto puede traer problemas de interrelación, algo muy valorado hoy
en día en las empresas.
Es importante tener igualmente claro que no es un punto
definitivo para sacar a alguien de un proceso de selección.
Durante
la entrevista es necesario ver que la persona sea muy clara y contundente
en lo que dice.
Asimismo, las preguntas del entrevistador deben ir enfocadas a poder determinar
si la persona, en las situaciones que se le plantean, tiene un desempeño
adecuado.
Si la persona de selección no está muy segura, es
necesario hacer más preguntas relacionadas para despejar la duda. Es clave tener la certeza de que
la persona tiene la competencia que se requiere para el cargo.
Aunque es un paso que muchas veces se obvia en los
procesos de selección, es
necesario tomarse el tiempo de verificar las referencias que el aspirante pone
en su hoja de vida. Esto permite asegurar desde diferentes fuentes que
tanto lo que aparece en su currículo, como lo que dice de su experiencia está
acorde con lo que se busca.
No
dejarse presionar por los tiempos. Muchas veces, cuando hay una
necesidad urgente, se puede ceder a contratar una persona que se cree cumple
medianamente con las expectativas.
Lo
ideal es tomar la decisión una vez se han pasado juiciosamente todos los
procesos y filtros mínimos: definición del perfil, entrevista, referenciación
de hoja de vida y simulación de situaciones para determinar si la persona puede
tener el desempeño que se espera.
Si la contratación no fue correcta, siempre se cuenta con los dos
meses de prueba para actuar. En ese tiempo se puede hacer una evaluación
concienzuda, es decir, evaluarlo, pero también al final del proceso decirle al
colaborador en dónde se
encontraron fortalezas y debilidades y si las fortalezas permiten darle
continuidad al proceso de contratación. Esto hace que la persona también se
vaya con un proceso de desarrollo, si se tiene que ir, o se quede con un plan
de mejora para dar mejores resultados.
Son
pocas las organizaciones que hacen una retroalimentación rigurosa después de la
contratación. Es necesario entender que el proceso de gestión humana no
se acaba cuando se selecciona adecuadamente el personal, sino cuando se
desarrolla. Lo ideal es
contratar, retroalimentar desde el proceso de contratación y hacer un plan de
desarrollo programado, es decir, que todas las capacitaciones vayan
alineadas a que la persona escogida logre alcanzar estándares superiores, lo
que se traduce en competitividad a nivel país.
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