¿QUÉ TAN GRAVES SERÁN LOS EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO?

 

Eso depende de cuán agresivamente actuemos para abordar el cambio climático. Si continuamos como si nada estuviera ocurriendo, para finales de siglo el calor será tan fuerte durante las olas de calor en el Medio Oriente y el sur de Asia, que no se podrá salir. Las sequías se apoderarán de Centroamérica, el Mediterráneo y el sur de África.
 
Muchas naciones insulares y áreas bajas, desde Texas hasta Bangladés, serán rebasadas por el aumento del nivel del mar. Por otro lado, el cambio climático podría traer un apreciado calentamiento y temporadas de cultivo extendidas a la parte superior del medio oeste estadounidense, Canadá, los países nórdicos y Rusia. No obstante, más al norte, la pérdida de nieve, hielo y permafrost trastocará las tradiciones de los pueblos indígenas y amenazará la infraestructura.
 
Es complicado, pero el mensaje subyacente es simple: el cambio climático sin control muy probablemente agudizará las desigualdades existentes. A un nivel nacional, los países más pobres serán los más afectados, a pesar de que históricamente hayan emitido solo una fracción de los gases de efecto invernadero que causan el calentamiento.
 
Esto se debe a que muchos países menos desarrollados tienden a estar en regiones tropicales donde el calentamiento adicional hará que el clima sea cada vez más intolerable para los humanos y los cultivos.
 
Estas naciones también suelen tener mayores vulnerabilidades, como grandes poblaciones costeras y personas que habitan viviendas improvisadas que se dañan con facilidad con las tormentas. Además, tienen menos recursos para adaptarse, lo que requeriría de medidas costosas como reestructurar ciudades, diseñar costas y cambiar la forma en que las personas cultivan alimentos.
 
Entre 1961 y 2000, el cambio climático parece haber perjudicado a las economías de los países más pobres, al tiempo que ha impulsado las fortunas de las naciones más ricas, que son las que más han contribuido al problema, haciendo que la brecha de la riqueza mundial sea un 25 por ciento mayor de lo que hubiera sido. Del mismo modo, el Índice de Riesgo Climático Global descubrió que los países de menores ingresos —como Birmania, Haití y Nepal— ocupan los primeros puestos en la lista de naciones más afectadas por el clima extremo entre 1999 y 2018. El cambio climático también ha contribuido a aumentar la migración humana, que se prevé que aumente considerablemente.
 
Incluso dentro de los países ricos, los pobres y marginados serán los que más sufran. Las personas con más recursos disponen de mayores amortiguadores, como aires acondicionados para mantener sus casas frescas durante las peligrosas olas de calor, y de los medios para pagar las consiguientes facturas de energía. También les resulta más fácil evacuar sus casas antes de las catástrofes y recuperarse después. Las personas con menos ingresos tienen menos de estas ventajas, y también es más probable que vivan en barrios más calurosos y trabajen al aire libre, donde se enfrentan a lo peor del cambio climático.
 
Estas desigualdades se manifestarán a nivel individual, comunitario y regional. Un análisis de 2017 sobre Estados Unidos encontró que, si todo sigue igual, el tercio más pobre de los condados, que se concentra en el sur, experimentará daños que sumarán hasta el 20 por ciento del producto interno bruto, mientras que otros, en su mayoría en el norte del país, verán ganancias económicas modestas. Solomon Hsiang, economista de la Universidad de California en Berkeley y autor principal del estudio, ha dicho que el cambio climático “puede dar lugar a la mayor transferencia de riqueza de los pobres a los ricos en la historia del país”.
 
Sin embargo, incluso los “ganadores” climáticos no serán inmunes a todos los impactos climáticos. Los lugares beneficiados se enfrentarán a una afluencia de migrantes. Y como ha demostrado la pandemia del coronavirus, los desastres en un lugar no tardan en propagarse a través de nuestra economía globalizada. Por ejemplo, los científicos esperan que el cambio climático aumente las posibilidades de que se produzcan múltiples malas cosechas al mismo tiempo en diferentes lugares, lo que generaría una crisis alimentaria mundial.
 
Además, el tiempo más cálido ayuda a la propagación de enfermedades infecciosas y a los vectores que las transmiten, como garrapatas y mosquitos. Algunas investigaciones también han identificado correlaciones preocupantes entre el aumento de las temperaturas y el incremento de la violencia interpersonal, y el cambio climático es ampliamente reconocido como un “multiplicador de amenazas” que eleva las probabilidades de conflictos mayores entre países y dentro de ellos. En otras palabras, el cambio climático generará muchas alteraciones que ninguna cantidad de dinero podrá detener. Lo que podría ayudar es tomar medidas para limitar el calentamiento.
 


DISCURSO DE ABUNDA LAGULA AL RECIBIR EL NOBEL DE LITERATURA

 

Como no sé mucho de formalidades –ni pretendo saberlo– saludo y agradezco por igual a todas y todos los presentes. Es para mí un honor estar hoy aquí, delante de tanta gente distinguida, sabiendo que el mundo entero está viendo esta ceremonia. Espero, por tanto, no defraudar a nadie con estas humildes y breves palabras que, por fuerza, debo pronunciar. Si defraudo, espero que no sea demasiado. Y en el peor de los casos, si defraudo demasiado, espero sepan perdonarme. Por último, el Premio está ya otorgado, y eso demostraría que fue un error concedérmelo, como yo efectivamente pienso.
 
No sé si en verdad me merezco tan alto galardón. En lo personal, creo que no. Me atrevo a pensar, incluso, que efectivamente fue una equivocación. Yo, como tantas veces lo he dicho, no soy un escritor; mucho menos, un escritor genial que se merezca esta distinción.
 
Quiero empezar mi discurso excusándome si no puedo expresarme con toda la soltura y belleza que se esperaría lo haga un Premio Nobel de Literatura. Sucede que mi lengua materna no es el inglés, sino el suahili, idioma que hablé toda mi vida con mucha mayor propiedad, desde mi aldea natal en la selva hasta el día de hoy. Si he escrito en la lengua de Shakespeare –con todo el perdón de los clásicos puristas británicos– eso se debe a la herencia que la Reina de los Mares nos legara, a partir de la intromisión que tuvo en nuestro continente. ¿Ustedes se imaginan a la Reina de Inglaterra o al Presidente de la Cámara de los Lores hablando suahili? Yo, realmente, no. ¿Y por qué yo tengo que hablar en inglés? ¿Por qué hoy tengo que llevar este –perdónenme por el epíteto– estúpido traje negro y este –para mi gusto al menos– ridículo moño? ¿Usaría el Primer Ministro británico nuestros trajes típicos para alguna de nuestras ceremonias?
 
De todos modos, no quiero insistir con esta cuestión de las presentaciones: hablo en inglés, pobremente quizá, y uso un traje que me resulta incómodo. Pero no deseo extenderme en este aspecto sino excusarme, en segundo término, por mi falta de información. No podría, ni remotamente, lucirme con una parafernalia de datos sobre la historia y la situación actual de mi país: Jamhuri ya Muungano wa Tanzania –mi raza, mi continente– como lo hiciera en una ceremonia similar mi –me provoca cierto nerviosismo pronunciar la palabra– "colega", el también galardonado con este premio, el latinoamericano García Márquez. En ocasión de recibir su premio, aquí mismo, hace ya años, asombró a todos con una pieza oratoria tan llena de datos, tan rica en información, que creo le podría valer, ella misma, otro premio. No, yo no dispongo de todo ese saber. Sé que vengo de un lugar pobre, uno de los lugares más pobres del planeta, con más hambre que otra cosa, pero no podría abundar en precisiones al respecto. Ahí están los informes de Naciones Unidas para eso.
 
Créanme: no soy escritor, no me tengo por tal. Fui en mis años juveniles, igual que otro colega, también ganador del Nobel –Saramago, el vate portugués– cerrajero. Si fuera un lírico, un exquisito maestro de las letras como lo es él, podría decir que ese juvenil oficio me permitió, años después, abrir los cerrojos del espíritu humano. Pero no, los defraudo. Creo que sigo siendo, de alma, más cerrajero –y mecánico de automóviles, y maestro rural, como también lo he sido– que escritor.
 
Llegué a la literatura casi fortuitamente, nunca me preparé para eso. No estudié formalmente nunca nada ligado a las bellas artes, no asistí a taller literario alguno. Lamento decepcionarlos si esperaban otra cosa. Empecé a escribir casi como una necesidad visceral: no podía quedarme callado ante las calamidades que a diario veía en mi país, la miseria, la injusticia. Era tan horripilante todo eso –y sigue siéndolo, sin dudas– que me pareció necesario dejar constancia ante la historia de tanta monstruosidad. ¿Por qué los negros sufrimos tanto? Como no tenía cámara fotográfica ni teléfono celular para tomar fotos, y mucho menos como no podía plasmarlo en una película, pensé que tenía que escribir sobre esa realidad. De haber tenido habilidades plásticas, se los aseguro, hubiera pintado; de más está decir que no las tengo.
 
Como ven, entonces, no soy un inspirado por las Musas. ¿Los sigo defraudando? Simplemente me limité a poner en un papel –les aclaro que jamás he usado una computadora para escribir– lo que sentía sobre lo que veía a diario. ¿Ustedes saben lo que es comer cada dos días… con buena suerte, claro? No pretendo en absoluto ser melodramático y contarles las infamias más grandes que se puedan imaginar buscando conmoverlos y hacerles derramar una lágrima. Creo que eso es una inmoral pornografía de la miseria. Si quieren conmoverse, visiten los lugares de donde yo vengo, y que me inspiraron a escribir aquello por lo que hoy me premian.
 
Insisto: no sé si soy merecedor de esta tan distinguida presea. No soy un escritor bello –no estoy hablando de "mi" belleza; me considero más bien feo, de verdad. No soy un estilista, un sutil y delicado rapsoda, un mago de las palabras. Hay muchísimos que así han entendido la literatura– y yo también, en definitiva, creo que eso es el arte literario. Pero yo no soy de esos. Soy más bien rústico, torpe incluso. No pinto bellezas; hablo, simplemente, de la sufrida vida de mi gente, de mi sufrida vida.
 
Intuyo que se me confiere ahora este premio con un valor simbólico: un negro –¡un negro!– de uno de los países más pobres que hay. ¿No se trata de una compensación, una forma de resarcimiento? Los que han leído mi obra –que por cierto no son muchos– saben que no soy un elegante maestro del lenguaje. ¿Por qué, entonces, este galardón? Lo agradezco, claro, no dejo de estar contento; creo que es importante aceptarlo, justamente porque soy un negro de un país extremadamente pobre. ¿Pero no es un poco tardío el reconocimiento?
 
Les aseguro que no soy un resentido contra los blancos. Aunque no les interese saberlo –nadie me lo está preguntando– uno de mis mejores amigos en mi país es un blanco. Ustedes, los aquí presentes, la reina de Suecia, toda esta gente importante y acostumbrada a llevar estos trajes que a mí me parecen camisas de fuerza pero que, para ustedes, son algo de lo más cotidiano, todos ustedes no son los responsables directos de nuestras infinitas penurias, como negros y como pobres. ¿O si?
 
¿Quién es el culpable, entonces? En lo que hoy día es Tanzania se sabe que apareció el primer ser humano de la historia, hace varios millones de años, y de allí se desplazó por todo el planeta. Por lo que, permítaseme decirlo así, los blancos, rubios y de ojos celestes actuales son negros desteñidos. ¿Por qué quedamos tan atrasados? ¿Por qué hemos debido sufrir tantas tropelías? ¿Ustedes se imaginan Europa repartida desde un escritorio, o debajo de un árbol, en una reunión de los jefes africanos? La Conferencia de Berlín no fue un chiste, un invento, una quimera. Ahí repartieron mi continente, mi gente, mis recursos, como niños que reparten un pastel. ¿Lo sabían, verdad? El 26 de febrero de 1885, en Berlín, Alemania, 14 varones representantes de otros tantos países –ninguno africano, valga aclarar–, y presididos por el canciller teutón von Bismarck, sentados frente a un mapa del África jugaron a repartirse el continente.
 
Ustedes, se los digo con todo corazón, ustedes no son los responsables. Ustedes heredaron esa historia. Ustedes son blancos, ricos, que no saben nada de lo que es el hambre, y que hoy –¡qué bueno que así sea!– pueden tener un poco de conciencia, de vergüenza mejor dicho, y pensar en promover un símbolo como lo que en estos momentos se está consumando en esta sala: reconocer la monstruosidad que sus antepasados cometieron premiando, quizá inmerecidamente, a un negro, con un preciado trofeo internacional.
 
Yo se los agradezco, muy hondamente, con toda mi alma. Pero vuelvo a decirles lo mismo: quizá no soy merecedor a esto en tanto escritor. Quizá, sí, en tanto negro, en tanto pobre. Hasta ahora he sobrevivido muy magramente, con trabajitos informales o con sueldos del Estado. Ya se imaginan entonces cómo puedo haber sobrevivido. Nunca viví como escritor. Quizá ahora, devenido Premio Nobel, mi suerte cambie. No me atrevería a decir: mi próxima "buena suerte"; simplemente una suerte distinta. Quizá, como dijo otro colega –ya le perdí el miedo a esta palabra, ya empezó a gustarme–, el igualmente laureado con el Nobel, sobreviviente a los campos de concentración, y símbolo también, el húngaro Kertész, una vez obtenido ese galardón conoció la tercera dictadura, luego de la nazi y la bolchevique: la dictadura del dinero –la menos incómoda, se apresuró a aclarar. Tal vez eso me suceda: ahora llegarán los laureles, los reflectores de la prensa, los amigos que son como sombras: aquellos que lo siguen a uno solamente porque hay sol. Tal vez –yo diría que casi con seguridad así sucederá– me atosiguen con conferencias y presentaciones públicas. ¡Yo, un modesto cerrajero y maestro de escuela! ¿No es un poco desproporcionado todo esto? ¿Qué podría transmitirles yo?
 
Probablemente ustedes esperaban un brillante intelectual, un experto en cuestiones literarias, un profundo pensador. Pues no. Déjenme decirles que no soy eso; aunque quisiera, no podría serlo –y sigo decepcionándolos. Por otro lado –aclaración importante– no quiero serlo tampoco. Ahora ocupo un cargo medio en el Ministerio de Educación de Tanzania. No sé si realmente hago bien lo que hago, pero al menos creo mucho en lo que llevo a cabo. En mi país alrededor del 30 por ciento de la población no sabe leer ni escribir –eso se ve mucho más aún en las mujeres. Por eso, les decía, desde el Ministerio tenemos tanto que hacer por delante.
 
Imagínense: en un país de analfabetos, donde llegar a la escuela secundaria ya es muy difícil, y la Universidad es casi un lujo inaudito, ¿a quién le pueden importar unos cuantos cuentos sobre la miseria diaria? Allí la miseria se vive día a día, hora a hora, no es necesario leerla en un libro.
 
Por todo eso creo que es algo desmedido estar recibiendo el Premio Nobel hoy aquí. Podría no aceptarlo, como en su momento hizo Jean-Paul Sartre. Pero, en realidad, no me parece lo mejor proceder así. Lo acepto, siempre con la idea que no lo merezco, que hay mejores escritores que yo –y lo digo muy sinceramente; yo soy un simple juglar popular que habla de las cosas cotidianas, de la miseria cotidiana. Pero lo acepto justamente por el valor de símbolo que entiendo conlleva. Lo acepto, con una condición: que los aquí presentes tomen todos –yo ya lo tomé– el genuino compromiso de revertir la situación que vive el África.
 
Sí, así como oyen. ¿Los decepciono? ¿No se esperaban esto? Bueno, perdonen, pero creo que no estoy pidiendo nada fuera de lugar. ¿En nombre de qué derecho mi población, mis hermanos, fueron convertidos en esclavos? ¿Con qué derecho nos han saqueado históricamente como lo han hecho las potencias occidentales? ¿Por qué estamos condenados a ser los vencidos, los olvidados, los marginales, los miserables? ¿Por qué tenemos que vivir de las infames limosnas de la caridad internacional, siempre deficientes, siempre a destiempo? ¿Con qué derecho se nos quiere hacer pagar una inmoral, insoportable y nefasta deuda externa que ningún habitante del África ha contraído directamente? ¿Cómo olvidar los siglos de explotación, de ignominia, de degradación que nos tocó soportar, solo por ser negros? ¿Por qué estamos condenados a soportar una enfermedad como el VIH-SIDA, guerras fratricidas que nos inventan desde fuera de nuestras fronteras, saqueo inmisericorde de nuestros recursos? ¿Y si fuera cierto que pedimos que, a partir de ahora, la monarca del Reino Unido de Gran Bretaña y la Irlanda del Norte –y por qué no también sus súbditos– hablen idioma suahili? ¿Y por qué tenemos que aceptar tomar Coca Cola y comer Mc Donald's? ¿Acaso no tenemos comidas decentes en nuestros pueblos? ¿Con qué derecho se considera que "la cultura" debe tener por símbolo un Partenón griego –como es la representación de la UNESCO– y no, por ejemplo, uno de nuestros bohíos? ¿Quién nos ha hecho creer que los blancos son más "cultos" que los negros? ¿Por qué los negros estamos condenados, si bien nos va, a ser deportistas profesionales? –los gladiadores modernos para el circo contemporáneo. ¿Acaso los negros no podemos ser más que delincuentes cuando habitamos en el mundo de los blancos? ¿Es ese nuestro destino? ¿Inmigrantes ilegales, ladrones, barrios marginales?
 
Acepto su blanco premio, señoras y señores, sólo a condición que ustedes reconozcan en público, aquí, delante de todas estas cámaras de televisión, que con un Premio Nobel dado a un negrito no se está resarciendo una mierda la infamia histórica, el despojo descomunal y la injusticia infinita que se ha cometido en contra de nuestros pueblos.
 
Acepto este blanco premio, no diré manchado de sangre, pero sí condicionado por sus asquerosos billetes de bancos occidentales, sólo a condición que quede claro que esto es un inicio –algo payasesco por cierto– de un proceso de reparación que debe llevar años, siglos quizá. ¿Quién nos va a devolver los bosques desaparecidos? ¿Quién, cómo y cuándo va a pedirnos perdón por la esclavitud a que nos forzaron? ¿Creen ustedes, por casualidad, que este premio remedia algo? ¡Ni mierda! Pero lo acepto de todos modos. Muchas gracias.


¿POR QUE EL EJE CAFETERO ES CONSIDERADO EL LUGAR MÁS AMIGABLE DEL PAÍS?

 

Booking.com, la plataforma que hace que descubrir el mundo sea más fácil para todos, anunció a los ganadores de la octava edición de los Traveller Review Awards 2020. En Colombia, el Eje Cafetero fue la región más amable en materia de alojamientos para viajeros, gracias a las calificaciones que obtuvieron Salento, Santa Rosa de Cabal y Filandia.
 
En esta oportunidad el Mar Caribe tomó el primer lugar con la Isla de Providencia, la cual se ubicó como el destino más hospitalario. Sin embargo, el noroeste del país no se quedó atrás, ya que dos de sus destinos encabezan la elección en Colombia. Salento, en Quindío, y Jardín, en Antioquia, están en el segundo y tercer puesto, respectivamente, de los destinos más amigables.
 
Estos son los diez pueblos ‘más buena gente’ del país:
Isla Providencia, Mar Caribe
Salento, Quindío
Jardín, Antioquia
Minca, Magdalena
Barichara, Santander


¿CUÁL ES EL PROBLEMA CON LOS VASOS DESECHABLES QUE CONTAMINAN EL PLANETA?

 

Una empresa estadounidense que fabrica productos de hule espuma le ha dado una fortuna a una familia de empresarios. Los ambientalistas dicen que sus artículos descartables contaminan el planeta.
 
La primera taza que Dart comercializó. La reacción violenta contra el hule espuma está pasando factura: las ventas han disminuido y la compañía ha ampliado sus ofertas para incluir más productos de papel.
 
Esta empresa familiar fue cofundada en Míchigan por un veterano de la Segunda Guerra Mundial que tenía las licenciaturas de Matemáticas, Ingeniería y Metalúrgica, y desarrolló productos que, en gran parte, ayudaron a impulsar la economía moderna. Dart fabrica, por millones, vasos térmicos, estuches, tapas para vasos de café, así como tenedores y cuchillos desechables, es decir, los recipientes de un solo uso que permiten que los estadounidenses coman y beban cuando van en camino. Les da empleo a aproximadamente 15.000 personas en catorce estados de Estados Unidos.
 
Pero ahora muchos de los productos que produce esta empresa de bajo perfil del Medio Oeste estadounidense son señalados por algunos críticos como una peste que contribuye al problema mundial de la contaminación por plásticos.
 
Las ciudades y los estados están prohibiendo cada vez más uno de los productos emblemáticos de Dart: los recipientes para alimentos y bebidas de poliestireno expandido —conocido como unicel, isopor, telgopor, tecnopor y otras variantes en Latinoamérica—, los cuales pueden dañar a los peces y a otros tipos de especies marinas. En diciembre, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, propuso que en todo el estado se prohibieran los recipientes de un solo uso hechos de poliestireno expandido, conocido en inglés más comúnmente, y de manera poco precisa, como Styrofoam (la marca registrada de un material que se usa normalmente como aislante). El año pasado, los estados de Maine y Maryland prohibieron los recipientes hechos con espuma de poliestireno y casi 60 países han promulgado prohibiciones similares o están en el proceso de aprobarlas. Algunos funcionarios electos y grupos ambientalistas afirman que es difícil reciclar de manera significativa los recipientes de poliestireno.
 
Existen pruebas abrumadoras de que este material está dañando a la Tierra de modo importante”, dijo Brooke Lierman, una legisladora de Maryland que apoyó la prohibición en su estado.
 
La fábrica de Dart en Chicago. La compañía fabrica, por millones, productos que incluyen tazas desechables, empaques o contenedores de comida, vasos de papel, tapas de tazas de café y tenedores y cuchillos de plástico.
 
Los académicos y expertos industriales todavía están analizando la mejor forma de cuantificar los efectos a largo plazo que pueden tener en el cambio climático los recipientes de un solo uso hechos de diversos materiales (plástico, papel, vidrio). Sin embargo, según los ambientalistas, el daño que la contaminación por plásticos puede causar en la vida marina es inmediato.
 
“Hasta donde sé, un vaso de papel nunca ha matado a ningún animal marino”, señaló Jan Dell, una ingeniera que trabajaba en la industria de los plásticos y que ahora dirige Last Beach Cleanup, un organismo que se enfoca en combatir la contaminación por plásticos.
 
Las mismas propiedades que pueden hacer que el unicel sea un problema ambiental también hacen rentable su fabricación. Los costos son bajos debido a que el unicel es 95 por ciento aire y puede fabricarse con relativamente poco plástico en bruto.
 
William A. Dart no inventó los vasos de unicel, pero sí se volvió un experto en su producción en masa.
 

¿POR QUE MANIZALES ES UNA SUIZA EN COLOMBIA?

 

Una cosa es decirlo y otra es vivirlo. Y por más que busco palabras para describirlo, me siento incapaz de trasmitir todo lo que experimenté y pude apreciar durante unos días de vacaciones en Manizales.
 
Sobre todo, por lo tan diametralmente opuesto a lo que es Barranquilla. Pero procuraré retratar con palabras lo que es esta bellísima ciudad del eje cafetero.
 
Fue un corto viaje en el que me encontré con que no es necesario ir a Europa para conocer una ciudad con características muy similares a cualquier población de Suiza. Y créanme que no exagero. Su topografía quebrada es aprovechada para destacar un diseño urbano muy pintoresco, que permite apreciar la construcción de edificaciones muy modernas e iglesias clásicas de singular belleza.
 
Su malla vial es impecable, con modernas avenidas y autopistas dotadas con pasos a desnivel y túneles urbanos. No encontré un solo hueco en sus calles, con bordillos y andenes en perfecto estado de conservación y una vegetación exuberante con hermosos jardines y enormes árboles.
 
No hay la menor duda que su clima ayuda para su mantenimiento, pero esto es complementado con una cultura ciudadana envidiable, con un comportamiento único en Colombia, diametralmente opuesto al de nuestra ciudad.
 
El tráfico es fluido y se conduce a mayor velocidad que por acá, sin abandonar su carril, y si lo hacen utilizan siempre el direccional. Los buses solo por el carril derecho. Nadie pita, y cuando lo hacen es una pitada muy corta para agradecer a otro conductor un gesto amable. Como el tráfico es silencioso, cuando sentí un mini pitazo me explicaron la razón del mismo. Ni un solo carro de mula en sus calles y hasta sus motociclistas respetan las reglas y el orden al conducir.
 
Una de las conductas que más me impactó fue la de apreciar que absolutamente todos los conductores de vehículos particulares y públicos frenaran al apreciar a un peatón en la acera, esperando atravesar la calle por las conocidas cebras. Es ese un comportamiento tan normal que ningún peatón lo agradece al conductor, simplemente es una manera amable de conducir que hace parte de la forma de ser de sus habitantes.
 
Ciudad limpia, sin un solo papel o basura en sus calles, andenes o zonas verdes. Solo vi un pequeño vaso de icopor que era empujado por la suave brisa, y para mi asombro el primer peatón que pasó lo recogió.
 
Muy difícil describir su impecable centro histórico y comercial, con edificaciones de bella arquitectura de variadas épocas y estilos. Almacenes, bancos, pequeñas y acogedoras cafeterías, prácticamente sin vendedores estacionarios o ambulantes.
 
Manizales cuenta con un par de zonas rosa muy divertidas, con restaurantes de primer nivel, bares y discotecas, así que no se trata para nada de una ciudad aburrida para los que gustan de esos planes.
 
Pero Manizales no es solo la ciudad en sí, es todo su entorno rural, rodeada del bellísimo paisaje cafetero con hermosas fincas de variados cultivos y viviendas tradicionales con todos los servicios.
 
Y aún con todo lo que aquí he descrito, lo más bello y especial de Manizales es su gente cordial, amable, educada y siempre dispuesta a ayudar. Definitivamente no es necesario viajar al exterior para lograr un destino tan especial.
 
Lo tenemos aquí mismo, en la capital de Caldas.
 
NICOLÁS RENOWITZKY R.

LA POBLACION DE SALENTO ES TAMBIEN UN DESTINO PARA LOS AMANTES DEL CAFÉ.

 

Salento esta ubicado en el departamento del Quindio en Colombia. Conocido como el padre del Quindío por ser el municipio más antiguo de este departamento.
 
Salento según la historia fue fundado el 5 de enero de 1842, según cuentan nuestros ancestros el 5 enero de 1830 pasó el libertador Simón Bolívar por estas tierras, transitó por el histórico camino nacional y después se quedó en la posada “Nueva Granada”, donde pasó la noche.
 
Se distingue por la arquitectura de su plaza central.
 
Por la belleza de sus casas antiguas en bahareque y en tapias de barro. Belleza que invita, que enamora a todos sus visitantes.
 
Por la amabilidad y gentileza de sus pobladores, que denotan su dulzura y suavidad cafetera.
 
Por sus hermosos paisajes y por su excelente clima. Cuna del árbol Nacional “La Palma de Cera”.
 
Valle del Cocora un hermoso lugar de gran biodiversidad y riqueza paisajística de singular belleza.
 
Del Alto de La Cruz en uno de sus senderos se divisa el ocasco urbano de Salento.
 
A tan solo 1h 20min aproximadamente de Armenia Capital del Quindio. Encontraras este lugar acogedor y de sin igual belleza.
 

¿POR QUE LA ONU DICE QUE LA CRISIS CLIMÁTICA ES UNA AMENAZA PARA LA PAZ?

 

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, alertó que la crisis del clima es quizás el mayor obstáculo para la paz mundial, en su primer día de visita a Pakistán, un país amenazado y que vive fuertes conflictos con la India por el uso del agua.
 
“La crisis climática es quizás el mayor obstáculo a la paz global, la estabilidad y la prosperidad”, afirmó Guterres durante una conferencia sobre desarrollo sostenible en su primer acto público en Islamabad, donde llegó en visita oficial.
 
El secretario general de la ONU, que ha presionado durante su mandato para acciones más contundentes con el fin de atender la emergencia climática, reivindicó que la “paz, prosperidad, dignidad y derechos humanos para todas las personas son el propósito del desarrollo sostenible”.
 
Guterres remarcó la relevancia del desarrollo sostenible para todos los países y comunidades, ya que los efectos del cambio climático no respetan “fronteras”.
 
“Ningún país puede decir que es inmune a sus efectos (del cambio climático)”, indicó el portugués, que lamentó que el “ritmo del cambio es lento” para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.
 
