Ha
llegado a su fin la época del crecimiento de deuda rampante, y ahora los
préstamos sencillamente no pueden seguir siendo el estímulo económico, sino que
se convierten en su mayor freno. Algunos de los multimillonarios ya se han dado
cuenta de ello.
En últimas décadas EE.UU. se ha convertido en un país donde todo se compra a
préstamo y donde los niveles de deuda, tanto de los consumidores como de las
empresas y del Gobierno, ya han llegado al límite generando
consecuencias aciagas, advierte el inversor y analista Jesse Felder. Según él,
algunos de los empresarios más ricos comparten esta idea. "Es el fin del superciclo. Es el
fin del gran ciclo de la deuda", cita el analista las palabras del
multimillonario estadounidense Ray Dalio, considerado por la revista Forbes
como la 60º fortuna del mundo.
El número 577º de la lista, Stanley Druckenmiller,
advierte que desde 2007 la
deuda corporativa se ha duplicado, pasando de los 3,5 billones de dólares hasta
los 7 billones de dólares. El multimillonario que durante 12 años manejó
las finanzas para George Soros denomina el proceso como
"burbujeante", explicando
que el sector que más creció es el de alto rendimiento y que la mayoría de este
dinero fue usado para "ingeniería financiera", es decir
beneficios en papel.
Según otro multimillonario, Bill Gross, el nivel de deuda
del Gobierno estadounidense ha crecido hasta el punto "extremo" de
que la propia habilidad de atender la deuda está en riesgo. "¿Por qué el
superciclo de la deuda no puede seguir creciendo? Porque hay límites",
advirtió Gross. El crecimiento de la deuda ha sido "un gran estimulante
económico", pero no
puede seguir siéndolo ahora, cuando "todo el mundo ya ha prestado lo
máximo que ha podido" y los intereses han llegado a los índices
nulos o incluso negativos, resume Felder.
Ahora
lo que le espera a la economía es "un crecimiento más bajo, menos
inflación, menores tasas de interés y el menor crecimiento de los
beneficios", según Bill Gross. "Hemos emitido una tarjeta de
crédito gigante en los últimos 30 años. Y ahora está llegando la cuenta",
concluye. Para Dalio, lo más preocupante es que los bancos centrales ya no sean
capaces de atenuar la desaceleración económica relajando la política monetaria.
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