Marruecos — Los diplomáticos que asistieron a la conferencia anual de las Naciones Unidas sobre el calentamiento global expresaron el desasosiego que les provocó la elección de Donald Trump, quien afirmó que el cambio climático es un fraude y prometió retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París. Les preocupa que la presidencia de Trump pueda socavar toda una década de diplomacia en cambio climático.
Algunos piden represalias para forzar el cumplimiento por
parte de Estados Unidos. Nicolás Sarkozy, expresidente de Francia, quien está de nuevo compitiendo
para volver al poder en su país, sugirió imponer aranceles de carbono a las
importaciones estadounidenses, con base en la cantidad de contaminación por
dióxido de carbono emitida al producir distintos productos.
Salaheddine Mezouar, ministro de Asuntos Exteriores
marroquí, quien preside la reunión de Marrakech, declaró: “De verdad queremos que Estados
Unidos participe, naturalmente. Tiene un papel importantísimo, un gran peso”.
Los funcionarios de la administración de Barack Obama
trataron de asegurar al mundo que, incluso si Trump se retracta en cuanto a las
políticas federales de cambio climático en Estados Unidos, muchos estados así como el servicio eléctrico
público ya comenzaron a invertir en el creciente mercado de energía limpia.
Desde
la elección de Trump, el gobierno de Obama introdujo varias normativas de
último minuto y se planea que haya más en las siguientes semanas.
“No puedes evitar que las olas lleguen a la playa”,
afirmó Ernest J. Moniz, secretario de Energía, en una entrevista y dirigió un
mensaje a sus contrapartes. “Vamos
rumbo a una economía limpia. Este barco ya zarpó”.
Por su lado, ningún otro gobierno ha declarado que vaya a
seguir a Estados Unidos en su salida del Acuerdo de París, en el cual más de
190 países se comprometen a diseñar planes para combatir el cambio climático.
Algunos diplomáticos destacados afirmaron que esperaban que el pacto continuara
con o sin Estados Unidos.
“El
acuerdo no depende de Estados Unidos”, aseguró Laurence Tubiana, enviada
francesa para los asuntos de cambio climático, quien jugó un papel crucial en
la negociación de este acuerdo. “Muchos países tienen motivos internos para
querer reducir sus emisiones”.
Sin embargo, añadió: “Espero que el presidente Trump
tenga en cuenta las leyes de física. El cambio climático no se detendrá, aunque él deje de implementar las
normas”.
Hace un año en París, cientos de diplomáticos celebraron
este nuevo acuerdo. El presidente Obama esperaba convertir a Estados Unidos en
un líder en la lucha contra el cambio climático; por ello redactó la primera
normativa estadounidense al respecto y fungió como intermediario central del
Acuerdo de París.
La reunión cumbre tenía la intención de ser un
seguimiento discreto para ajustar detalles sobre el cumplimiento del acuerdo. En cambio, la elección
presidencial estadounidense fue el tema central y China, el agente que emite
más gases de efecto invernadero en el mundo, está dispuesto a tomar el lugar de
nuevo líder mundial de diplomacia en cambio climático.
“Es
un nuevo orden mundial”, aseveró Erik Solheim, director del Programa de
las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. “El liderazgo en la política de
cambio climático ahora se ha transferido a los países en desarrollo, entre
ellos China”.
Un
análisis reciente de las tendencias de emisiones de dióxido de carbono
publicadas el lunes concluyó que las emisiones que calientan el planeta se han
estabilizado durante los últimos tres años, sobre todo debido a una gran
reducción en las emisiones de China.
“La gran historia es China durante los últimos diez
años”, explicó Glen Peters, investigador principal en el Centro para la
Investigación Internacional sobre Clima y Medio Ambiente en Oslo y coautor de
este estudio, un análisis anual publicado en la revista Earth System Science
Data. “Nadie esperaba que las emisiones de China crecieran tan rápido y nadie
esperaba que las nivelaran y le pusieran un alto tan pronto.
Durante mucho tiempo, China resistió las presiones para que implementara planes
que redujeran sus emisiones. Sin embargo, esto cambió después de 2014, cuando
el presidente Xi Jinping presentó un plan que buscaba disminuir las emisiones
del país para el 2030. El próximo año, Xi planea iniciar un programa
nacional dirigido a obligar a los emisores industriales de gases de efecto
invernadero a pagar un impuesto a la contaminación.
Zou Ji, subdirector general del Centro Nacional para la
Estrategia contra el
Cambio Climático de China y la Cooperación Internacional, el cual asesora al
gobierno, afirmó que el Acuerdo de París podría sobrevivir a pesar de la
elección de Trump.
El vacío en el liderazgo ofrece a Pekín “una manera de
crecer su estatus, poder y liderazgo en el orden mundial”, observó Zou.
La
delegación china decoró las paredes de su oficina con estandartes rojos,
fotografías de la naturaleza e impresiones de citas en inglés sobre la
protección del planeta.
En una de estas se lee: “Oleadas de sangre nueva a bordo,
nos consagramos a los asuntos de la familia, la nación y el planeta, y
escribimos capítulos de compromisos”.
Moniz intentó mantener cierta postura para Estados Unidos
en el escenario diplomático.
“Hemos
generado un gran impacto al desempeñar un papel importante en la innovación y
hacer que el resto del mundo lo haga”, aseguró.
Después de las elecciones de Estados Unidos, algunos
analistas de la política climática temían, en un inicio, que se repitiera el
destino del primer tratado sobre cambio climático, el Protocolo de Kioto de
1997. En Kioto, Al Gore (en ese entonces vicepresidente) prometió que Estados
Unidos, el mayor emisor de carbono en el mundo en esa época, implementaría una
política ambiciosa para contrarrestar el cambio climático. Sin embargo, el
presidente George W. Bush retiró al país del acuerdo, así que este no tuvo
mucho impacto.
A diferencia del Protocolo de Kioto, el Acuerdo de París
ya está legalmente en vigor, pues más de la mitad de los países del mundo lo
han ratificado formalmente.
“No hay comparación con Kioto”, aclaró Mezouar. “Los
países ya están legalmente vinculados con París. Se van a quedar”.
Sin embargo, aceptó que el dinero es una de las
interrogantes centrales a futuro. Como secretaria de Estado, Hillary Clinton
prometió al resto del mundo que los países ricos movilizarían 100 mil millones
de dólares anuales para el 2020 para ayudar a los países pobres a adaptarse a
la devastación del cambio climático. Sin la participación de Estados Unidos,
“gran parte de la contribución financiera podría desvanecerse”, explicó
Mezouar.
Otros afirman que el impacto del calentamiento global
podría hacer que Trump cambie de opinión. Un estudio publicado esta semana de
la Organización Meteorológica Mundial encontró que el 2016 está en camino de
ser el año más caliente en la historia, incluso por arriba de los registros de
2014 y 2015.
“La
elección de Trump, en un momento en que la acción climática finalmente ha
adquirido un sitio crucial en la economía, ofrece a los republicanos la
oportunidad de reconciliarse con la vida real”, opinó André Ferretti,
coordinador del Observatorio Climático de Brasil. “En la vida real, seguimos
batiendo récords de temperatura, y los desastres naturales afectan a demócratas
y republicanos por igual”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios aqui: