SEA EL SOCIO DE SUS CLIENTES

 

En época de crisis las empresas que entiendan el sentimiento de sus clientes serán las primeras en salir adelante.

 

La segmentación demográfica tradicional es irrelevante en crisis. El criterio para segmentar el mercado es entender cómo se siente afectado el consumidor según los siguientes cuatro grupos:

Un segmento que frena con brusquedad, que se siente perjudicado y recorta los gastos;

Un segmento deprimido pero paciente que aplaza compras y economiza selectivamente;

Un segmento cómodamente próspero que sigue adquiriendo productos de precio elevado

Y, por último, un segmento que vive el presente y no cambia sus hábitos de consumo, al que habría que agregarle la generación joven que es la única que no le toca la recesión... o ¿quiénes de ustedes quieren que sus hijos la sientan?

 

Otro punto a analizar es el comportamiento de los productos en crisis; cómo unos van a crecer y otros van a reducir sus ventas.

 

Los gimnasios y las revistas de lujo, por ejemplo, son compras que se pueden reemplazar por productos más económicos o simplemente sustituir por actividades que no tienen ningún costo, como caminar, trotar o hacer ejercicio en su propia casa y/o navegar en Internet.

 

Por otro lado, los productos que pueden crecer son los del sector de seguridad, reparación y alimentos congelados, los cuales se incrementan básicamente por la sensación de inseguridad que generan los altos porcentajes de desempleo en las personas, la preferencia a reparar antes de comprar nuevos productos y el consumo de alimentos en casa en vez de salir a restaurantes.

 

Lo anterior sólo nos muestra quién es realmente el cliente en la crisis, cómo está priorizando y clasificando los productos de consumo en necesarios, innecesarios y aplazables, pero, ¿cómo vamos a salir adelante?

 

La crisis se debe enfrentar más con estrategia que con recortes. En el caos en el que vivimos actualmente ya no todo es estacional y predictible.

 

Por eso, el más paranoico es el que saldrá mejor librado de los constantes cambios del entorno. Sí, este se preocupa por lo que está ocurriendo e imagina más factores que lo pueden afectar, creando diferentes escenarios con posibles estrategias que le permitan reaccionar al cambio en menor tiempo.

 

Durante la crisis, el consumidor está preocupado por el ahorro y por la posibilidad de quedar desempleado, sintiéndose temeroso de comprar bienes no indispensables.

 

Si sumamos esto al recorte en marketing e investigación y desarrollo en las empresas (incluyendo la capacitación en todos los niveles de la organización, especialmente la de directivos), estamos entrando en un espiral que profundizará la crisis aún más.

 

Por tal razón, compañías que están orientadas al cliente y lo entienden buscan darle confianza.

 

En resumen, la empresa primero debe crear un sistema de alerta temprana que tome la información de los cambios del entorno, tanto cercano como lejano (con la globalización no se sabe quién en el mundo está creando un proceso y/o producto que pueda amenazar el nuestro).

Y, segundo, debe hacer planeación de escenarios que le permita imaginar posibles amenazas y tendencias de acuerdo con lo observado en el entorno. La finalidad es crear su propio futuro, con proyecciones de 4 a 5 años.

 

En las tormentas hay dos opciones: construir muros o construir molinos de viento. Su empresa puede tomar cualquiera de las dos opciones, dependiendo de su situación actual.

 

Si su compañía es fuerte (fuerte en marketing y finanzas), sea agresivo, compre a su competencia, incremente el gasto en marketing. Si es una compañía estable (débil en marketing pero fuerte financieramente) invierta en marketing; recuerde que hay compañías que no son fuertes financieramente, descuidan su inversión en el sostenimiento de marca y abandonan el mercado.

 

Pero si su compañía está debilitada financieramente (y fuerte en marketing) reduzca costos, renegocie con proveedores y busque que sea más liviana.

 

Finalmente, si su compañía está en caída (débil financieramente y en marketing) haga una destrucción creativa salvando lo que más pueda; por estas empresas no hay mucho que hacer.

 

Otro consejo es salir de lo no necesario (lo que no es rentable), llámense clientes, marcas, mercados o distribuidores. Piense en nuevos productos que lo acerquen a las oportunidades que se dan en la crisis (marcas más económicas), reenfoque su estrategia en publicidad buscando medios más económicos (digitales), centre sus esfuerzos en retención de clientes más que en la búsqueda de nuevos, asegurándose de retener y atraer a los mejores (los que en el momento de la reactivación económica crecerán más), y enfoque su empresa en tres actividades fundamentales: en un 70 por ciento haga gestión sobre la adecuación de la compañía a las condiciones actuales, en un 20 por ciento desarrolle nuevos productos y en un 10 por ciento diseñe el futuro de sus productos y de su empresa.

Con todo lo anterior, me pregunto ¿qué papel queremos jugar en esta crisis: el de profundizarla más o el de ser parte de la reactivación económica?

 

Profundizarla con la actitud de 'salvar mi empresa' sin tener en cuenta al cliente o, en el caso del consumidor, parar de comprar e invertir, mientras alguien lo hace por nosotros, o ser parte de la reactivación económica temprana del país buscando entendernos entre productores y consumidores y trabajar en un solo equipo, en el cual todos seamos conscientes de que cada vez que aplacemos una compra alguien estará haciendo lo mismo con nuestros productos o servicios.

 


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