MISILES ECONÓMICOS CONTRA VENEZUELA

El régimen de Donald Trump emprendió nuevas sanciones económicas contra Venezuela. El canciller Jorge Arreaza calificó el hecho como la peor agresión sufrida por nuestro país en 200 años. En concreto, la orden ejecutiva prohíbe las negociaciones de deuda nueva por parte del Gobierno venezolano y Pdvsa.

El decreto prohíbe las transacciones de un conjunto de bonos y el pago de dividendos a las finanzas de Venezuela. La acción ocurre a pocos días de que Trump amenazara con la opción militar y al retorno del vicepresidente Pence de una minigira por América Latina con la finalidad de reforzar posiciones para atacar a la patria de Simón Bolívar.

Un sector de la oposición ha trabajado incansablemente para que ocurran estas sanciones. Ya el presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, había hecho durante meses el lobby correspondientes para que entidades financieras internacionales se negaran a otorgar créditos e incluso a bloquear pagos por parte de Venezuela.

Así como muy pocos en la oposición se deslindaron de la amenaza militar de Trump, el silencio de la MUD ante las nuevas sanciones sigue siendo su forma de expresar que aprueban las políticas de Estados Unidos, sin importarle la soberanía nacional. En su componente mediático, la derecha más bien se ha encargado de divulgar informaciones falsas, como el montaje sobre la presunta venta de Canaima a China, para justificar que acá ya hay otros países “ocupantes”. Se trata de la peor traición.

Ayer por la mañana “formadores de opinión” de la derecha, como César Miguel Rondón, elogiaban al vicepresidente Pence y decía que su actitud reciente en una actividad junto a prófugos venezolanos en Miami asemajaba a la de un “pastor” (religioso). Se burlaban de los ejercicios cívico-militares de hoy. Minimizaban la amenaza militar, festejaban las sanciones económicas. La comparsa perfecta para justificar una agresión contra el país, tal como ha ocurrido en otras naciones.

MODUS OPERANDI YANQUI
La derecha venezolana no es la primera en el mundo que promueva y festeje las acciones de Estados Unidos como policía del mundo. A ellos les parece natural que sea la Casa Blanca la que decida quién es bueno y quién malo en el mundo y quién debe recibir una ración de bombas o de bloqueos bajo esa consideración.

Una nación latinoamericana, Cuba, sufre un bloqueo económico, comercial y financiero desde hace 55 años. Ello ha causado pérdidas económicas a la mayor de las Antillas por un monto superior a los 750 mil millones de dólares. El bloqueo contra Cuba fue instigado y aplaudido por un amplio sector de la élite de ese país que había perdido sus privilegios y había marchado al sur de la Florida en EEUU, lugar que se convirtió en el epicentro de la permanente conspiración política y militar contra el país.

En marzo de 1960, el gobierno de Eisenhower había emitido una orden ejecutiva contra La Habana. Un año antes del bloqueo, en 1961 Estados Unidos promovió, financió y ejecutó una agresión armada contra Cuba: la invasión de Playa Girón. Todo se inició con el bombardeo contra instalaciones militares cubanas y luego con el desembarco de grupos de mercenarios en las costas cubanas. La conspiración fue derrotada.

LA TRAGEDIA DEL PUEBLO SIRIO
Para el año 2004, la élite de poder estadounidense decidió que era el momento para tomar Siria como parte de su juego de intereses geopolíticos. El Gobierno de Bashar El Assad no se había plegado a los designios de Washington en el Medio Oriente y por ello fue anotado, junto a su pueblo, en la lista de castigos. En Siria había una oposición que apludía aquello, que empezó a recibir financiamiento y armamento para emprender un conflicto armado, derrocar al gobierno y si todo salía redondo segmentar el país, desintegrarlo.

Para intentar destruir Siria no hubo escrúpulo alguno, las potencias occidentales armaron y fortalecieron a los mismos que decían ser sus “enemigos”. Sí, amplios sectores de la llamada oposición en Siria eran en realidad socios y aliados de las bandas terroristas como el Daesh. Mientras los yihadistas ejecutaban atentados, destruían la infraestructura civil y sometían a ciudades enteras a su arbitrio, Washington se encargaba de emprender una campaña de sanciones para aislar a Siria y dejarlo a merced de los terroristas.

Las mentiras de los medios concentrados acompañaban la agresión. Convertían a las víctimas en victimarios, emprendieron como campaña, para justificar todas las agresiones, que el gobierno de Al Assad había empleado armas químicas contra la población. No hubo prueba alguna que lo demostrara, pero lo repiten hasta el cansancio. En 2013 recrudecieron la campaña y ya estaban listos para una intervención militar contra Siria.

Durante casi una década, Estados Unidos ha probado todo tipo de sanciones, desde las individuales que incluye al gobierno, militares, investigadores, académicos y científicos, hasta las económicas con la prohibición de las exportaciones de todo tipo de productos sirios. La firmeza y el valor del pueblo sirio y la solidaridad de países como Rusia evitaron lo que parecía inminente, la invasión y ocupación del país por parte de tropas estadounidenses.

LA YUGOSLAVIA CASTIGADA
Luego de la caída del campo socialista, hecho que se selló alrededor del año 1990, el Gobierno estadounidense se asumió como nunca dueño del planeta. Sus socios de la OTAN parecían solo débiles peones al servicio del Pentágono. Consideraron que era el momento para expandirse y evitar que se repitiera la historia de otra gran nación que enfrentara sus desmanes, como lo había sido la Unión Soviética.

Pero una pequeña nación había escapado a la sumisión. La República Federal de Yugoslavia, ubicada al sur de Europa, en la región de los Balcanes. Hasta allí consideró Estados Unidos que había que dar otra “lección” de democracia. Instigaron junto a sus serviles socios europeos una guerra civil, con el apoyo incluso a grupos terroristas formados en la región de Kosovo, para propiciar la partición del país en varios pedazos. El gobierno yugoslavo de Milosevic intentó evitarlo.

En dos partes, le dieron una ración de barbarie a Yugoslavia. Primero en el año 1991, con el bloqueo de las cuentas del país en el exterior y el cerco financiero. Pero el país igual resistió, casi solo, la embestida de los demonios. Luego desde marzo hasta junio de 1999, EEUU y la OTAN emprendieron la destrucción de esa nación, fueron 90 días de bombardeos continuos e indiscriminados. Yugoslavia fue castigada por hacer valer su derecho a existir, por combatir al terrorismo, pero los medios te contaban otra cosa, no ignoraban lo que pasaba, eran cómplices.
  

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