En
la última década, a tenor de las evidencias cada vez mayores del calentamiento
global de origen antrópico, se ha avanzado en nuevas estrategias. ¿En qué
consisten?
Recientemente hemos oído a responsables de distintas
instituciones hablar de un nuevo concepto enmarcado en la nueva economía verde.
Se trata de las soluciones basadas en la naturaleza
(SbN). La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lanzó el año pasado una Norma
Mundial sobre las Soluciones basadas en la Naturaleza, la primera
iniciativa global para estandarizar el diseño y la verificación de las SbN.
Pero, ¿en qué consisten exactamente?
Tras la búsqueda de soluciones
En la última década, a tenor de las evidencias cada vez mayores del calentamiento global de origen antrópico, se ha avanzado en nuevas estrategias. Estas se enmarcan, principalmente, en dos líneas de actuación:
Mitigación.
Enfocadas a reducir el impacto del aumento paulatino de las temperaturas y sus
efectos.
Adaptación.
Dirigidas a facilitar la aclimatación a las nuevas condiciones.
En
ambos casos es importantísima la búsqueda de soluciones que provengan de la
naturaleza. Estas serán en última instancia menos costosas y tendrán un
impacto menor que las de carácter ingenieril, sobre todo si hubiese que
implantarlas a gran escala territorial.
En
este nuevo marco se encuadran las soluciones basadas en la naturaleza y las
infraestructuras verdes y azules. Estas acciones están ya integradas en
políticas nacionales, internacionales y más recientemente en la estrategia de
adaptación basada en el ecosistema del Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente (PNUMA).
Sin embargo, más allá de amplios documentos declaratorios, son aún escasas las
experiencias apoyadas en evidencias científicas que demuestren la
eficacia de innovaciones basadas en procesos sistémicos.
También se echa en falta la evaluación de aquellas experiencias tradicionales que
han demostrado una alta eficiencia constatada durante su aplicación a lo largo
del tiempo.
¿Qué
es una solución basada en la naturaleza?
Una SbN es la forma de atajar un problema que afecta al medioambiente mediante técnicas basadas en los conocimientos de los procesos naturales.
Un ejemplo son las estrategias que históricamente se han
utilizado en la región mediterránea para prevenir los desprendimientos de
tierra: el tratamiento de
taludes con muretes de piedra seca sin cemento, los bancales, balates o
marjades.
Además de contener los deslizamientos de tierra, estas estructuras naturales
favorecen la creación de un suelo de alta riqueza en nutrientes y humedad.
Las fisuras que quedan entre los bloques de piedra
permiten la filtración controlada de agua. Facilitan así el asentamiento de una flora y una fauna
encargadas de importantes servicios a los agrosistemas que soportan
(polinizadores, lombrices, etcétera). Por otro lado, esos microhábitats serán de enorme
importancia para la conservación de la biodiversidad.
¿Todo lo que sea natural es una SbN?
Aunque la UICN ha establecido una definición y unos criterios para las SbN, lo cierto es que su aplicación es difícil de llevar a la práctica. Por ejemplo: ¿una maceta de geranio es una SbN? ¿Y una extensa repoblación con eucaliptos es una SbN? Pues ni una ni otra lo son. El tamaño no importa. Lo realmente importante es que el valor de los servicios ecosistémicos que proveen sea mayor que las necesidades que requieran o los costes derivados de su implantación o de los impactos generados.
Es evidente que el cultivo extensivo de eucalipto va a
ser útil, además de para la producción de celulosa, para el secuestro de gases
de efecto invernadero. Pero
¿a qué precio? El coste será elevadísimo siempre que se necesiten ingentes
cantidades de agua –en especial, del subsuelo– para lograr el crecimiento
rápido del árbol.
Ejemplos
de SbN para la gestión del agua. UNESCO
Cabe recordar que el cultivo del eucalipto en nuestro entorno estuvo vinculado, antes que a la producción de papel, a la desecación de lagunas y charcas para evitar la propagación de enfermedades como el paludismo que tuvieran como vector de contagio a los mosquitos.
Además del estrés hídrico que genera en el suelo, la materia orgánica que aporta
este árbol está enriquecida en sustancias alopáticas que impiden el crecimiento
de otras especies.
La
explicación es aún más comprensible en el caso de la maceta de geranio. Nos
aporta servicios ecosistémicos, ya sean de tipo cultural o como repelente de
insectos en algunos casos (como el del geranio limón). Sin embargo, el
coste de mantenimiento y cuidados es muchísimo más elevado que el valor de sus
prestaciones ecosistémicas. Es
decir, su plantación tiene interés ornamental, pero no se puede considerar una
SbN.
La
necesidad de verdaderas SbN
Hoy es más necesario que nunca el desarrollo de SbN nuevas y tradicionales mediante protocolos que recojan los siguientes aspectos:
Descripción.
Diagnóstico de su eficiencia.
Bases científicas en las que se fundamenta.
Formulación técnica del modelo.
Evaluación de sus servicios ecosistémicos para la diversidad y la sociedad.
Evaluación coste beneficio del modelo.
Prospectiva de implantación en otras localizaciones.
Para la elaboración de la Norma Mundial sobre las
Soluciones basadas en la Naturaleza, la UICN ha realizado un llamamiento a actores clave gubernamentales, de
la sociedad civil y el sector privado para que participen en un debate sobre
las oportunidades y medidas que deben adoptarse en el contexto de las crisis
climática y de la biodiversidad. Apuestan, además, por una recuperación
orientada hacia la transición ecológica en respuesta a la pandemia de la
covid-19.
Las soluciones a esta crisis climática están en
la naturaleza. La humanidad en estos seis mil años ha aprendido lecciones
magistrales de ella, pero
aún nos queda mucho que aprender de sus mecanismos y de cómo pueden servirnos
para construir un mundo más habitable. Pero no lo entendamos como
favores, sino como generosidad. Como afirmaba Jenofonte: “Solo a fuerza de favores se
conquista a los espíritus mezquinos, a los corazones generosos se les gana con
afecto”.
En la última década, a tenor de las evidencias cada vez mayores del calentamiento global de origen antrópico, se ha avanzado en nuevas estrategias. Estas se enmarcan, principalmente, en dos líneas de actuación:
Una SbN es la forma de atajar un problema que afecta al medioambiente mediante técnicas basadas en los conocimientos de los procesos naturales.
Aunque la UICN ha establecido una definición y unos criterios para las SbN, lo cierto es que su aplicación es difícil de llevar a la práctica. Por ejemplo: ¿una maceta de geranio es una SbN? ¿Y una extensa repoblación con eucaliptos es una SbN? Pues ni una ni otra lo son. El tamaño no importa. Lo realmente importante es que el valor de los servicios ecosistémicos que proveen sea mayor que las necesidades que requieran o los costes derivados de su implantación o de los impactos generados.
Cabe recordar que el cultivo del eucalipto en nuestro entorno estuvo vinculado, antes que a la producción de papel, a la desecación de lagunas y charcas para evitar la propagación de enfermedades como el paludismo que tuvieran como vector de contagio a los mosquitos.
Hoy es más necesario que nunca el desarrollo de SbN nuevas y tradicionales mediante protocolos que recojan los siguientes aspectos:
Diagnóstico de su eficiencia.
Bases científicas en las que se fundamenta.
Formulación técnica del modelo.
Evaluación de sus servicios ecosistémicos para la diversidad y la sociedad.
Evaluación coste beneficio del modelo.
Prospectiva de implantación en otras localizaciones.
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