Durante la charla, Guterres puso como ejemplo a Pakistán, país por el que desarrolló afinidad durante sus muchas visitas como alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) entre 2005 y 2015.
 
“Es totalmente injusto que Pakistán esté en la primera línea del impacto negativo del cambio climático. Pakistán ha contribuido poco al problema”, afirmó.
 
La nación asiática es el quinto país más amenazado por el cambio climático por el deshielo de sus glaciares, las inundaciones y al mismo tiempo por la desertificación.
 
Además de esas amenazas, Guterres subrayó el tema del agua como el mayor peligro para Pakistán, ya que el 80 % del líquido en el país se destina a la agricultura, que da trabajo al 40 % de la población activa.
 
Un problema, el del agua, que además crea tensiones con la India, ya que los dos países se reparten el líquido de seis ríos, pero están enfrentados por su uso.
 
Guterres recordó que él era primer ministro de Portugal cuando ese país y España firmaron un acuerdo para gestionar el agua de los ríos que comparten en 1998.
 
“Este ejemplo muestra que es posible una cooperación efectiva para solucionar estos problemas”, remarcó.
 
Además de la conferencia sobre el cambio climático, Guterres mantuvo un encuentro con refugiados de Afganistán, Yemen y Tayikistán que se encuentran en suelo paquistaní.
 
“Mi primera reunión en Pakistán: generaciones de refugiados afganos compartieron conmovedoras historias, sus esperanzas y sus sueños”, tuiteó el líder de la ONU.
 
Guterres acudirá a una conferencia sobre los 40 años de la llegada de los refugiados afganos en Pakistán, donde siguen viviendo 1,4 millones de ellos registrados y en torno a un millón sin registrar.
 
Además, participará en Lahore (este) en el inicio de una campaña de vacunación contra la polio, un grave problema en el país asiático, y visitará un templo sij abierto a los peregrinos de la India de esta religión el pasado año.


¿CÓMO CAMBIAR LA DIETA DEL GANADO COMO ALTERNATIVA PARA MITIGAR SU IMPACTO EN EL MEDIOAMBIENTE?

 

En una finca de Antioquia, investigadores exploran una nueva forma de reducir la emisión de gas metano que generan los semovientes. Le apuestan al consumo de una planta que tiene menos fibra y más proteína.
 
El botón de oro o hierba belida crece en regiones templadas y húmedas de montaña. Miden entre 30 y 70 centímetros de altura.
 
La ganadería es la responsable del 14,5% de las emisiones de gases efecto invernadero en el mundo, según la ONG ambientalista Greenpeace.
 
De acuerdo con el más reciente Inventario Departamental de Gases de Efecto Invernadero (GEI), que fue dado a conocer en septiembre de 2019, en Colombia, las actividades en tierras forestales, incluida la deforestación, representan el 33% de la generación.
 
La agricultura, con un 22%, se ubicó en el segundo lugar, seguido por la minería y la energía, con un 14%. En la cuarta y quinta posición, con 12% cada una, se ubicaron las actividades relacionadas con el transporte y la industria manufacturera. El mismo inventario calculó que 22,8 mega toneladas de CO2 equivalente fue producido por la ganadería nacional, según la desagregación asociada a los diferentes grupos de animales por vocación.
 
Colombia emite, en promedio, 237 millones de toneladas de gas carbónico a la atmósfera.
 
En otro estudio, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), dio cuenta que una de las principales causas de la deforestación de la selva amazónica es el cambio de uso del suelo para la ganadería extensiva, dato que corroboró el informe Perspectivas Agrícolas 2019-2028 realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que señaló que Colombia ocupa el tercer puesto en emisión de gases de efecto invernadero provenientes de la ganadería, después de Uruguay y Argentina.
 
La deforestación para el cambio de uso del suelo para la ganadería extensiva, es uno de los principales problemas ambientales que tiene Colombia.
 
Ante ese panorama, en el país han surgido varias iniciativas para reducir los efectos de la ganadería sobre el medioambiente. Uno de estos proyectos es que se viene liderando en la finca Cien Años de Soledad, ubicada en Antioquia y en la cual se le rinde tributo a Gabriel García Márquez.
 
En ese lugar le apostaron al cambio de dieta de las vacas como alternativa para mitigar los gases efecto invernadero que produce este sector. Optaron por darle de comer una planta llamada botón de oro (Ranunculus acris), que, según un artículo publicado por el periódico El País de España, permite, palabras más, palabras menos, que las vacas expelan menos flatulencias y gas metano por cada litro de leche o por kilo de carne producido.
 
"El rumen (panza de la vaca) aloja una enorme cantidad y diversidad de microorganismos que participan en el proceso digestivo de las fibras vegetales y producen metano. Cuanto más fibrosa sea la dieta de las vacas, más metano se libera en el proceso digestivo y, por lo tanto, mayor es la contribución de los rumiantes al efecto de invernadero”, señaló Zoraida Calle, una de las propietarias de la finca e investigadora del Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria (Cipav) al diario El País.
 
Según la experta, el botón de oro, tiene menos fibra, razón por la cual cuando las vacas la consumen producen mejor leche. “El pasto tiene entre 13% y 19% de proteína por cada kilo de biomasa, mientras que el botón tiene de 25% a 29%. Eso hace que no tengamos que darles tantos suplementos o concentrados al ganado”, comentó Calle frente a las ventajas de esta planta de flor amarilla, que crece en territorios situados desde el nivel del mar hasta por encima de los 2.000 metros.
 
Sin embargo, existen otras plantas cuyas propiedades menos fibrosas también contribuyen a la reducción de emisión de gases como, por ejemplo, la leucaena, el orejero y el matarratón.
 
Pero Cien Años de Soledad no es la única es la única finca en Colombia donde se nutre a las vacas con el botón de oro, indica el informe de El País. En la actualidad cerca de 4.000 productores participan del programa de sistemas silvopastoriles, que hace parte del proyecto Ganadería Colombiana Sostenible de la Fundación Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria (Cipav), a través del cual se incorporan árboles frutales, maderables y forrajeros de los que se aliemnta el ganado.
 
 “Hasta ahora hemos logrado la protección de 45.000 hectáreas de sistemas sostenibles de producción ganadera y se han protegido 15.000 hectáreas de bosque que ya estaban ahí”, explicó Julián Chará, coordinador de investigaciones del proyecto Ganadería Colombiana Sostenible, quien sostuvo que a la dieta del ganado que reduce los gases de efecto invernadero, se la ha sumado la siembra de árboles y el incremento de materia orgánica en el suelo, que  permiten la captura y almacenamiento de CO2.
 
Para Chará otro aporte importante con esta iniciativa ha sido la reducción de emisiones con la eliminación de las quemas y la deforestación en las fincas. “Así, en vez de entregar CO2 a la atmosfera, éste es absorbido por el suelo y las plantas. Esto nos cambia la ecuación de lo que significa la ganadería para el cambio climático”, expuso Zoraida Calle.
 
La meta del programa es convencer a los ganaderos de que, además de ser más económico para ellos, incorporar este tipo de plantas también ayuda a controlar la erosión de las tierras, a cuidar el agua y, lo más importante, a ser más amigables con el planeta. El reto es grande ya que en Colombia existen 600.000 productores de ganado, lo que significa que aún queda mucho camino por recorrer. 

