LA PRÓXIMA CRISIS FINANCIERA PARECE VENIR DE EUROPA
Los
mercados financieros temblaron nuevamente con las nuevas noticias del banco más
grande de Alemania, Deutsche Bank, luego que varios clientes institucionales
del banco estén reduciendo sus posiciones en efectivo y actividades de negocios.
Los mercados financieros temblaron nuevamente la semana
pasada con las nuevas noticias del banco más grande de Alemania, Deutsche Bank,
luego que varios clientes institucionales del banco estén reduciendo sus
posiciones en efectivo y actividades de negocios de manera agresiva con el
banco ante los riesgos que capital que enfrenta para mantener sus operaciones a
flote. Sin embargo esto es
una pieza más al “rompecabezas” que se está armando para una posible crisis
financiera, esta vez proveniente de Europa.
No ha pasado mucho tiempo desde que el Departamento de
Justicia de los EE.UU haya multado al banco por $14 mil millones de dólares por
reclamos relacionados con la emisión de activos hipotecarios tóxicos que fueron
factor de desencadenamiento a la crisis del 2008. Lo que preocupa con mayor
intensidad es que la perspectiva de los bancos europeos es cada vez más
retadora, y menos alentadora.
Como afirmó recientemente el anterior CEO del fondo de
inversión americano, PIMCO, Mohamed El-Erian, conocido por sus perspectivas
acertadas en términos macroeconómicos, los bancos europeos enfrentan una combinación tormentosa:
1) tasas ultra-bajas que dinamizan el potencial de generar dinero entre los
acreedores y deudores, 2) una economía débil que aumenta el riesgo crediticio a
nivel sistémico, y 3) unos mercados financieros distorsionados por los bancos
centrales además de la regulación excesiva que han erosionado la posibilidad de
generar ingresos en las actividades regulares de mercados de capitales.
O todos en la calma, o todos en la crisis
La acción de Deutsche Bank que cotiza en la bolsa de Frankfurt ha perdido
más de 50% su valor en lo corrido del 2016, esto para un banco no es
simplemente un “chiste especulativo”, sino la pérdida de más de $15 mil
millones de euros para sostener sus operaciones y tener el capital suficiente
para mantener seguros los más de $600 mil millones de euros de depósitos de
alemanes, europeos y ciudadanos a nivel global.
La
otra mala noticia es que vivimos en un mundo globalizado donde los riesgos
idiosincráticos permean a su alrededor, donde el ejemplo más claro fue la caída
del banco de inversión americano Lehman Brothers que desencadenó la peor
crisis después de la ‘Gran Depresión’. Vemos que los bancos europeos cada vez
tienen una participación más importante en la economía global, y vemos grandes
conglomerados financieros como Credit Suisse, Barclays, Societe Generale o UBS,
que en el mejor de los casos han perdido 20% de su valor de accionario en lo
corrido del año.
Hasta
los más optimistas como Tidjane Tiam, CEO del banco Credit Suisse, alertan
sobre el horizonte complejo que enfrenta la industria para los próximos meses.
El
problema es cada vez mayor, las soluciones son nulas, y la necesidad de
resolución es cada vez más apremiante. El escenario del sector financiero
europeo parece una ‘bomba de tiempo‘ que clama por una salvación, y en última
instancia, un milagro.
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