ATLAS MUNDIAL DE LA CARNE
La
carne es barata en el supermercado, pero el daño al clima, a los animales, a la
salud y a los granjeros es inmenso. Los expertos piden un cambio de rumbo, el
atlas de la carne muestra los hechos.
Alemania es uno de los principales productores de carne de cerdo de la UE.
"La
producción industrial de carne no solo es responsable de unas condiciones de
trabajo precarias, sino que además expulsa a gente de sus tierras y alimenta la
deforestación, el uso de pesticidas y la pérdida de biodiversidad. Es
uno de los principales responsables de la crisis climática”, dijo Barbara
Unmübig, de la Fundación Heinrich Böll, en la presentación del Atlas Mundial de
la Carne 2021 en Berlín.
En
las 50 páginas de esta publicación, los expertos analizan las tendencias de la
producción de carne y sus consecuencias para la salud humana y el medio
ambiente. El atlas ha sido publicado por esta fundación vinculada con el
partido alemán Los Verdes, la organización ecologista BUND y la revista Le
Monde Diplomatique.
Así,
por ejemplo, darles continuamente antibióticos a los animales en las granjas
está creando gérmenes cada vez más resistentes. Esto amenaza la utilidad
de los antibióticos en nuestro sistema sanitario y amenaza la vida humana,
también de vegetarianos y veganos.
La
tala de los bosques para cultivar pasto también amenaza la salud de las
personas. Los animales salvajes pierden sus hábitats naturales y el
contacto con las personas se vuelve más estrecho, con lo que se facilita la
transmisión de virus que eventualmente pueden desencadenar pandemias.
Alemania
tiene un papel clave en la industria cárnica
"La política tiene tener en consideración las demandas sociales de reforma de la ganadería”, subraya Olaf Bandt, presidente de BUND. "Esto exige un amplio redireccionamiento de la política agraria, pero el cambio agrícola no se logrará sin un cambio en la alimentación”.
Según dijo Bandt, Alemania tiene un papel clave al sumar un 20% de la
producción de carne de cerdo y leche en la Unión Europea. "Se
exportan enormes cantidades de carne. Esta dependencia del mercado mundial daña
al medio ambiente, a la fauna y a los agricultores. En un número cada vez menor de granjas viven cada
vez más animales, lo cual empeora la contaminación de las aguas subterráneas de
estas regiones”, dijo Bandt.
La
demanda global de carne aumenta con el crecimiento económico y demográfico,
lo cual genera un grave problema para el clima y el medio ambiente. En 1960 vivían en la Tierra
3.000 millones de personas y, según este atlas, el consumo de carne rondaba los
70 millones de toneladas, con una media de 23 kilogramos anuales por persona.
En
2018, nuestro planeta tenía ya más del doble de habitantes: 7.600 millones de
personas. El consumo de carne era de en torno a 350 millones de toneladas,
siete veces mayor, mientras que la media había subido a los 46 kilogramos anuales por persona.
Un
problema central es la gran cantidad de superficie que necesita la producción
de carne. De acuerdo con la Agencia Alemana para el Medio Ambiente, actualmente el 71% de las
tierras de cultivo del mundo se utilizan para pasto de animales. Mucho
más que a alimentos directamente cultivables (18%), otras materias primas (7%)
y a fuentes de energías vegetables, como el maíz utilizado como biogás (4%).
La
presión sobre los terrenos cultivables en el mundo ha aumentado con el
crecimiento de la demanda de carne. Enormes superficies forestales están
siendo taladas para el
cultivo de soja para el pasto, por ejemplo, en Brasil. "El 90% de
la soja acaba actualmente en los comederos”, opina Unmübig.
Para
conciliar la alimentación de la población mundial, detener la deforestación de
las selvas tropicales y poder recuperar terrenos para la reforestación,
los expertos piden repensar la alimentación para incluir menos carne y más vegetales, que requieren
menos superficies cultivables.
Un
nuevo menú para el mundo
Johan Rockström, director del Instituto de Investigación sobre las Consecuencias Climáticas de Potsdam, recomienda reducir nuestro consumo de carne anual a unos 17 kilos de media por persona, y el de productos lácteos a 33 kilos. La dieta tradicional de India y muchos países africanos muestra que esto es posible. Mientras tanto, en América del Norte, Sudamérica y Europa se consume hasta siete veces más carne.
Los autores del Atlas Mundial de la Carne no solo muestras las
repercusiones de la poderosa industria cárnica, sino que también aclaran su
vinculación con la industria química global.
Así, las
firmas de carne y alimentación dominan cada vez más el mercado del cultivo de
pasto, el transporte, la matanza y la comercialización y ponen en peligro de los
pequeños agricultores y carniceros.
Alemania es uno de los principales productores de carne de cerdo de la UE.
"La política tiene tener en consideración las demandas sociales de reforma de la ganadería”, subraya Olaf Bandt, presidente de BUND. "Esto exige un amplio redireccionamiento de la política agraria, pero el cambio agrícola no se logrará sin un cambio en la alimentación”.
Johan Rockström, director del Instituto de Investigación sobre las Consecuencias Climáticas de Potsdam, recomienda reducir nuestro consumo de carne anual a unos 17 kilos de media por persona, y el de productos lácteos a 33 kilos. La dieta tradicional de India y muchos países africanos muestra que esto es posible. Mientras tanto, en América del Norte, Sudamérica y Europa se consume hasta siete veces más carne.
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