LECCIONES DE LIDERAZGO DE MUJERES DE DIVERSAS PARTES DE COLOMBIA

 

Sin falsa humildad, se entiende que el liderazgo es una herramienta para impulsar el progreso social
 
En colaboración con Usaid y Acdi/Voca, tuve la oportunidad de entrevistar en los pasados 6 meses a 24 líderes de nuestro país, para el programa Somos parte de la solución –difundido a través de las redes sociales–. El objetivo de estas conversaciones fue el de aprender y compartir lecciones de liderazgo de hombres y mujeres de diversas partes de Colombia, de diferentes edades, razas y condiciones socioeconómicas, laborando en distintos tipos de actividades.
 
Lecciones que inspiren y guíen a muchos otros líderes que día a día construyen una mejor sociedad para todos. Esto –presente en todos o en muchos de los casos– fue lo mejor que encontré:
 
 Tienen vocación de servicio.
Noté un genuino deseo de contribuir al bienestar de sus comunidades, no un afán de protagonismo personal ni de acumular fama, poder o dinero. Sin falsa humildad, entienden muy bien que el liderazgo es una herramienta para impulsar el progreso social, no un instrumento para alimentar su ego.
 
Establecen conexiones humanas.
Son personas que escuchan con atención, respeto y mente abierta a la gente a la que sirven. Logran conectarse no solo con lo que esas personas piensan, sino además con lo que sienten –sus emociones positivas y negativas–. Y comunican de manera clara e inspiradora sus ideas y sus sueños.
 
Son hábiles arquitectos.
Han aprendido que los pilares sobre los que deben armar sus proyectos son la confianza y la credibilidad. Cimientos que se elaboran con paciencia, paso a paso, con demostraciones cotidianas de su transparencia e integridad.
 
Saben muy bien cuál es la razón de ser de su labor.
No se proponen simplemente alcanzar unas metas específicas, sino transformar la forma de vivir de sus comunidades. Han comprendido que su tarea no puede limitarse a hacer unos cuantos aportes, sino a dejar una huella profunda y duradera. Esa misión especial en la que están embarcados les da ánimo para seguir adelante en los momentos más difíciles.
 
Son entusiastas.
La raíz de la palabra ‘entusiasmo’ es griega –en theos, que significa ‘con Dios dentro de mí’. Es decir, con una energía muy particular, del orden espiritual –en el sentido más amplio de la palabra–. Tal energía les da fuerza para superar obstáculos que a primera vista parecen insalvables.
 
Solucionan problemas.
No basta con tener buenas intenciones y otras cualidades personales si no se tiene la capacidad de convertir los sueños en realidad. Ejecutar los planes no es fácil, mucho menos en los entornos complejos y hostiles en los que operan muchos líderes –sobre todo los sociales–. Pero con buenas dosis de ingenio y pragmatismo logran materializar sus aspiraciones.
 
Arman equipos “extremos”.
Robert Bruce Shaw escribió un estupendo libro sobre lo que hacen las organizaciones más exitosas de los años recientes. No tienen simples grupos de trabajo, sino verdaderos equipos en los que cada uno de los integrantes responde no solo por sus objetivos personales, sino que ayuda a los demás al logro de los suyos. A esa clase de equipos, el autor los denomina “extremos”.
 
Comparten el liderazgo.
Según la naturaleza de los retos, estos líderes aprovechan las experiencias y los conocimientos de sus compañeros y les ceden temporalmente el mando para que dirijan el equipo, convirtiéndose en un apoyo a dicho líder circunstancial.

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