Hoy
en día la reputación de una empresa incide, tanto en su productividad, como en
su capacidad de atraer talento. Este concepto es un bien intangible que lleva
ya un par de años posicionándose como tendencia en las gerencias de recursos
humanos de empresas de todo el mundo.
Las condiciones
laborales, los rangos salariales, los tipos de liderazgo, las prácticas
medioambientales, la ética del negocio, los horarios y las políticas de
compensación son algunos de los factores que influyen en lo que otros piensan
de una compañía.
Y actualmente, en una sociedad global y absorbida por las
redes sociales, lo que los stakeholders (inversionistas, empleados, clientes,
directivos, competidores y proveedores) anden replicando por ahí de una
empresa, impacta positiva o negativamente en la confianza del consumidor y, por
ende, en la rentabilidad del negocio.
Tener
una buena reputación implica múltiples beneficios: desde preferencia de los
clientes por la marca, pasando por contar con apoyo en tiempos de crisis y
controversia, hasta el valor de la compañía en el mercado.
Estas
son las claves para alcanzar y/o mantener una buena reputación corporativa:
Ética:
tanto la misión, como la visión de la compañía y sus acciones son consecuentes
con valores políticamente correctos. La empresa debe inspirar admiración,
confianza y ganarse el respeto de sus competidores y de la sociedad en la cual
está involucrada.
Empleados:
por supuesto, la empresa debe garantizar que cuenta con el personal cualificado
y que, además, lo trata bien, tiene buenos salarios, horarios de trabajo justos
y condiciones ambientales óptimas.
Productividad:
ante los ojos del resto, ser rentable y tener un buen récord de ganancias se
traduce en un negocio que es fuerte económicamente y que, además, tiene
posibilidades de expansión y crecimiento.
Liderazgo:
la compañía sienta precedentes de liderazgo en su comunidad y es innovadora
constantemente en sus procesos y servicios.
Gerencia:
la organización está bien guiada por sus directivos, los cuales tienen una
visión clara del futuro, visión que, también, es ampliamente comunicada a sus
stakeholders, para que todos estén en sintonía.
Responsabilidad
social: actualmente, este punto tiene mucha importancia. Para los
clientes y proveedores es importante ver cómo una empresa se compromete con
causas sociales y le hace un bien a la comunidad.
Buen
servicio: cuando se trata de los clientes, la compañía se encarga de
atender rápidamente sus quejas, reclamos y sugerencias. Es visible su
compromiso con garantizar la lealtad y felicidad de sus consumidores.
Calidad:
por supuesto, la compañía se fundamenta en ofrecer los mejores productos y
servicios.
Fiabilidad:
ante todo, esto tiene que ver con que, para los stakeholders, la compañía esté
continuamente respaldando sus productos y servicios y que tenga un sistema de
comunicación claro y transparente. Para una compañía no solo es vital contar
con una buena oferta de productos y/o servicios, y tener una buena reputación
por ello, también es indispensable contar con una estrategia de comunicación
que lo haga visible ante el público.
Atractivo
emocional: cuando una empresa proyecta amabilidad, diversión, respeto,
compromiso, responsabilidad y trabajo duro logra, por ende, un enganche
emocional con los involucrados, haciendo que ellos mismos se encarguen de
iniciar, mediante un voz a voz, la tarea de consolidar su reputación.
REFLEXIONES DE UN SACERDOTE CATOLICO
Los líderes empresariales, son los artífices de un mundo en constante cambio. Y como tales, tienen una gran responsabilidad.
La reputación de una empresa es como un tesoro preciado, fruto del trabajo y el esfuerzo de muchos. Es la imagen que proyectamos al mundo, el reflejo de nuestros valores y de nuestra forma de hacer las cosas. Y al igual que una persona, una empresa también puede ser juzgada por sus frutos.
Para construir una buena reputación corporativa, es fundamental poner en práctica los valores cristianos. La honestidad debe ser el pilar sobre el que se sustente toda nuestra actividad. La transparencia en nuestras operaciones, la claridad en nuestra comunicación y el cumplimiento de nuestras promesas son elementos esenciales para generar confianza.
La justicia también es fundamental. Tratar a todos nuestros colaboradores, clientes y proveedores con equidad y respeto es una muestra de nuestra integridad. La justicia social debe ser una prioridad en nuestras decisiones, buscando siempre el bien común y evitando cualquier tipo de discriminación.
La solidaridad es otro valor cristiano que debe estar presente en nuestras empresas. Colaborar con las comunidades en las que operamos, apoyar causas justas y promover el desarrollo sostenible son acciones que no solo benefician a la sociedad, sino que también fortalecen nuestra reputación.
Por último, la excelencia debe ser nuestra meta. La búsqueda constante de la mejora, la innovación y la calidad en nuestros productos y servicios nos permitirá destacar en un mercado cada vez más competitivo.
En conclusión, una buena reputación corporativa no se construye de la noche a la mañana. Es el resultado de un trabajo constante y comprometido, basado en valores sólidos y principios éticos. Que el Señor los bendiga en esta importante tarea y los guíe por el camino del éxito."
Oración por las empresas:
"Señor, bendice a todas las empresas y a quienes las dirigen. Ayúdalos a construir una reputación sólida basada en la honestidad, la justicia, la solidaridad y la excelencia. Que tu Espíritu Santo los inspire a servir a la sociedad y a crear un mundo más justo y humano."
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