Muchos
trabajadores en EE.UU. siguen en sus empleos porque no tienen opción de irse,
debido a los contratos que firmaron.
Una cláusula que pocos conocen pero que es permitida por la ley laboral en la
mayoría de los estados de Estados Unidos está haciendo que muchos empleados en
ese país se sientan como rehenes en sus trabajos.
Claire Bolderson y Rosamund Jones estuvieron investigando
en Boston, Massachusetts los
efectos que está teniendo esta poco conocida pero muy controvertida
legislación.
Se
trata de un " acuerdo de no competencia ": una cláusula que
forma parte de muchos contratos laborales y que estipula que el empleado no podrá
trabajar para una empresa competidora o establecerse por su cuenta en el mismo
rubro, si deja la firma que lo está contratando.
La cláusula suele durar hasta un año después de que el
trabajador dejó su puesto pero
en algunos casos dura más.
Cerca
del 40% de los estadounidenses ha firmado un acuerdo de no competencia en algún
momento de su vida profesional, según el abogado laboral Russell Beck,
experto en ese tipo de contratos.
"Históricamente
solo los ejecutivos tenían que firmarlos pero hoy en día se usan en todos los
niveles de empleo", afirmó Beck.
El letrado también señaló que cada vez más empresas están
demandando a sus exempleados para hacer valer estas cláusulas.
Atrapados
La amenaza de ser llevado a juicio -algo que conlleva un
costo enorme en EE.UU.- hace
que muchos empleados se queden en sus puestos, por miedo.
Quienes firmaron estos acuerdos y quieren dejar su empleo
deben buscar un trabajo
muy diferente al que tenían o vivir de sus ahorros por un año para
evitar las posibles demandas.
En muchos casos ni siquiera sirve mudarse: algunas de las
cláusulas -en especial las de multinacionales basadas en EE.UU.- restringen al trabajador a nivel
mundial.
Y
las limitaciones aplican incluso si la persona fue despedid a de su trabajo.
Eso le ocurrió a Brian Connolly, quien cuenta que ha tenido que firmar estos
acuerdos de no competencia en todos los trabajos para que ha tenido en su vida,
desde 1984 en adelante.
Connolly trabaja en la industria de alta tecnología,
donde estas cláusulas son comunes. Y padeció los efectos de la legislación cuando su empresa lo despidió
en medio de la crisis financiera global de 2009.
"Recibí
un llamado de un excolega que me ofreció trabajar en su empresa, del mismo
rubro que la mía, pero consulté con una abogada y me dijo que no era una
buena idea, debido al acuerdo de no competencia", relata.
Tuvo
que aceptar trabajo en algo diferente, lo que le implicó una pérdida de
ingresos que él estima en cerca de US$300.000.
Mal negocio
Según el experto en Recursos Humanos Dan Foley, quien
también ha padecido los efectos de un acuerdo de no competencia, estos
contratos son malos para los negocios.
"Si
tienes empleados que quieren dejar tu empresa no te hace ningún favor
mantenerlos por virtud de una cláusula. ¿Nunca escuchaste la expresión: ' renunciar
y quedarse '?".
"Son
personas que se quieren ir y no están comprometidas con su organización",
asegura.
Si bien la justicia muchas veces falla a favor del
empleado, si considera que un
acuerdo de no competencia es injusto o abusivo, el riesgo que toma un
trabajador al desafiar ese cláusula es enorme.
Incluso si gana, esa persona deberá pagar enormes costos
legales .
Según el profesor Matt Marx de la Escuela de Negocios de
la Universidad de Boston muchas empresas se aprovechan de esta presión psicológica
para retener a sus empleados.
"Es
un recurso muy barato. Solo tienen que agregar un párrafo a tu contrato de
trabajo prohibiéndote que trabajes para la competencia, algo que no les
cuesta nada, y quizás nunca tengan que gastar un centavo en costos legales para
obligarte a que te quedes".
Poder
de negociación
Algunos estudios han mostrado que estas cláusulas no solo
limitan la movilidad laboral sino también el poder de negociación de los
empleados.
La mayoría de los empleados se entera de que tiene que
firmar un acuerdo de no competencia después de que aceptó el puesto.
Una encuesta realizada por el profesor Marx reveló que la
mayoría de los empleados se enteró de que tenía que firmar este acuerdo cuando
ya había acordado tomar el trabajo y había declinado otras ofertas.
"Se
les pide que lo firmen una vez que han perdido su poder de negociación ",
destaca el docente.
Esta es una de las cosas que está tratando de cambiar un
proyecto de ley en Massachusetts, uno de varios estados que han propuesto reformar estos acuerdos.
El proyecto propone, entre otras cosas, obligar a las empresas a
informar sobre estas cláusulas en su oferta laboral y acortar su duración.
Sin embargo, el intento de reforma ya lleva ocho años y
aún no ha sido aprobado.
Para entender por qué, sirve analizar la otra cara de la
moneda: ¿por qué tantas empresas -en un país que se enorgullece de su libertad
de mercado e incluso del individuo- utilizan estos convenios?
