El
impacto económico de uno de los problemas ambientales mundiales, el cambio
climático, hará un hueco hondo en las finanzas de América Latina y el Caribe, según estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID), la Cepal y el Fondo Mundial para la Naturaleza.
El
informe advierte que los daños anuales que se estiman por cuenta de la
disminución del rendimiento agrícola, la desaparición de glaciares, las
inundaciones, la sequía y otros eventos provocados por el calentamiento de la
Tierra ascenderían a 100.000 millones de dólares para el 2050.
Según el estudio, es más barato invertir para enfrentar estos
impactos que esperar sus consecuencias en las próximas décadas.
El estudio señala que se requieren reducciones obligatorias de emisiones
de gases efecto invernadero para evitar algunas de las consecuencias
potencialmente catastróficas causadas por el cambio climático a largo plazo.
"Es
necesario reducir las emisiones de carbono per cápita a niveles acordes con los
objetivos de estabilización del clima mundial",
indica el informe.
Si bien América Latina produce el 11 por ciento de las emisiones
causantes del calentamiento global, la región es más vulnerable porque sus
países dependen económicamente de las exportaciones de recursos naturales,
por la red de infraestructura especialmente sensible a los fenómenos climáticos
y por la presencia de
áreas bioclimáticas críticas como la cuenca amazónica, el bioma coralino del Caribe,
los humedales costeros
y frágiles ecosistemas
montañosos.
En el continente, según el estudio, la temperatura se ha aumentado
en dos grados centígrados, lo que ha provocado desórdenes en varios
niveles, como en la
agricultura, la exposición a enfermedades tropicales y cambios en los patrones
de las precipitaciones pluviales, entre otros.
Además, llama la atención sobre México y Brasil, que tienen la
mayor distribución de tierra apenas por encima del nivel del mar, lo que
les hace vulnerables ante el aumento de este nivel.
Un
aumento de un metro en el nivel del mar puede afectar 6.700 kilómetros de
carreteras y causar inundaciones extensivas y daño en las zonas costeras.
Así las cosas, el estudio señala que las acciones de adaptación que se
hagan pueden tener beneficios significativos en materia de desarrollo, desde
seguridad alimentaria hasta mejoramiento de la calidad del aire y la reducción
de la congestión vehicular.
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