En
Japón, los que lleguen a un siglo reciben un plato de plata. En 1963, 153
personas recibieron uno. En 2014, 29.350. En 2015, el gobierno dijo que
reconsideraría los regalos.
Los centenarios ya no son algo extraordinario.
Un
niño nacido en un país rico hoy en día tiene una probabilidad de más del 50 por
ciento de llegar a cumplir 105 años. Alguien mayor de 60 ahora, tiene
una buena oportunidad de vivir más de 90 años.
Si
los trabajadores jóvenes de hoy en día ahorran el 11 por ciento de sus salarios
tendrán que trabajar hasta los 85 para tener un ingreso de jubilación decente.
Las empresas deben ayudar a sus empleados mayores a vivir
una vida más feliz.
Durante décadas, no han logrado proporcionarles carreras
productivas a las madres que regresan a la fuerza laboral. Bastantes están
demostrando resistirse al deseo de los nuevos padres a asumir su parte y tomar
permiso parental.
Hasta hace poco, debido a las pensiones, muchos estaban
dispuestos a irse. Aunque
los ejecutivos se quejan acerca de lo inasequibles que son estas pensiones para
los empleadores, eran una buena herramienta para persuadir al personal a
retirarse.
Sin embargo, las pensiones están desapareciendo, y pocas firmas parecen
entender las consecuencias. Los trabajadores que una vez podrían haber sido
convencidos de jubilarse se resistirán a irse, porque no tienen otra opción. Sus ahorros y
pensiones personales son insignificantes para poder vivir.
Muchos
tendrán que seguir trabajando a tiempo completo hasta cumplir setenta u ochenta
años.
Algunos podrían argumentar que, en las sociedades que envejecen y donde está
disminuyendo el número de jóvenes, las empresas necesitarán a los trabajadores
mayores. Pero con muchos puestos de trabajo siendo reemplazados por los
programas de ordenador y robots, el impulso para deshacerse de la gente va a
crecer.
Pero aquellos empleados con 30 años de vida activa por
delante no se irán en silencio cuando vean cuán poco dinero tienen para el
resto de sus vidas.
Aumentar
las pensiones públicas a un nivel que los ayude a jubilarse cómodamente será
imposible para los gobiernos.
La vida de 100 años es, en muchos sentidos, una
bendición. Sin embargo,
para la mayoría, va a ser difícil de financiar. Pondrá a los
trabajadores mayores de edad en contra de sus jefes y sus gobiernos.
Veo que viene una gran batalla. Pocos de los responsables de las empresas o los
gobiernos parecen estar listos para hacerle frente.
MALAS PRÁCTICAS. Desde hace mucho tiempo ha sido una práctica común de las
empresas explotar al personal, y después deshacerse de ellos cuando se vuelven
cincuentones y sesentones. Los aumentos de salarios en los últimos años han hecho que los trabajadores
mayores sean caros. Estos trabajadores también bloquean la promoción de
sus colegas más jóvenes.
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