Vincularse
con una organización es entrar a tener contacto interpersonal y eso requiere
competencias emocionales, por esta razón, cada vez es más importante que desde
gestión humana se comience a evaluar la inteligencia emocional de los
colaboradores.
Este concepto, que aún es nuevo, se define como la capacidad de gestionar las
emociones para adaptarse a una situación o estímulo externo o simplemente a un
contexto específico.
Autores como Salovey y Mayer proponen categorías dentro
de la inteligencia para
estudiar qué tan consciente es una persona de sus emociones y cuánta es la
capacidad de reparar emociones disruptivas, aquellas que surgen cuando
la persona se enfrenta a una crisis, conflicto o problema. Se trata de ver cómo
regula la ansiedad, la ira, la furia…
Para actuar de manera inteligente con las emociones primero debe haber un proceso de
autorreflexión, donde la persona es capaz de saber cómo siente en su
cuerpo las emociones.
Seis
segundos antes de perder el control
El método six seconds, que genera una certificación,
ayuda a que las personas empiecen a tener momentos de reflexión frente a cómo
sienten las emociones. Este
método dice que la persona tiene seis segundos desde que el cerebro dispara el
neurotransmisor que genera la emoción, para poder tomar control.
Si
la persona logra saber dónde está la alegría, por ejemplo, el cerebro alcanza a
disparar parte del neurotransmisor y en esos seis segundos el individuo puede
tomar la decisión de abandonarse y entregarse o tener un control, bloquearla y
hacer un cambio de emoción frente a la adaptación.
El trabajo en la organización
Desde
mejorar el clima hasta personas más enfocadas, las razones para que una empresa
se incline a explorar la inteligencia emocional son muchas. Se dice que
quienes trabajan la inteligencia emocional de sus colaboradores tienen mejor
clima, pues esto repercute directamente en las relaciones.
Además, esta característica está correlacionada con el
autoconocimiento y con la autoestima
alta. A mayor nivel
de autoestima, mayor nivel de inteligencia emocional. Pero también hay
una capacidad más alta de aprendizaje y actitud para memorizar y desempeñarse.
Identificarla
y evaluarla
El trabajo de la organización para potenciar la
inteligencia emocional de sus colaboradores se puede resumir en tres puntos:
·
Definir claramente qué tipo de características
de inteligencia emocional deben tener los colaboradores, o los cargos
específicos qué tipo de
competencias de inteligencia emocional deben tener.
·
Formación y capacitación. Todo se aprende de esta forma. La
mejor manera de interiorizar los conceptos y ponerlos en práctica es a través
de los procesos de aprendizaje.
·
Prácticas desde el liderazgo que promuevan una cultura en función de la
inteligencia emocional.
·
Lo que deben buscar las organizaciones es
entender que la inteligencia emocional es una ventaja que permite adaptarse a
los cambios bruscos que está generando el entorno.
Las
emociones no son ni buenas ni malas, pero sí se deben usar en el momento
adecuado, con las personas indicadas y para las situaciones correctas. La
inteligencia emocional lleva a la asertividad.
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