PODRIAMOS ESTAR CERCA DEL APOCALIPSIS

El acceso al poder de Donald Trump llevó a que los científicos que monitorean desde 1947 las posibilidades de la guerra nuclear adelantaran treinta segundos el Reloj del Apocalipsis, con el que grafican la cercanía de esa conflagración muy probablemente definitiva.

Ahora marca las 23:57:30, es decir que estaríamos apenas a dos minutos y medio de la medianoche, momento en que estallaría esa guerra.

Los científicos nucleares que editan el The Bulletin of Atomic Scientists todavía no movieron de nuevo esas agujas alarmantes, pero los acontecimientos que se sucedieron inmediatamente después que Trump ocupara la Casa Blanca probablemente merecieron que se adelantaran unos segundos más.

Para tener una idea de cómo mide este reloj el peligro nuclear baste saber que en 1947, cuando comenzaron las mediciones, se fijó el horario de las 23.50, considerando que se estaba a diez minutos del instante fatal. Cada vez que las potencias establecían acuerdos de desarme el reloj retrocedía, cada vez que la carrera armamentística se aceleraba o aparecían focos de tensión en el planeta, adelantaba.

Después de muchos años de relativa tranquilidad, el desarrollo de la tecnología bélica y los conflictos en Oriente Medio llevaron el reloj a las 23.57. Trump lo movió medio minuto más.

Tal vez sea poco. Las declaraciones primero de Trump y después de sus funcionarios acerca de poner fin a la política de una sola China, es decir, alentar a Taiwán a persistir en su independencia, motivó una reacción airada de Beijing.

El anunciar que Washington no permitirá que China termine apoderándose del millón de kilómetros cuadrados de mar que reivindica construyendo islas artificiales llevó a los voceros del gigante asiático a señalar que si Trump actuará de esa manera hará bien en prepararse para un conflicto altamente destructivo.

Puede pensarse que se trata sólo de fanfarronadas de uno y otro lado, pero siempre es prudente tomar en serio las amenazas de gente que podría terminar con el planeta Tierra apretando un mísero botón. Por lo pronto, China ya anunció que enviará a la zona en disputa su segundo portaaviones apenas terminen de construirlo mientras las naves norteamericanas maniobran peligrosamente cerca.

Además informaron que aumentaron las defensas de sus submarinos para prevenirlos de posibles ataques nucleares. Como se viene diciendo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, el que dispare primero morirá segundo.

Como para alarmar un poquito más a los científicos de la Universidad de Chicago que manejan el Reloj del Apocalipsis, Trump mandó algunos tanques a pasear cerca de la zona de conflicto en Crimea, donde durante la administración de Obama se temió que terminarán enfrentándose las tropas rusas con las de la OTAN.

Es decir, a pesar de lo bien que se lleva con Vladimir Putin, Trump le recordó a Moscú que los norteamericanos también tienen sus intereses allí, a pesar de que criticó fuertemente a la OTAN.

Por si fuera poco, la prueba misilística de Irán llevó a Trump a pedir más sanciones para la república islámica, los que respondieron reivindicando su derecho a defenderse, además de asegurar que ese proyectil no está diseñado para llevar ojivas nucleares, algo que no resultó muy convincente ni para Washington ni para Tel Aviv, que está dentro del rango de alcance del misil iraní.

No faltan quienes creen, quizá por un exceso de paranoia, que EE.UU. e Israel están preparando el terreno para un ataque a Irán, posibilidad siempre latente.

Y dentro de unas tres semanas los generales del Pentágono deberán tener listo el plan de ataque para eliminar a Estado Islámico de la faz de la Tierra, algo que les pidió Donald Trump. Como resulta imposible terminar con un ejército sin el concurso de la infantería, lo más probable que los militares le digan a Trump que no hay más remedio que llevar tropas norteamericanas a ese escenario de Oriente Medio.

En ese lugar ya hay tropas de unos cuantos países combatiendo, aunque sea de manera disimulada, por lo que la llegada de los marines y los rangers podría desembocar en un conflicto generalizado. No está de más recordar que en esa zona caliente no sólo se pelea contra Estado Islámico sino que hay unas cuantas guerras civiles que se están extendiendo a casi todo el mundo árabe.

Una cosa es segura: muchos de los combatientes sacarán sus miras de sus adversarios para ponerlas en los soldados yanquis, lo que a su vez generará una reacción muy violenta y así seguirán las cosas. La primera intervención estadounidense durante la era Trump en Yemen terminó con varias decenas de civiles muertos y no hubo ningún lamento de la Casa Blanca por esos "daños colaterales".

Por ahora en Washington no se habla públicamente de Afganistán, país en el que EE.UU. viene librando una guerra sin demasiados éxitos contra los talibanes. Un detalle a tener en cuenta: los talibanes cuentan con apoyo de la población pakistaní, al menos de la parte que quiere terminar con el gobierno proestadounidense. Y Pakistán tiene un arsenal nuclear, que en manos talibanes sería un tanto peligroso.

Con ese panorama, no es de descartar que el Reloj del Apocalipsis ponga sus agujas un poco más cerca de la medianoche.

NOTA:
ESTAMOS EN EL PERIODO MAS PELIGROSO PARA QUE SE PRESENTE UN CONFLICTO NUCLEAR DESDE 1942.


RECEMOS POR UN MUNDO SIN ARMAS NUCLEARES

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