¿CUÁL ES EL DECÁLOGO DE SAGAN PARA DETECTAR NOTICIAS FALSAS?

 

 

Sagan propone diez instrumentos para detectar bulos o noticias falsas.
 
A las redes se les ha adjudicado una cantidad de culpas, algunas muy merecidas; otras, menos. Lo que es claro es que ellas no se inventaron el chisme, la maledicencia ni la manipulación con noticias falsas. Esas han existido desde todos los tiempos. Para la muestra sugiero repasar el episodio de la torre de Babel en la Biblia. Los habitantes de Senar deciden construir una torre que llegue al cielo. Dicen ‘hagámonos así famosos’ (es decir, ‘consigamos likes’).
 
Su vanidad es castigada confundiéndoles el idioma de forma que nadie escucha ni entiende lo que dice el otro. A ratos parece una buena descripción de lo que nos pasa.
 
Carl Sagan fue un astrofísico y cosmólogo, profesor en las universidades de Harvard y Cornell, y también un defensor férreo de la investigación científica escéptica y de la reflexión crítica. No conoció nuestras redes porque murió en 1996. Facebook surgió en 2004; TikTok, en 2016; y en el medio, Twitter e Instagram. Pero, sin haber vivido las redes, era consciente del fenómeno de los engaños que se difundían por cadenas de replicadores, algunos desprevenidos, otros malintencionados.
 
En su libro El mundo y sus demonios tiene un capítulo llamado ‘El sutil arte de detectar bulos’ (según la RAE, eso es una noticia falsa propalada con algún fin, y yo la uso para traducir imperfectamente del inglés baloney). En ese escrito propone diez instrumentos (nosotros y los decálogos) para desarrollar ese sutil arte. Yo los introduciría como obligatorios en nuestros currículos. Una adaptación libre de sus argumentos es como sigue:
 
1) Para asumir un hecho como tal, conviene hacer un chequeo doble. A veces asumimos como hecho algo que nos cuentan, o que se repite, y resulta no ser más que humo.
 
2) Conviene debatir el asunto con un esquema casi jurídico en el cual se presente el caso como si quisiéramos convencer a un juez, ojalá analizando bien las fuentes.
 
3) Hay que evitar los argumentos de autoridad. Eso de aceptar algo ‘porque el maestro lo dijo’ tampoco funcionaba en el pasado.
 
4) Conviene plantear más de una hipótesis. A veces, así se da uno cuenta de que la que el bulo nos propone es solo una de muchas, no necesariamente la mejor.
 
5) No hay que enamorarse de las hipótesis propias, aunque sean ‘sexis’.
 
6) Cuando sea posible, hay que confrontar la afirmación cuantitativamente; sacar la calculadora. Muchos bulos se desinflan cuando uno comprueba que las cuentas no dan y que el cuento es simplemente absurdo.
 
7) Hay que tratar de revisar todos los eslabones en la argumentación lógica que lleva al bulo. Todos tienen que ser igualmente sólidos, basta que uno sea débil para que la cadena se rompa.
 
8) Uno debe preguntarse si hay alguna forma de que el cuento que nos echan pudiera comprobarse falso. Si no hay forma de hacerlo, habría que aceptarlo como un acto de fe, y esa es la primera señal de alerta para detectar el bulo.
 
9) En la medida de lo posible, usar la experimentación. No se trata de tener un laboratorio para todo, pero pequeños experimentos mentales pueden resaltar las inconsistencias.
 
10) Hay que recordar siempre la queridísima ‘navaja de Occam’ o principio de parsimonia. Esta fue propuesta ya en el siglo XIV por ese monje inteligentísimo y dice (más o menos) que siempre hay que escoger la solución más simple, la que le exija hacer menos supuestos gratuitos.
 
Siguiendo esas diez reglas, uno no se vuelve infalible, pero si puede evitar la mayoría de las trampas que llegan.
 
Se volverá un retuiteador más cauteloso y respetuoso con las demás personas y con la verdad.
 


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