Protección
John Hazen maneja una empresa de papel que lleva su apellido
y fue fundada por su abuelo en 1925.
Explicó
por qué sintió la necesidad de usar estos contratos restrictivos cuando decidió
reconvertir y modernizar su negocio tras la última crisis financiera.
La empresa de Hazen, como muchas otras, sufrió durante la
última crisis financiera pero él decidió invertir y reconvertir su negocio.
"Tuvimos
que reinventarnos e hicimos una inversión gigante. Hay que recordar que
esto era 2009 y el mundo se caía a pedazos. Pero fuimos para adelante y creamos
muchos puestos de trabajo nuevos", recuerda.
Fue en ese contexto que por primera vez la empresa le pidió a algunos de
sus empleados que firmaran acuerdos de no competencia para proteger la
propiedad intelectual de la compañía, que era el corazón de esta nueva
inversión.
"Fue un factor importante a la hora de decidir hacer
la inversión, porque
hablábamos de mucho capital y lo que estaba en peligro no solo era la
empresa sino el sustento de los empleados", dice Hazen.
Solo
el 5% de los empleados debieron firmar estas cláusulas y hoy a los
nuevos trabajadores de Hazen ya no se les pide que los firmen. Sin embargo, hay otras empresas
con estrategias más agresivas.
Medida preventiva
Una
de ellas es el laboratorio Indigo, que recolecta microbios de plantas
para ver cuáles brindarán la mejor cosecha.
El trabajo de Indigo tiene un fuerte potencial comercial
y la empresa le ha pedido
a todos sus cerca de 200 empleados -incluida la recepcionista- que firmen
acuerdos de no competencia.
"Tenemos
que mantener nuestra ventaja competitiva y una forma de hacerlo, además
de tener los mejores productos, es proteger nuestra propiedad intelectual a
través de estos acuerdos", señala el principal abogado de la firma, Paul
Dacier.
Dacier considera que incluso los empleados administrativos deben firmar estos
acuerdos porque todos tienen acceso a "información secreta",
por tratarse de una compañía chica.
Pero
¿por qué no usar las patentes y otras medidas de protección comercial
para garantizar que la propiedad intelectual no sea plagiada?.
"El problema de esas medidas es que no sabes hasta que es demasiado tarde si
alguien se ha apropiado de tus secretos comerciales. Quizás para cuando
me entero -sí me entero- el daño ya esté hecho", afirma el letrado.
Dacier cree
que estas cláusulas en realidad defienden al empleado porque al proteger
información clave de la empresa, también protegen la continuidad de los puestos
de trabajo.
"Si una persona quiere trabajar para una empresa
competidora no hay problema pero
tendrá que esperar. Si no ha tomado los recaudos económicos necesarios
para protegerse, ese no es mi problema", sentencia.
Otra visión
No
todos los empleadores creen que deben utilizar estos acuerdos para protegerse.
Jules Pieri, cofundadora de la empresa de marketing
online The Grommet, que se creó en 2008 y ahora emplea a unas 80 personas, no cree que sean una buena
herramienta.
"Cuando creé la empresa pensé qué decía de mí, como
líder, que obligara a mis
empleados a firmar algo que más o menos decía que tenían que ser sirvientes de
la empresa , y no
le vi el sentido", cuenta.
A Pieri le sorprende la cantidad de empresas
supuestamente "modernas y con onda" que los usan, aunque reconoce que no tenerlos sí
supone cierto riesgo.
Pero ella prefiere la táctica de la zanahoria más que la
del palo.
Pieri
prefiere asegurarse de que sus empleados están felices, más que retenerlos con
acuerdos.
"Yo
trato a mis empleados como alguien que sabe que podrían estar en otro lado y
por ende hace todo lo posible porque quieran estar acá . Es sencillo",
afirma.
Empresas emergentes
Dan Foley, el experto en Recursos Humanos, advierte que
los acuerdos de no competencia también pueden ser malos para fomentar la
creación de nuevos emprendimientos.
"
Las startups sufren porque no pueden contratar a todas las personas que
quisieran", destaca.
Foley también señala que "la mayoría de los
emprendedores abren nuevos negocios en industrias que le son conocidas y muchas veces vienen de
trabajar en las grandes empresas. Todos ellos saben que pueden ser
demandados por esas organizaciones más grandes, que tienen mucho dinero, lo
cual es inquietante".
Más
allá de los motivos genuinos que tienen algunas empresas para usar estos
acuerdos, lo cierto es que no son esenciales para asegurar el crecimiento
económico.
Prueba de ello es que algunos estados -como California,
hogar del Sillicon Valley y uno de los estados más ricos de EE.UU.- no los
utilizan .
No obstante, a nivel país, estas cláusulas seguirán siendo una realidad para los
empleados en la mayoría de los estados.
A pesar de algunos cambios menores y de propuestas de
reforma más profundas, como la de Massachusetts, está claro que muchos prefieren el stato quo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios aqui: