No
importa lo fuerte que sea quien trate de abrir la puerta en pleno vuelo: le
resultará físicamente imposible.
Es probable que si alguna vez te sentaste
cerca de la puerta de emergencia de un avión te hayas preguntado qué ocurriría si alguien abre la
puerta en pleno vuelo, como en una película de James Bond.
El escenario se ha presentado más de una una
vez.
Uno de los casos más recientes fue hace unos
días en un vuelo de British Airways de Londres, Reino Unido, a Riad, la capital
saudita, cuando un hombre
sembró el pánico al tratar de abrir la puerta delantera de la aeronave.
"¡Quiero
salir!", gritaba mientras tiraba de ella.
Varios pasajeros -entre ellos el hermano del
boxeador británico Dillian Whyte- trataron de impedirlo, y finalmente lograron que regresara a su
sitio, en donde le obligaron a permanecer el resto del vuelo. Estaba ebrio.
¿Y
si alguien trata de abrir la puerta en pleno vuelo?
"Nuestro personal de tripulación atendió
a un hombre que sufrió un ataque de pánico durante el vuelo", dijo la
aerolínea en un comunicado. "Lamentamos las preocupaciones que causó a
nuestros clientes".
Y aunque ciertamente muchos se asustaron, en
realidad el pasajero no
habría podido hacer nada: la presión se lo habría impedido.
¿Qué procedimientos debe seguir un piloto ante
una emergencia en pleno vuelo?
Cierre
hermético
La primera razón es que las puertas están mecánicamente
bloqueadas. De hecho, el
piloto controla el sistema que las mantiene herméticamente cerradas.
La Administración Federal de Aviación de
Estados Unidos (FAA, por sus siglas en inglés) dice que "deben tomarse precauciones en el
diseño para minimizar la posibilidad de que una persona abra la puerta
intencionadamente durante un vuelo".
Por eso el manillar -la barra- de las puertas
del avión está automatizado.
"Cuando
el avión aterriza y se dirige a la puerta de embarque, puedes escuchar al
piloto decir "doors to manual"(puertas a [modo] manual). Es solo entonces cuando el piloto libera el control y cuando las puertas se pueden
realmente abrir por una persona".
También es posible que escuches al piloto dar la orden de "desarmar
puertas" para hacer que se abran automáticamente hacia los lados.
Cuando
el avión está en pleno vuelo, la historia es distinta.
Presurización
La
presurización es el único modo posible de permitir a los aviones volar por
encima de los 10.000 metros sin poner en riesgo la salud de la tripulación y de
los pasajeros.
Cuando
más subimos en la atmósfera, menos presión es ejercida sobre las moléculas de
oxígeno, por eso nos cuesta más respirar. Así dice la ley
de Boyle-Mariotte, que también explica por qué se nos taponan los oídos en el
avión.
¿Y qué tiene eso que ver con las puertas? Muy
sencillo: la presión de la
cabina las mantiene cerradas, como el tapón de una bañera .
David Birch, profesor titular de Ingeniería
Aeroespacial en la Universidad de Surrey, Reino Unido, dijo que las puertas de los aviones están
diseñadas para quedarse bloqueadas por la alta presión dentro de la aeronave.
Sin embargo, "la presión de cabina es normalmente más baja que
las condiciones normales a nivel del mar, por lo que el bloqueo de la presión
solo comienza a funcionar realmente a mayores altitudes".
En el interior de la cabina hay una presión
mucho más alta que en el exterior, se lee en un reporte de la revista Fortune. Eso requeriría "una fuerza
extrema" para abrir la puerta.
"La
presurización interior en realidad sella la puerta hacia el marco", le dijo a Fortune Douglas Moss, quien trabaja como piloto de United
Airlines desde hace 20 años.
"Cuando bajes del avión, echa un vistazo
a la puerta", explicó por su parte Wright. "Observarás que tiene una forma cónica bastante
interesante".
"Eso
es porque en realidad está 'taponada': cuando la
tripulación de cabina la abre, tiene que hacerlo con un tipo especial de
palanca o de lado".
Las
ventanas son en realidad más fáciles de abrir que las puertas del avión.
Y no importa lo fuerte que sea quien trate de
abrir la puerta: le
resultará físicamente imposible.
De hecho, Wright dice que son las ventanas (y no las puertas)
el punto más "débil" del avión.
Si una ventana o una puerta llegara a abrirse
en pleno vuelo, serías
arrastrado automáticamente hacia ella debido a la diferencia de presión,
algo que ocurrió en un vuelo de Aloha Airlines en 1988 (y que causó la muerte
de su única víctima).
En ese caso excepcional hubo una
"descompresión explosiva" que hizo que parte del techo del avión se desprendiera obligando a un
aterrizaje forzoso (¡y sin techo!).
Y aunque es difícil -prácticamente imposible-
que esto ocurra, es otro
motivo para llevar siempre puesto el cinturón de seguridad si todavía
piensas en Bond cuando miras las puertas de emergencia.
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