“Los vehículos eléctricos están
sobrevalorados“: dicho durante una conferencia de prensa por Akio
Toyoda, el número uno de Toyota y presidente de la Asociación de Fabricantes de
Automóviles de Japón.
El
ejecutivo señaló, en particular, “la excesiva publicidad” de los coches
eléctricos y la falta de una valoración adecuada de las consecuencias
del despliegue generalizado de la movilidad cero emisiones en el sistema
económico japonés.
Sistema
en colapso.
Toyoda, en primer lugar, criticó a los partidarios de los vehículos eléctricos porque, al evaluar la sostenibilidad de esta tecnología, no tienen en cuenta las emisiones de dióxido de carbono producidas por la generación de electricidad y, aún más, los costes sociales de la transición energética.
Además, el presidente de Toyota señaló que Japón se enfrentaría a un
apagón si todo el parque automovilístico estuviera en funcionamiento,
situación que requeriría la construcción de una infraestructura que costaría
varios miles de millones de dólares: Toyoda cuantificó un gasto de entre 14.000 y 37.000 millones de yenes
(110-290.000 millones de euros).
“Cuando
los políticos dicen ‘deshagámonos de todos los coches que usan gasolina’,
¿entienden lo que eso significa?“, pregunta el CEO japonés, recordando cómo
Japón depende en gran medida del carbón y el gas natural para la producción de
electricidad.
Un
producto para unos pocos.
Además, según Toyoda, la movilidad eléctrica también puede dañar el medio ambiente: “Cuantos más vehículos eléctricos produzcamos, más aumentarán las emisiones de dióxido de carbono“, subrayó.
En cuanto a la posibilidad de que Japón prohíba la endotérmica a partir de 2035,
el número uno del gigante asiático fue muy claro: Tokio, en su opinión, corre demasiado rápido y corre
el riesgo de crear graves consecuencias para todo el tejido económico del país.
“El actual modelo de negocios de la industria automotriz
– advirtió – se
derrumbará“, llevando a la pérdida de millones de empleos.
Por último, Toyoda advirtió del impacto que las cada vez más estrictas
regulaciones de emisiones tendrán en los consumidores. Toyoda expresó el
temor de que las regulaciones puedan hacer de los coches una “flor en la cima
de la montaña“, es decir,
productos fuera del alcance de la clase media.
Toyoda, en primer lugar, criticó a los partidarios de los vehículos eléctricos porque, al evaluar la sostenibilidad de esta tecnología, no tienen en cuenta las emisiones de dióxido de carbono producidas por la generación de electricidad y, aún más, los costes sociales de la transición energética.
Además, según Toyoda, la movilidad eléctrica también puede dañar el medio ambiente: “Cuantos más vehículos eléctricos produzcamos, más aumentarán las emisiones de dióxido de carbono“, subrayó.
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