DISCURSO IMPERDIBLE DEL PRESIDENTE DE FRANCIA NICOLÁS SARKOZY

 

El Presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, se enfrentó  con políticos de izquierda similares a los nuestros. A continuación lo que les dijo después de una votación que le fue favorable:
 
"Hoy hemos derrotado la frivolidad y la hipocresía de los intelectuales progresistas. De esos que el pensamiento único es el del que todo lo sabe, y que condena la política mientras la practica. Desde hoy no permitiremos mercantilizar un mundo en el que no quede lugar para la cultura: Desde 1968 no se podía hablar de moral.  
 
Nos impusieron el relativismo: la idea de que todo es igual, lo verdadero y lo falso, lo bello y lo feo, que el alumno vale tanto como el maestro, que no hay que poner notas para no traumatizar a los malos estudiantes.
 
Nos hicieron creer que la víctima cuenta menos que el delincuente. Que la autoridad estaba muerta, que las buenas maneras habían terminado, que no había nada sagrado, nada admirable. El slogan era VIVIR SIN OBLIGACIONES Y GOZAR SIN TRABAS... (el sumag kawsai francés?)
 
Quisieron terminar con la escuela de excelencia y del civismo. Asesinaron los escrúpulos y la ética. Una izquierda hipócrita que permitía indemnizaciones millonarias a los grandes directivos y el triunfo del depredador sobre el emprendedor.
 
Esa izquierda está en la política, en los medios de comunicación, en la economía. Le ha tomado el gusto al poder. La crisis de la cultura del trabajo es una crisis moral. Hay que rehabilitar la cultura del trabajo.
 
Dejaron sin poder a las fuerzas del orden y crearon una frase: se ha abierto una fosa entre la policía y la juventud: los vándalos son buenos y la policía es mala. Como si la sociedad fuera siempre culpable y el delincuente inocente.  
 
Defienden los servicios públicos pero jamás usan transporte colectivo. Aman mucho a la escuela pública pero mandan a sus hijos a colegios privados. Adoran la periferia pero jamás viven en ella. Firman peticiones cuando se expulsa a algún invasor, pero no aceptan que se instalen en su casa.
 
Son esos que han renunciado al mérito y al esfuerzo y que atizan el odio a la familia, a la sociedad y a la república. Y con el mayor descaro se lucran de los bienes del Estado, y montan hasta negocios con el dinero mal habido a la vista de todos de la manera mas cínica.
 
Hoy debemos volver a los antiguos valores del respeto, de la educación, de la cultura y de las obligaciones antes que los derechos. Estos se ganan haciendo valer y respetar los anteriores


¿CUÁNTO CUESTA DESMANTELAR LAS CENTRALES NUCLEARES EN ESPAÑA?

 

Resumen: El Tribunal de Cuentas alerta de la falta de fondos para desmantelar las centrales nucleares y que alargar su vida solo pospone su problema. Pero, ¿de cuánto dinero estamos hablando y cómo se justifica esta elevada suma?
 
Central nuclear
¿Por qué cerrar las centrales nucleares?
El Tribunal de Cuentas ha advertido de que no hay suficientes fondos para sufragar el coste por el desmantelamiento de las centrales nucleares, y que el acuerdo entre el Gobierno y las tres grandes empresas eléctricas, Naturgy, Endesa e Iberdrola sobre un cierre progresivo de las centrales ayudará a mitigar el duro golpe, pero no conseguirá hacer desaparecer el estratosférico déficit que se producirá con el desmantelamiento. Pero, si nos produce tantos problemas, ¿por qué cerrar las centrales nucleares?
 
Para comprender esta cuestión, hay que entender que la mayoría de las centrales nucleares del mundo fueron construidas entre las décadas de 1960 y 1970, con la tecnología de la época.
 
Central de Almaraz
Por ejemplo, la central nuclear de Almaraz se empezó a construir en 1973. Tal y como explican las predicciones del Gobierno alemán, el riesgo de fusión de núcleo en las centrales nucleares de Europa es del 16% y del 40% en las del resto del mundo.
 
Por otra parte, tal y como denuncian los grupos antinucleares, a día de hoy no existe una solución a la proliferación de residuos nucleares, que siguen radiactivos durante miles de años y representan el problema más importante de la energía nuclear. Las plantas de reprocesado que extraen el plutonio de la barras de combustible vierten después toneladas de desechos radioactivos al mar.
 
Además, las plantas de energía nuclear emiten material radiactivo al medioambiente en su funcionamiento diario a través de las chimeneas construidas para esta este uso, por donde se expulsan emisiones gaseosas radiactivas con niveles bajos de dosis debidos al tratamiento previo al vertido, pero que siguen siendo nocivos para la salud, según diversos estudios. Y por último, pero no menos grave, las centrales nucleares son un blanco fácil para el terrorismo, ya que la mayoría de las plantas no se construyeron pensando en el impacto voluntario de un avión actual, como un Jumbo o Airbus, con dimensiones mucho mayores que los de la flota de hace 40 años.
 
Accidente de Chernobyl
Como consecuencia del accidente de Chernobyl en 1986 y la creciente oposición popular a este tipo de fuente de energía, los sucesivos Gobiernos de España fueron promulgando leyes de no proliferación de energía nuclear hasta llegar a la promesa electoral para su desmantelamiento.
 
Este compromiso con el electorado se postergó como consecuencia del elevado coste que supone cerrar las centrales nucleares y el Gobierno convino con las grandes empresas postergar este cierre para reducir el impacto del coste. Sin embargo, el Tribunal de Cuentas advierte que no es suficiente para poder asumir los costes. Pero, de ¿cuánto estamos hablando? La factura asciende a 14.300 millones de euros, lo que supondrá, pese al plan para la financiación de este proceso, un déficit de 2.354 millones de euros.
 
¿Por qué es tan caro desmantelar las centrales?
Si desmantelar una central nuclear fuese como contratar una tarifa con la compañía de luz más barata, probablemente habría menos problemas. Sin embargo, para desmantelar una sola central nuclear es necesario realizar un proceso costoso, el cual vamos a explicar con más detalle:
 
Gestión del combustible gastado, es decir, el residuo de alta actividad y el acondicionamiento de los residuos de operación.
 
Realización del plan de desmantelamiento, donde se explicita cómo llevar a cabo del desmontaje de componentes radiológicos, descontaminación y restauración ambiental del emplazamiento donde se ubicaba la central.
 
Adecuación de las instalaciones auxiliares de la planta para su funcionalidad durante el proceso de desmantelamiento.
 
Desmantelamiento de las instalaciones convencionales, tales como las torres de refrigeración o la sala de control.
 
Desmantelamiento de elementos radiológicos y almacenamiento de todo el combustible nuclear gastado.
 
Descontaminación de paredes y suelos de edificios radiológicos y demolición posterior cuando se certifique la ausencia de cualquier traza residual.
 
Optimización del volumen de residuos como parte de la gestión de materiales que deberá realizarse durante todas las fases de mantenimiento.
 
Restauración del emplazamiento mediante el saneamiento de los terrenos, una vez está garantizado que los suelos están libres de cualquier radiactividad residual.
 
El cierre definitivo tiene un plazo “modelo” que indica el desmantelamiento total se puede iniciar tres años después del cese de actividad. Sin embargo, esta indicación general no es válida sin tener en cuenta las condiciones concretas de cada central.
 
¿Realmente es viable para España desmantelar sus centrales?
El mundo entero está prescindiendo de la energía nuclear y enterrando los residuos en grandes sarcófagos, utilizando una parte importante de sus recursos. Ahora parece que Enresa, la empresa pública creada para el tratamiento de residuos como parte del plan para el desmantelamiento de las plantas de energía nuclear en España, no tendrá suficientes fondos para llevar su misión a cabo. ¿Será capaz el Estado español de seguir la tendencia internacional o se quedará a la cola en plena era de transición ecológica global?
 
Parte de la respuesta se resume en el siguiente dato: en el año 2018 la energía nuclear aportó más del 20% del suministro de electricidad total del país. ¿Está la sociedad española preparada para asumir el reto del desmantelamiento?

¿COMO SE SACA LA BASURA EL CEREBRO?

 

Si administrásemos un colorante vital como el azul de Evans a la sangre de una rata o un ratón, pasados unos minutos el animal tendría todos los órganos azulados, cual pitufo sin calzones, con excepción de su cerebro. La explicación es sencilla: en el cerebro existe una barrera, conocida como barrera hematoencefálica, que limita enormemente el intercambio de sustancias entre la sangre y dicho órgano.
 
Esta barrera provoca quebraderos de cabeza a los neurólogos, ya que dificulta la entrada de fármacos al cerebro y, por tanto, restringe los tratamientos disponibles para enfermedades como el alzhéimer y el párkinson. Pero ojo, porque esta barrera no solo limita la entrada de sustancias al cerebro. También frena su salida.
 
Entonces, ¿cómo hace el cerebro para sacar la basura?
Estudios recientes que hemos llevado a cabo junto con otros autores indican que el cerebro tiene un sistema propio de recogida de basura. En una primera fase, sin salir del cerebro, los desechos se vierten dentro de contenedores. Seguidamente, los contenedores abandonan el órgano pensante. Y en una tercera fase, ya fuera del cerebro, se eliminan esos contenedores.
 
Como veremos a continuación, esto nos va a permitir obtener información relevante acerca del estado del cerebro. Pero no nos adelantemos y describamos antes de nada cómo funciona el sistema de recogida de basura.
 
Los contenedores de basura del cerebro
En el cerebro existe un tipo de células llamadas astrocitos. Se caracterizan por tener forma estrellada, con digitaciones que se expanden a su alrededor. Son los responsables de generar los contenedores de basura, denominados en la jerga científica cuerpos amiláceos. Además, cual maleta facturada en un aeropuerto, los cuerpos amiláceos se etiquetan con unos marcadores denominados neo-epítopos que especifican cuál será su destino una vez expulsados del cerebro.
 
Generalmente, estos cuerpos amiláceos son estructuras esféricas y relativamente grandes. Pueden alcanzar diámetros de más de 20 micras, superando las 10 micras de los capilares sanguíneos. Demasiado tamaño para eliminarse a través de la sangre. Suerte que el cerebro tiene otros recursos para deshacerse de estos contenedores.
 
Físicamente el cerebro está muy bien protegido. Al igual que un pez de gran tamaño dentro de una pequeña pecera, “flota” dentro del cráneo suspendido en un medio acuoso llamado líquido cefalorraquídeo.
 
Pues bien, algunas sustancias de desecho cerebrales son vertidas directamente al líquido cefalorraquídeo, y este es el caso de los cuerpos amiláceos. Nuestros “contenedores”.
 
De ahí que, del mismo modo que es necesario limpiar de vez en cuando el agua de la pecera, sea necesario limpiar y renovar el líquido cefalorraquídeo, extrayendo los cuerpos amiláceos allí acumulados. Una tarea que está a cargo del sistema linfático de las meninges.
 
Cuestión de meninges
Entre el líquido cefalorraquídeo y los huesos del cráneo, así como entre el líquido cefalorraquídeo y el cerebro, existen unas membranas conocidas como meninges (la inflamación de estas membranas, la meningitis, es una enfermedad grave y en ocasiones mortal).
 
En las meninges encontramos el sistema linfático de las meninges, redescubierto recientemente. Los capilares linfáticos de las meninges recogen parte del líquido cefalorraquídeo y de los productos que contiene. Y los vasos linfáticos de las meninges descienden hacia el cuello. En el cuello se encuentran con nódulos linfáticos que filtran y limpian el líquido de productos indeseados.
 
Para llevar a cabo esta limpieza contamos unas células especializadas llamadas macrófagos. Los macrófagos, una vez leídas las etiquetas de destino o neo-epítopos presentes en los cuerpos amiláceos, se los “comen” (fagocitan) y proceden a su degradación química. De este modo, sustancias residuales cerebrales que no pueden ser degradadas en el propio cerebro ni pueden salir a través de la sangre encuentran una escapatoria y son eliminadas.
 
Una nueva herramienta para el estudio de enfermedades cerebrales
Lo más interesante del asunto es que, del mismo modo que el análisis del contenido de una bolsa de basura nos permite conocer los hábitos de las personas que las generaron, estudiando los productos de desecho presentes en los cuerpos amiláceos presentes en el líquido cefalorraquídeo podremos hacernos una idea de cómo está funcionando el cerebro.
 
Obtener líquido cefalorraquídeo es relativamente sencillo, por ejemplo mediante punción lumbar. Aislar los cuerpos amiláceos de este líquido también es fácil, debido a su relativamente gran tamaño, peso y densidad. Y en caso de padecer alguna enfermedad cerebral, los cuerpos amiláceos contendrán productos de desecho que nos pondrán sobre aviso. Por tanto, el análisis del contenido de los cuerpos amiláceos aislados puede ser una buena herramienta de diagnóstico.
 
Resumiendo, en el cerebro algunos desechos se acumulan en contenedores de basura denominados cuerpos amiláceos. Estos cuerpos son expulsados al líquido cefalorraquídeo y transferidos al sistema linfático. Y ya en el sistema linfático, los macrófagos existentes en los nódulos linfáticos acaban definitivamente con ellos.
 
Se produce con todo ello un buen lavado de cerebro. Un lavado imprescindible para su correcto funcionamiento. Que además, ahora que lo conocemos, ofrece un nuevo enfoque para diagnosticar las enfermedades cerebrales.

¿POR QUÉ DICEN QUE KARL MARX TENÍA RAZÓN?

 

Articulo escrito antes del coronavirus
 
Economistas profundizan en causas de la ola de malestar que se deja sentir en buena parte del mundo.
 
En Santiago de Chile, en una de las salidas de una autopista urbana recién construida con fondos privados, hay un enorme grafiti que dice: ‘¡Marx tenía razón!’. En efecto, el desarrollo capitalista engendra sus propias contradicciones, como lo demuestra ese rayado.
 
Los últimos meses han sido la primavera –y el invierno– del descontento chileno: grandes marchas y protestas pacíficas, pero también abundantes saqueos y violencia. Lo mismo que en Hong Kong e Irán, Colombia y Costa Rica, Ecuador y Perú, Irak y el Líbano, Sudán y Zimbabue. Y, a pesar de la diversidad de estos países y de los incidentes locales que gatillaron los disturbios, los expertos y los medios han optado por difundir una cómoda narrativa: “el 2019 ha sido un año de agitación a nivel mundial, detonada por la ira ante la creciente desigualdad –y es probable que el 2020 sea peor–”, afirma con confianza el sitio web de comentarios 'The Conversation'.
 
El diario ‘The Guardian’ añade: “No todas las protestas están motivadas por demandas económicas, aunque los abismos cada vez más profundos entre ricos y pobres están radicalizando especialmente a mucha gente joven”. Incluso el sobrio ‘Financial Times’ está de acuerdo: “La desigualdad en el ‘estable’ Chile enciende la hoguera de los disturbios”.
 
Sin embargo, la desigualdad ha imperado en estos países desde hace mucho tiempo. Y las condiciones económicas distan de ser tan graves como lo fueron hace una década, durante la crisis financiera mundial. Entonces, ¿por qué la gente se lanza a las calles ahora?
 
Mejor que nunca
El enigma se profundiza cuando se observa que en América Latina la desigualdad ha ido disminuyendo de manera rápida, precisamente durante los mismos años en que se elevó en Estados Unidos y el Reino Unido. Según el Banco Mundial, entre 2000 y 2017 el coeficiente de Gini (un índice de distribución del ingreso, en el que cero representa la igualdad perfecta y 100 la desigualdad absoluta) se redujo en todos los países latinoamericanos donde actualmente hay protestas, incluyendo bajas de notables ocho puntos o más en Bolivia y Ecuador.
 
Es aquí donde el énfasis propio de Marx en el progreso y sus consiguientes contradicciones provee una ayuda muy necesaria. Karl Marx y Friedrich Engels, recordemos, se asombraron frente al “constante revolucionar de la producción” del capitalismo, pero señalaron que ello conllevaba “un trastorno ininterrumpido de todas las condiciones sociales, una incertidumbre y una agitación perpetuas”.
 
Consideremos la educación superior. En muchas economías emergentes –Brasil, Chile y Ecuador, entre ellas, pero también Turquía, el Líbano y Hong Kong– la matrícula universitaria se ha disparado en las últimas décadas. Como la oferta de personal capacitado crece más rápido que su demanda, ha disminuido la brecha entre las remuneraciones de quienes tienen una educación universitaria y las de los demás. En consecuencia, han caído distintos indicadores de la desigualdad de ingresos. Mayor educación, conocimientos más especializados, menos desigualdad, ¿qué es lo que puede no gustar?
 
Poco, a menos que se pertenezca a la generación que estuvo en la transición. Los jóvenes que fueron a la universidad en los últimos veinticinco años –a menudo a instituciones nuevas con matrículas de alto costo pese a no tener estándares académicos de renombreterminaron recibiendo remuneraciones menores de lo que habían esperado. El resultado ha sido una generación de mujeres y hombres jóvenes educados, endeudados y, con frecuencia, airados.
 
Mirada desde la historia
Además, como nos lo recordó hace poco el historiador Niall Ferguson, los saltos en el acceso a la educación superior inmediatamente después de períodos prolongados de paz y prosperidad, con frecuencia han coincidido con protestas callejeras pacíficas. La educación ayuda a sintonizar con la injusticia, y la prosperidad implica que protestar no pone en peligro el sustento. Es lo que sucedió en la década de 1960 en Europa y Estados Unidos. Hoy día está sucediendo a nivel mundial, de manera más rápida y más intensa que nunca, gracias a los aparatos móviles y a las redes sociales.
 
O consideremos la acumulación de capital. Por definición, un país pobre es aquel donde el capital productivo es escaso y la debilidad de los mercados crediticios significa que no se puede pedir capital prestado para hacer crecer las empresas.
 
Por lo tanto, una política de desarrollo óptima entraña mantener las remuneraciones y los impuestos bajos al principio del proceso de desarrollo, de modo que las empresas puedan emplear sus ganancias para impulsar la inversión y el crecimiento.
 
Como lo mostraron recientemente los economistas de la Universidad de Princeton, Oleg Itskhoki y Benjamin Moll, esto es válido incluso cuando a las autoridades solo les importa el bienestar de los trabajadores, que se beneficiarán con una productividad mayor y salarios más altos a medida que se acumula capital.
 
Pero el 1 % no puede continuar recibiendo un tratamiento tan beneficioso para siempre. A la larga, afirman Itskhoki y Moll, la redistribución debe prevalecer sobre la acumulación. En ese momento, el 1 % tiene que aprender a vivir con menos ganancias y con una carga impositiva más alta –a menos, obviamente, que opte por emplear su poder político para luchar contra dicho cambio–.
 
Y así ha ocurrido en muchas economías emergentes. Desde Corea del Sur hasta Singapur, y desde México hasta Chile, los países muy pobres se convirtieron en prósperos dentro de un nivel impositivo bajo. Pero, en algunos de ellos, la política puede haber causado la demora del giro hacia la redistribución por demasiado tiempo. México, por ejemplo, es un país de ingreso medio alto; sin embargo, sus ingresos fiscales llegan a un escaso 16 % de su PIB, menos de la mitad del promedio de la Ocde. En Chile, la proporción es del 21 %, pero ha estado estancada durante casi una década.
 
Esto se traduce no solo en seguros sociales insuficientes para las crecientes clases medias, sino también en una falta de gasto en innovación e infraestructura, que a su vez hace flaquear el crecimiento. La consecuencia probable es la agitación social, que ha llegado a Chile y posiblemente llegue a México luego de terminada la luna de miel del nuevo gobierno.
 
Leyes antimonopolio
La política de libre competencia es el tercer ejemplo del aforismo marxista de que el éxito del capitalismo engendra sus propios fracasos. Los economistas Daron Acemoglu, Philippe Aghion y Fabrizio Zilibotti explicaron el ciclo en un importante estudio de 2006. Cuando un país es relativamente pobre, permitir ciertas rentas monopolísticas a las empresas acelera la acumulación de capital sin perjudicar la innovación, puesto que las empresas simplemente adoptan tecnologías importadas desde economías más avanzadas. Sin embargo, una vez que un país prospera y alcanza la frontera tecnológica mundial, un mayor crecimiento requiere innovación, la cual a su vez requiere competencia.
 
Conclusión: las economías emergentes exitosas deberían adoptar vigorosas políticas antimonopolio si desean mantener su éxito. Muchas lo han hecho, incluyendo a México y Chile. Pero, he aquí la dificultad: los nuevos y más rigurosos estándares revelarán innumerables escándalos de colusión, que aparecerán destacados en los titulares y encenderán la ira pública mucho antes de que la mayor competencia produzca la innovación y los mayores ingresos que aplaquen esa ira. Es posible que el precio del éxito en la lucha contra los monopolios sean más, en lugar de menos, protestas callejeras.
 
Ahora bien, Marx y Engels no afirmaron meramente que el desarrollo capitalista engendra sus propias contradicciones. También llegaron a la conclusión de que dichas contradicciones solo se pueden superar mediante “el derrocamiento forzoso de todas las condiciones sociales existentes”.
 
Hasta ahora, la actual ola de protestas no ha derrocado mucho (excepto al presidente de Bolivia, que intentó robarse una elección). Ahora les toca a los gobiernos implementar –y pronto– las reformas que permitan demostrar que, en este punto, Marx y Engels no tenían razón

Seguir en Facebook

TuMesaDeDinero

https://support.google.com/adsense/answer/6185995

Anuncios