Oponerse, resignarse o aceptarlo. Le contamos cuál
es la mejor y cómo llevarla a cabo con éxito.
Cuando
hablamos de un mal jefe no hay que confundirlo con «llevarse mal con su jefe»
que puede ser un aspecto meramente relacional.
Un mal jefe es, más bien, alguien que, por
ejemplo, abusa de su poder, trata mal a sus empleados, no aporta a su
desarrollo profesional, daña su autoestima, lo hace sentir ineficiente,
independientemente de que logre o no los resultados. Y, a pesar de ello, lo cierto es que
existen personas que tienen el síndrome del masoquista: «Me maltrata, pero le aprendo mucho…».
No
obstante, estadísticas basadas en encuestas de clima organizacional revelan que
el 90 % de los jefes en el mundo empresarial tienen una intención positiva con
su gente. Sin embargo, cuando les preguntan a los
colaboradores de una organización acerca de su jefe, menos del 30 % percibe esa
buena intención.
¿Cómo actuar ante un mal
jefe?
Resistirse u oponerse:
Lo que se traduciría en entrar en conflicto con su jefe. «A mí no me hable de esa manera,
no me levante la voz» … Frente a ello, no debemos olvidar la frase: «A todo lo que uno se resiste,
persiste», porque, en automático, el otro también pone resistencia, lo
que nos lleva a un conflicto que no tiene fin.
Resignarse:
Ahí se encuentran el 80 % de los empleados de una organización. «Es que así es él … siempre
grita» … La resignación nos conduce a no hacer nada y subordinarnos
totalmente al maltrato de nuestro jefe.
No se resista, no se
resigne, acéptelo y vea qué puede hacer frente a este tipo de situaciones,
como, por ejemplo, transmitirle a su jefe, de una manera amable y cortés,
el sentimiento que su comportamiento provoca en usted o su equipo. Lo que posteriormente el jefe
haga con ese mensaje no depende de usted, pero sí transmitírselo.
Como dice el dicho «El
diablo sabe a quién se le aparece»; y eso quiere decir que cuando usted
tiene un mal jefe, y es un colaborador que, con amabilidad y cortesía, le pone
límites, es altamente probable que con usted tenga un comportamiento distinto. Hay que «moverse» a la
aceptación y buscar algo que hacer al respecto.
Asimismo, una competencia que tenemos siempre que
tener en mente para trabajar con este tipo de personas es la inteligencia
emocional. Es decir, la persona que mejor puede lidiar con un mal jefe es aquella
que emocionalmente está bien estructurada, lo que le permite buscar una
configuración emocional, verbal y de comportamientos para poder hacerlo.
PODCASTS
P453 TRES CLAVES PARA
LIDIAR CON UN JEFE DIFICIL
Proporciona estrategias
prácticas para manejar un jefe difícil: mantener una comunicación efectiva,
establecer límites claros y practicar la empatía. Estas claves ayudan a crear
un entorno laboral más llevadero, fortalecen la relación profesional y permiten
desarrollar habilidades de resolución de conflictos para enfrentar desafíos en
el lugar de trabajo.
P453 THREE KEYS TO
DEALING WITH A DIFFICULT BOSS
Offers practical strategies
for dealing with a difficult boss: maintaining effective communication, setting
clear boundaries, and practicing empathy. These keys help create a more
manageable work environment, strengthen professional relationships, and develop
conflict-resolution skills to address workplace challenges effectively.
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